Tomás Felipe Carlovich fue un mago. Un tipo que encandilaba cada vez que ingresaba a una cancha, o a un potrero, porque para él era lo mismo jugar por los puntos o con amigos. Disfrutaba, tenía un idilio inexplicable con la pelota, y ese amor lo notaban todos, lo disfrutaban.
La gente pagaba con gusto una entrada para verlo jugar. Propios y extraños. Incluso los hinchas rivales que sin sonrojarse aplaudían humillaciones de su propio equipo.
El doble caño; la pegada exquisita para poner la pelota donde quisiera; ese partido consagratorio donde jugando para la selección de Rosario avergonzó a la selección argentina a punto tal que le pidieron que saliera; su talento inagotable; ese potrero puro que lo hacía único e irrepetible. Las leyendas urbanas futboleras trascendieron el tiempo. Los escasos registros fílmicos de su carrera generaron un relato boca a boca que lo hizo más especial, agigantando la figura de ese lungo número cinco o “centrojás” que nadie quiere olvidar.
El Trinche, al fin y al cabo así lo conocían todos, llenó de gambetas las canchas. Pero su humildad, esa que nunca lo hizo soñar con el dinero si le impedía disfrutar de la vida, lo puso a andar en bicicleta por su querida Rosario. Y una tarde de mayo de 2020 no pudo tirar su última gambeta. La inseguridad pudo más que la magia. Y un delincuente, por robarle su bicicleta, despojó al fútbol a un ser mágico. Los mortales futboleros ese día derramaron una lágrima, aunque Dios celebró. Al fin podía disfrutar de esa magia en el cielo.
El Trinche se fue hace un año. Se bajó las medias, pisó la pelota y dejó su leyenda más viva que nunca. Y aquellos que lo conocieron no quieren que sea olvidado.
Los mejores recuerdos de él
“Yo todavía creo que está vivo”, comenta Jorge Nelson Forgues, más conocido para todos como el Bocha, uno de los mejores delanteros de la historia de Central Córdoba pero más que nada amigo del Trinche.
“Yo era un pibe cuando debuté en Primera y él siempre estuvo cerca mío, cuando yo estaba en inferiores quería que juegue, que participe del equipo. Me dio una mano grande a mí”, relata Forgues y cuenta, entre risas, una anécdota muy particular como el Trinche fue artífice de su debut con la casaca charrúa. “Fue en uno de los primeros partidos de la B del año 74 contra Deportivo Morón, el entrenador estaba en la tribuna porque no podía estar en el campo de juego y yo estaba en el banco. En un momento se me acerca el Trinche y me dice ‘Bocha, cámbiate que entras’. No le di mucha importancia pero unos minutos después vuelve me lo repite y al rato entré”.
Sobre el Trinche, el Bocha recuerda “su gran compañerismo en los planteles que nos tocó compartir y no solamente dentro de la cancha o en los entrenamientos, sino fuera de ellos, nos juntábamos siempre. Incluso cuando dejamos de jugar, íbamos juntos a ver a Córdoba. Perder una persona como él se sintió mucho”.
“Fue uno de los grandes amigos que me dejó el fútbol. En ese grupo estaban Luis Berazain, Norberto Ricci, entre otros. Él era el centro de atención y después de lo que pasó, nos dejamos de juntar pero este sábado nos vamos a reunir con dos amigos de él que vienen de Buenos Aires para recordarlo”, cuenta Forgues de lo que significó para él.
Otro amigo que le dio el fútbol al Trinche fue Darío Juárez pero terminó siendo para toda la vida. Al Negro, como todos le dicen, se lo puede ver siempre por el Gabino Sosa cuando el Charrúa juega de local, sentando en la tribuna y mirando el partido. Eso que siempre hacía con un grupo entre los que estaba Carlovich y sentencia sin dudar: “Él va a estar siempre, como amigo nunca se va a ir”.
Al momento de hablar como era el Mago, así le decía él, lo destaca como “un flor de tipo, buena persona, compañero. Era una persona tranquila, no era muy demostrativo de lo que sentía y tampoco tenía muchos amigos, era de un grupo selecto. Nosotros nos conocimos hace más de 40 años y como vivíamos cerca pasaba por casa y estábamos todo el día juntos”.
“La humildad que él tenía lo hacía más grande de lo que era. Cuando alguien habla de Central Córdoba es por lo que hizo Carlovich”, remarca Juárez y no duda en señalar que “los hinchas lo van a idolatrar por siempre. El que lo vio jugar sabe lo que fue y el que no, se lo contó el abuelo o el padre. El Trinche era un elegido pero nunca le dio el valor a lo que había logrado, nunca le interesó el dinero”.
Para cerrar deja una frase como muchos coinciden: “Él era un bohemio a la hora de vivir y un fenómeno para jugar”.
Marcelo Calógero era otra persona que lo conocía hace tiempo a Tomás Felipe pero deja en claro que “no fui amigo de él, yo siempre fui un buen conocido pero tuve la dicha de verlo jugar, de poder compartir cumpleaños y charlas con él”.
Marcelo Calógero no dice ser amigo del Trinche sino más bien “un buen conocido” de él“La última vez que escuche su voz fue para el 19 de abril (de 2020), el día de su cumpleaños pero la última charla la tengo grabada perfecta y fue un día de partido que él vino a la cancha con Darío (Juárez) y le mostré una sorpresa que teníamos, que era la inauguración del riego artificial del campo de juego. Pero para mí sorpresa él se había quedado con algo que escuchó y fue que le dijeron al Árabe (Sergio Calvo, el utilero) que había que humedecer las áreas para que la pelota ruede bien y en nuestra época cuando te caías, te abrías desde la punta del pie hasta la rodilla”, cuenta como anécdota el Araña, como todos los conocen por barrio Tablada.
En estas horas donde se cumple el primer aniversario de la desaparición física del ídolo, Calógero expresa: “Estoy mal porque anduve hablando con algunos amigos de él y todos nos hacemos la misma pregunta: ¿Dónde está la justicia? ¿Quién fue? Porque nos arrebataron al Trinche a la ciudad y al club le arrancaron el último ídolo viviente que teníamos”.
Por último, el Araña afirma: “Él nos conquistó con su humildad, su forma sencilla de ser y fundamentalmente por siempre estuvo, nunca se olvidó de SU Central Córdoba, de SU casa porque fue un bohemio pero siempre lo dijo ‘Jugar en el Charrúa era como hacerlo en Real Madrid’. Grandes jugadores pasaron por el club pero él siempre se acordó de la camiseta que le dio trascendencia a nivel nacional e internacional”.
Un homenaje desde su casa
Horas antes de que se cumpla el primer aniversario del asesinato del Trinche Carlovich, el músico rosarino Julián Venegas presentó “Juega Tomás” en homenaje al ídolo fallecido el viernes 8 de mayo de 2020 en Rosario.
El cantor, intérprete y compositor local escribió este tema que es el cuarto capítulo de “Ponele reverb”, un original ciclo de vídeos.
Esta grabación fue realizada íntegramente en los vestuarios del estadio Gabino Sosa, la que fuera la segunda casa del Trinche y cuenta con la participación de Ignacio Bogino, actual futbolista del plantel profesional de Central Córdoba.
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