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El Mundial no es buen negocio para el sector gastronómico

Desde la cámara que agrupa a bares y restaurantes admitieron que la actividad bajó desde el comienzo del certamen.


“La pasión y la gastronomía van de la mano”. Sin embargo, el Mundial de fútbol tuvo un impacto negativo en la mayoría de bares y restaurantes de la ciudad, desde donde observaron, a nivel general, un marcado descenso en la actividad ante el rito que representa ver los partidos de la Selección Argentina como excusa para compartir el diván de casa junto a la familia y/o amigos.

Mientras en Porto Alegre se disputaba el partido entre Argentina y Nigeria las calles de la ciudad mostraron un aspecto casi desértico. ¿Dónde estaba la gente? Al menos no en los bares y restaurantes con televisor, como era de suponerse en base a lo oído entre amigos y compañeros de trabajo, ya que según contó a El Ciudadano el titular de la Asociación Empresaria Hotelero Gastronómica y Afines Rosario (Aehgar), Carlos Mellano, el torneo que enfrenta a las 32 mejores selecciones del mundo sólo incrementó las ventas de aquellos comercios que tradicionalmente son referentes de convocatoria para partidos de fútbol o que poseen “un valor agregado”, como descuentos y obsequios cada vez que el combinado nacional se alza con la victoria o convierte un gol.

“En la mayoría de los comercios, este evento tiene un efecto negativo porque la gente no sale. Hay una retracción natural, tal y como lo pudimos confirmar el pasado fin de semana. Junio es un mes en el que se acentúa lo malo porque es cuando aparecen las primeros fríos, pero el Mundial congela la situación socioeconómica”, relató el empresario.

Mellano explicó además que “los bares agilizan la acción comercial con descuentos o bonificaciones” en base al desempeño de la Selección para atraer mayor audiencia.

“La pasión y la gastronomía van de la mano pero la gente se concentra en lugares específicos o prefiere ver el partido en casa”, cerró.

La escuela donde el astro de la selección cursó la primaria vibró con el partido de ayer

Una treintena de niños, en su mayoría de 1º y 2º grado, de la escuela Las Heras, en la zona sur, compartían ayer por la tarde el entretiempo del partido Argentina-Nigeria en la biblioteca José Hernández. Había gritos y muchos de los niños, supervisados por profesores y cámaras televisivas, aprovechaban para repintarse las mejillas con los colores patrios. El bullicio creció cuando la Televisión Pública repitió el gol de tiro libre de Lionel Messi, el ex egresado estrella de la escuela. Afuera, Juan Santiago, profesor de Educación Física que tuvo como alumno al crack del Barcelona, reflexionaba: “Él no tiene ni conciencia de lo que es. Él se va dormir con la pelota. Como todos, tiene que pagar las cuentas, pero su motivación está en la cancha. Tiene una familia hermosa y tiene millones, pero si vos le sacás la pelota a ese pibe lo borrás como sujeto”.

A metros de donde Santiago dialogaba con El Ciudadano quien por esos momentos estaba por entrar a jugar el segundo tiempo sabía patear con obsesión en el colegio cuanto objeto estuviera sujeto a la ley de gravedad. Su predilección eran las tapitas de gaseosas que en el patio de deportes de la escuela se convertían en un disco de hockey sobre hielo. Lo importante era la velocidad a controlar, hoy una de sus dotes más sobresalientes como futbolista.

“Eso me impactó mucho. Recién empezaba a hacer reemplazos al por entonces titular de Educación Física y me tocó ser su profesor. Lo tengo muy presente porque era un chico muy afectivo, con la sonrisa siempre colgada, de venir a darte un beso para saludarte y con muy buena onda”, rememoró Santiago y agregó: “Cuando jugaba en Newell’s ya era un fenómeno. Se decía que la gente pagaba por verlo jugar en el baby fútbol. Era muy extraño”.

El educador fue interrumpido por el gol del empate de Nigeria y el abucheo de los chicos llenó la biblioteca, cuyos libros estaban tapados por una extensa bandera celeste y blanca. El turno tarde del centro educativo que recibe a 560 alumnos por día tenía sus ojos en Brasil.

Con Messi ya en Europa, Santiago siguió su carrera por televisión. Una pantalla similar a la que ayer, a esa hora temprana de la tarde, mostraba el gol de Marcos Rojo con el cual la selección de Sabella pasaba a octavos de final liderando el grupo F en el que había iniciado su camino en este Mundial.

En plena algarabía de niños y docentes, Santiago rescató un valor que considera es la marca registrada del 10 de la selección: su humildad, esa cualidad, que en el medio en el que se desempeña, insiste el profesor, es de las más difíciles de mantener.

“Como docentes nos sentimos orgullosos de haber trasmitido valores de compañerismo.
Él era un gran compañero. Se convirtió en un atleta de élite, es multimillonario y tiene reconocimiento a nivel mundial pero en verdad se destaca por esos valores en los que aquí se insiste. Los técnicos que lo dirigieron, los rivales que lo enfrentaron, aún los ingleses con los que tenemos una enemistad manifiesta lo quieren en su selección. Eso es por el talento deportivo. Lo que acaba de hacer recién no tiene nombre”, cerró Santiago.

En Porto Alegre los dos representativos nacionales disputaban el segundo tiempo. Lionel Messi se había retirado del campo de juego en medio de una ovación conmovedora y seguía el partido desde el banco de suplentes con la felicidad pintada en la cara.

La misma felicidad de los chicos que se habían reunido a ver el partido en la misma escuela donde Lio, en su niñez no tan lejana, practicaba lo que hoy es su magia pateando tapitas de gaseosas.

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