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El gran papelón y el destino del país

Por: Carlos Duclos

¿Es que se puede dudar de que hay acciones aberrantes que desde hace tiempo significativo acostumbra a ejecutar la dirigencia política argentina? Desde luego que no, es una certeza. Es una certeza que estos sucesos bochornosos van en aumento, llegándose al colmo de lo sucedido la semana que pasó con el presidente del Banco Central de la República Argentina, Martín Redrado.

Ha sido lo de Redrado, y sigue siendo, un disparate, un verdadero grotesco, consumado tanto por el oficialismo como por la oposición, que ponen una vez más al país en una posición ridícula. Argentina es, por estos momentos, el hazmerreír del mundo. ¡Vaya paradoja mientras aquí tantos lloran por una u otra injusticia!

Una vez más oficialistas y opositores han protagonizado un papel lamentable. Ayer el ex presidente Néstor Kirchner fustigó al
Grupo Clarín calificándolo como el autor de una conspiración. De Julio Cobos el ex presidente no se guardó nada y así lanzó sin más: “¿El otro eje de la conspiración? Nunca vi en la historia de la democracia que alguien sea vicepresidente del gobierno y candidato a presidente del partido opositor. Obviamente, asesorado, es un claro empleado de Clarín, no tengan dudas de que es así”. Y es tan grotesco lo de la oposición, tan burdo lo del vicepresidente de la Nación (un hombre sin talento, una nueva versión o restailing de De la Rúa) que pocos argumentos hay para desmentir a Kirchner. Claro que el Poder Ejecutivo no le va en zaga. De perfil absolutista y confrontativo, el gobierno K sigue utilizando los mismos métodos que tan pésimo resultado le dio en anteriores oportunidades. No se prevén los desenlaces, no se miden las consecuencias.

El ex funcionario del gobierno de De la Rúa y hoy senador nacional opositor, Gerardo Morales, sigue contribuyendo, también, al papelón argentino. Como si no hubiera pertenecido a un pasado que ha dejado vigas en sus ojos, el legislador, desde el mismo
Banco Central, junto con otros opositores alentó a Redrado a que no dejara la presidencia de la casa financiera argentina. Es decir, todos, o casi todos, están en un tira y afloje indignante, disputándose el poder, preparándose para las elecciones del 2011, mientras millones de argentinos pasan largo tiempo de sus vidas ingeniándoselas para sortear las penurias que padecen. Claro que a muchísimos otros ya se les acabó el ingenio y se les agotaron las alternativas.

Y esto es lo que nos ocurre a los argentinos en estos días, en estos últimos tiempos: los tres poderes del Estado involucrados en una revuelta bochornosa, mientras hay chicos mendicantes, jóvenes a la deriva, personas sin trabajo, jubilados abandonados a su suerte y toda una sociedad a merced del delito, el desorden, la injusticia y una larga lista de males que todos conocen.

Tiene razón Kirchner, ¿por qué negarlo?, hay grupos de poder, medios de comunicación, que sólo defienden sus intereses. No les importa el destino de cada ser humano, de toda una sociedad. Hay políticos opositores agentes de esos y otros intereses, pero la conducta del gobierno nacional es tan o más calamitosa. Ante esta realidad, ante tamaño papelón que no tiene solución hay una pregunta que no puede soslayarse: ¿Cuál es el destino argentino y quién es responsable de evitar el desastre?

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