El ex concejal Fernando Rosúa y el actual diputado provincial Eduardo Toniolli, ambos integrantes del Movimiento Evita, lanzaron ayer sus precandidaturas a intendente y concejal en el marco de las internas abiertas del Frente Para la Victoria.
“La mayoría de los rosarinos está viviendo mal, con indefensión, miedo y desesperanza”, dijo Rosúa en el inicio de la charla con la prensa.
El precandidato a intendente recordó que Rosario “duplica los índices de pobreza de la ciudad de Córdoba, duplica la cantidad de asentamientos irregulares y triplica la tasa de homicidios dolosos”.
“No podemos dejar que Rosario entre en ese tobogán”, sostuvo, y propuso que la ciudad “se inserte en la estrategia nacional”.
El referente del Movimiento Evita señaló que es necesario modificar el perfil de “ciudad de servicios” de Rosario por uno de “ciudad industrial” y planteó “un shock de infraestructura para los barrios” más postergados.
Por su parte, el diputado Toniolli coincidió en que “en la ciudad se vive un clima de miedo y desesperanza que se puede cambiar con decisión política”.
El precandidato a primer concejal por el Movimiento Evita dijo además que “la alternativa es una fuerza política y social amplia, con todos los sectores que entiendan la necesidad de tener un Estado Municipal fuerte, que pueda establecer y hacer respetar reglas de juego”.
Toniolli sostuvo que el eje del debate que pretenden instalar de cara al proceso electoral venidero es el de la necesidad de “recuperar la decisión del Estado local”.
Rosúa amplió el concepto, y planteó que el oficialismo local “ha virado peligrosamente a la aceptación lisa y llana de la idea de que la mano invisible del mercado es la que regula la vida comunitaria”. Al intentar ejemplificar ese diagnóstico, señaló que “el desarrollo urbano local descansa casi exclusivamente en la iniciativa privada de grandes contratistas y constructoras, cuyas prioridades no necesariamente coinciden con las del pueblo rosarino”.
En la misma línea, Toniolli agregó que “ni el Frente Progresista ni el PRO discuten esta inercia, este «no proyecto», este «laisser faire» funcional a las decisiones de los poderes fácticos”.
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