Opiniones

El recuerdo de la Bluesmart

El litio hizo que la valija inteligente argentina se pierda

Bluesmart se llamaban las maletas de origen nacional que fueron un éxito en el mundo por la posibilidad de recuperarse si se extraviaban.


Uno de los emprendimientos argentinos más prometedores y con mayor proyección global tuvo un freno, tal vez producto de una confiabilidad excesiva que a veces suele jugar malas pasadas. Se trata de la fabricación de las valijas inteligentes conocidas en el mercado con el nombre de Bluesmart, un artículo que fascinó a estrellas mundiales como el velocista y campeón olímpico Usain Bolt, el basquetbolista argentino Manu Ginóbili, o el basquetbolista norteamericano Shaquille O´Neal, entre otras celebridades del deporte, que fueron incluso contratados para promocionar el producto internacionalmente. Es que la valija no había sufrido grandes cambios y se habían mantenido inalterables desde hacía mucho tiempo. Los cambios tecnológicos aplicados lograron que se modificara tal situación.

Ahora, la empresa fue vendida y dejó de existir como tal debido a que a fines de 2017, las principales compañías aéreas prohibieron las valijas que incluyeran baterías de litio no removibles, lo que generó el principio del fin para un emprendimiento que había conseguido cinco millones de dólares de financiamiento por medio de crowdfunding y que había llegado a vender 70 mil unidades desde su lanzamiento en 2014.

La valija del piloto

Esos cambios fueron un verdadero mazazo para la empresa que ya no contaba  con la autorización de traslado aéreo para sus productos, que era el objetivo de máxima ya que son maletas utilizadas fundamentalmente para viajes largos. Bluesmart cuenta con una oficina en Silicon Valley, en California, donde está hoy el corazón de la tecnología de punta en casi todos los rubros. Y con una fábrica en Shenzhen, una localidad China. A Bluesmart le sucedió algo similar a lo que ocurrió con el smartphone de la empresa Samsung. Las baterías de litio que tenían los teléfonos terminaron incendiándolos. Las Bluesmart fueron las preferidas de los pilotos de aviones, lo que potenció su venta hasta límites insospechados ya que las líneas aéreas compraban cantidades como parte del equipamiento de sus hombres.

En principio, la empresa no desaparecerá como fabricante de maletas, ya que otra del rubro, denominada Travelpro Products, adquirirá los activos de Bluesmart, pero esta última acaba de interrumpir todas las  operaciones  de fabricación y venta.

El éxito y la crisis

Diego Sáenz Gil es uno de los cinco creadores y gerentes de esta firma netamente argentina en su armado original aunque luego se hubiera catapultado al mundo entero. “El diseño y la tecnología son netamente argentinos, lo que demostró que podemos hacer cosas para el mundo desde aquí”. Como se dijo más arriba, el principal motivo de la crisis fue fabricar los equipos con baterías no removibles y según explicaron sus creadores ese diseño fue adoptado por la FAA y el DOT, los organismos estadounidenses que controlan la aviación y el transporte de buena parte de las líneas aéreas mundiales. Nada que pueda ser llevado en los aviones pasa sin la autorización de estos organismos de contralor, por lo que los integrantes de Bluesmart adoptaron todas las directivas destinadas a suprimir cualquier riesgo de inseguridad, sobre todo los relacionados con el transporte de equipaje.

El antecedente de los smartphone incendiados generó mucha paranoia con el uso de las baterías de litio y de a poco fueron prohibiéndose productos que las portaran y eso impactó de lleno en Bluesmart, que entró en una situación financiera complicada. Así comenzaron las tratativas con la nueva firma, que  tiene base en Florida, Estados Unidos. Y la nueva empresa se encontrará con nuevos modelos de valijas desarrollados en los últimos tiempos y que además de las virtudes del modelo original –portaban cargadores de batería para teléfonos; podían ser bloqueadas en forma remota para que no pudieran ser abiertas; tenían un localizador GPS para encontrarlas si se perdían entre viaje y viaje– se le había agregado una conexión bluetooth, lo que probablemente les permita navegar la crisis actual. La idea de la valija nació en 2013, cuando Sáenz Gil perdió una valija regresando a la Argentina desde el exterior. Las valijas valían entre 250 y 500 dólares según el modelo y prometían solucionar el problema de las 25 millones que pierden las aerolíneas por año. Pero el litio, que tan bien funciona en otras modalidades, no lo permitió.

Las cuantiosas reservas de litio y sus usos

Las cuantiosas reservas de litio que subyacen en la Puna pueden convertir a la Argentina en una potencia productora mundial, pero el país todavía está en pañales en cuanto a la industrialización del llamado “mineral del futuro”. Aun así, este proceso conocido como “del salar a la batería” comenzó a tomar forma con dos proyectos que demandan 60 millones de dólares cada uno y que se pondrían en marcha este año si es que el rumbo económico del país lo permite. Pero estas intenciones chocan contra un muro: el mercado de las baterías de litio todavía no está desarrollado en América latina y el triángulo de oro de la fabricación (China, Corea y Japón) tiene copado por varios años Europa y los Estados Unidos. El litio tiene varios usos además de encontrarse en las baterías, donde se aprovecha su alto potencial electroquímico. Las sales de litio se usan para tratamientos psiquiátricos y son estabilizantes del humor, siendo ampliamente utilizados en fármacos para el tratamiento de ciertos tipos de depresión. A nivel industrial es usado como espesante para grasas lubricantes. También es usado en la formulación de esmaltes para porcelana. Es también usado en naves espaciales y submarinos para extraer el dióxido de carbono del aire liberando oxígeno.

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