Espectáculos

El gran tortazo fue el cierre de Payasadas

La Escuela de Artes Urbanas cerró la décima edición con un público masivo. En el Parque a la Bandera, grandes y chicos cumplieron con el ritual de la inofensiva guerra de crema.

Foto: Marcelo Manera

Chicos, grandes, bebés, jóvenes, abuelos con sus nietos. Fueron cientos los que sobre las gradas o sentados en el césped del Parque Nacional a la Bandera, frente a los galpones del Centro de Expresiones Contemporáneas, le dieron anoche un digno marco al final del ciclo Payasadas 2010 con el clásico “tortazo”: más de mil platos plásticos servidos con merengue que terminaron en la cara de hermanos, amigos, padres o quien estuviera a tiro para enchastrar.

Antes del gran final, el maestro de pista Tenaza, de Buenos Aires, había cumplido con una ingeniosa perorata acerca de lo que significa el trabajo “a la gorra”, una seguidilla de ocurrencias que desataron reiterados aplausos. Con esa introducción, los artistas que habían hecho antes su número, y los integrantes de la Escuela de Artes Urbanas, que organizó la décima edición de Payasadas, recogieron las “retribuciones” de los espectadores con el fondo de trompetas y trombones de una banda circense dispuesta al costado del escenario.

La “frutilla del postre” llegó poco antes de las 20.30, con crema pero sin la fruta. Desde los galpones del CEC los artistas transportaron los “pasteles” sobre grandes tablones hacia la zona del escenario. La consigna fue ordenarse para el reparto –uno por persona, aunque algunos se agenciaron de un segundo– y, una vez que todos tuvieran su torta, aguantar la ansiedad hasta que finalizara la cuenta regresiva de 10, con los platos en alto. Recién al escuchar el “cero” comenzaron los “disparos”, nadie se adelantó. Ni el alma mater de esta fiesta que ayer cumplió diez años se salvó: como correspondía, Marcelo Palma, director de la Escuela de Artes Urbanas, se retiró con el rostro también cubierto con merengue.

Después fue el turno de la “limpieza”, que cada cual cumplió como pudo. Los más chiquitos, en cambio, aprovecharon para saborear la crema. Y algún que otro rezagado dio la sorpresa con un “disparo” tardío.

Culminó así el ciclo que había comenzado el miércoles pasado con la presentación de los artistas en el centro de Rosario, para continuar toda la semana con actuaciones en distintos lugares de la ciudad y hasta una en la vecina Granadero Baigorria.

Comentarios