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El gobierno pide tregua en el Senado para votar el DNU 2010

Por: Rubén Rabanal

El kirchnerismo del Congreso no está pasando por su mejor momento. Tanto en el Senado como en Diputados la troupe de legisladores que desde 2003 acostumbraba sacar del área las pelotas peligrosas para el gobierno ya está cansada o falta de motivación. Colaboraron con esa sensación no sólo los últimos escándalos que envolvieron al gobierno, como la compra de dólares por parte de Néstor Kirchner, sino también la certeza de que el matrimonio ya no tiene demasiado para ofrecer, un estado en el que ningún dirigente peronista puede caer si pretende mantener un proyecto de futuro.

En lo inmediato, el efecto más peligroso de esa situación se vive en el Senado. Allí es el único lugar donde el gobierno puede apostar a salvar, vía ratificación del DNU, el Fondo del Bicentenario. Pero hay poco para ofrecer a los gobernadores y senadores o, al menos, Néstor y Cristina Kirchner no parecen dispuestos a soltar la mano. Por el contrario, pretenden reeditar un triunfo allí a fuerza de imponer el poder presidencial, como estuvieron acostumbrados en los últimos años.

Los Kirchner no quieren repartir fondos para conseguir votos. Esa oferta inicial de compartir la caja de 6.569 millones de dólares del Bicentenario con los gobernadores quedó por ahora en eso, una promesa de Néstor Kirchner a gobernadores por teléfono. La otra oferta disponible, coparticipar la totalidad del impuesto al cheque con las provincias, pasó a ser una exigencia de la oposición a la que Cristina de Kirchner contestó con una amenaza: si la votan a la fuerza, la veta.

No se da cuenta el matrimonio que ese reclamo no nació en el radicalismo, la Coalición Cívica o el macrismo, sino en los ahogados gobernadores peronistas que todos los días ruegan que no llegue fin de mes.

Pero, por otra parte, no podrían distribuir la recaudación del impuesto al cheque; la situación fiscal no da para esos gestos de grandeza. Miguel Pichetto, entonces, no tiene mucho que ofrecer a cambio del voto a favor del DNU 2.010/09.

  Por eso el kirchnerismo aparece en estos días en una actitud que nunca se le conoció: pide tregua. En su estilo lo dijo Nicolás Fernández, el santacruceño que mejor representa a los Kirchner en el Senado: “Lo que está en juego es nada más ni nada menos que sacar a la Argentina del default, nada más ni nada menos que el país pueda acceder a menores tasas”, dijo, y luego avanzó: “Estamos con gente que en la gran mayoría no pierde la brújula y viene de largas experiencias al frente de administraciones provinciales, con lo cual, el grado de análisis es más serio y objetivo; esto garantiza un debate más serio, más racional y menos tilingo”.

Hasta ahora, el debate por la ratificación del DNU, que ya tiene dos dictámenes de la Bicameral de Trámite Legislativo, había pasado por las negociaciones que inició Néstor Kirchner con gobernadores para presionar a sus senadores. Pichetto, en realidad, no avanzó demasiado, quizás por falta de ofertas y porque sus comandados seguían de vacaciones. Lo mismo le pasó a la oposición, que por no poder traer del veraneo a sus diputados tuvo que guardarse en el bolsillo la amenaza de autoconvocar al Congreso en enero para debatirle de prepo el DNU a Cristina de Kirchner.

Hasta ahora, entonces, la recolección de voluntades para salvar el decreto presidencial está en suspenso. Recién hoy la bancada K se activará, pero no demasiado. Pichetto necesita tiempo hasta la primera semana de marzo para bordar una mayoría que no tiene garantizada y con seguridad no querrá bajar a sesionar con un escenario similar al de la resolución 125, donde hasta último momento no pudo garantizar victoria o derrota. No tiene ya lugar el gobierno para enfrentar esos riesgos.

Frente a esa situación, muchos oficialistas recuerdan ahora la oferta que el radical Gerardo Morales les hizo en la Bicameral de control de los DNU cuando se debatió el decreto: “Manden un proyecto de ley, digan en qué van a usar las reservas y lo discutimos”. El gobierno lo rechazó y hasta hubo escándalo por denuncias de pacto UCR-gobierno. Pero curiosamente ése es el mismo requisito que le pone al kirchnerismo el pampeano Carlos Verna, el senador que puede inclinar la balanza de esta votación. El pedido no es nuevo: ya lo exigió en la reunión de Labor Parlamentaria que la oposición hizo en el Senado. Desde ahí hasta ahora nada parece haber mejorado para el gobierno.

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