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El gobierno, los gremios y la recuperación económica

En un intento por aplacar el cada día más controvertido clima político y gremial, el gobierno salió a mostrar en los últimos días estadísticas públicas y privadas que dan cuenta de una tenue recuperación económica, aunque reconoce que el efecto llegará a la gente recién “en los próximos trimestres”.

En un intento por aplacar el cada día más controvertido clima político y gremial, el gobierno salió a mostrar en los últimos días estadísticas públicas y privadas que dan cuenta de una tenue recuperación económica, aunque reconoce que el efecto llegará a la gente recién “en los próximos trimestres”.

Indicadores públicos y privados difundidos en los últimos días tuvieron variadas y contradictorias interpretaciones.

Todo indica que habrá que esperar a que termine el primer bimestre para realizar una lectura más certera y definir el estado de la macroeconomía.

Incluso, no sólo las interpretaciones fueron divergentes sino hasta los propios estudios revelaron cifras abiertamente opuestas, como en el caso de lo ocurrido con la actividad industrial de enero.

Para el Centro de Estudios Económicos de Orlando Ferrees, el comportamiento fabril arrancó el año con una baja del 6,4%, pero para la fundación Fiel subió 3,9%, mientras que el Indec registró una retracción del 1,1%.

Frente a tanta disparidad, resulta complejo hacer una evaluación y determinar en qué punto se encuentra la actividad industrial y si finalmente el proceso recesivo está empezando a quedar atrás.

No obstante, parece existir consenso en cuanto a que el sector tocó un piso y comenzó en el último tramo de 2016 una sensible recuperación, no en la comparación interanual pero sí respecto de meses anteriores.

La industria de la construcción, otro de los pilares del crecimiento, no logra levantarse aunque moderó la tendencia: bajó 2,4% en enero y en 2016 se perdieron casi 17 mil empleos.

El sector alcanzó el decimotercer mes consecutivo a la baja y por ahora no lo han logrado reactivar ni la obra pública, ni la inversión privada.

De acuerdo con las estadísticas del Indec, la economía cayó 2,3% durante 2016, pero en diciembre evidenció una recuperación del 1,6% contra noviembre anterior, logrando un saldo positivo por segundo mes consecutivo.

“La economía está empezando a crecer, pero recién se sentirá en la calle cuando pasen varios meses o trimestres”, aclaró el ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne.

El funcionario, que recién cumplió dos meses en el Gabinete, acusó a parte de la oposición de pretender mostrar “un país que no es el que tenemos”.

La confianza de los consumidores que mide la Universidad Di Tella arrojó en febrero una caída de casi 11% y del 8,5% contra enero anterior.

Un dato positivo que el gobierno salió rápidamente a difundir fue el récord conseguido por el trigo, con 18,3 millones de toneladas de cosecha, que marca un récord.

En ese contexto, a diario se difunden noticias sobre el cierre de empresas o despidos, como ocurrió con la química Atanor y las 600 suspensiones de la automotriz Volkswagen, entre las más notorias, aunque también hay textiles que sufren por el fuerte aumento en las importaciones.

La puja salarial

La necesidad y apuro del gobierno por salir a mostrar signos de una incipiente reacción económica tienen como escenario un cada vez más convulsionado clima social.

En ese marco, los gremios docentes nacionales fueron los primeros en anunciar el conflicto con un paro de 48 horas en el inicio de clases, con eje en la provincia de Buenos Aires.

El gobierno de María Eugenia Vidal intenta mostrar firmeza y ratificó la propuesta de aumento salarial: 18% en cuatro cuotas, con una cláusula gatillo por si la inflación supera ese número.

Los sindicatos piden 25% para este año y un 10% adicional por la pérdida de poder adquisitivo que se verificó a lo largo del año pasado.

Este incipiente conflicto parece ser sólo la muestra de una dura lucha que deberá afrontar el Ejecutivo en su decisión de ponerle un techo del 18% a las paritarias.

Desde el gobierno bonaerense, acusaron a los docentes de estar en campaña electoral y tener propósitos políticos partidarios, lo cual resulta difícil de suponer porque fueron los seis gremios docentes en conjunto los que adhirieron al paro.

La puja recién empieza y la sensación es que el conflicto podría extenderse varias semanas.

En rigor, lo que se negocia no es sólo un aumento salarial para los docentes bonaerenses, sino la posibilidad de quebrar el techo del 18% de incremento que prometió la administración provincial.

Esa posibilidad es la que a toda costa quiere impedir la administración macrista por el efecto que podría tener en las demás paritarias.

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