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El gobierno dio por caída la licitación de los acueductos

Es por las altas cotizaciones de los oferentes, que superaban en un 60 por ciento a lo presupuestado.

Acueducto

El gobierno de Hermes Binner dio por caído el proyecto de grandes acueductos y reemplazó el esquema de ejecución y financiamiento de conductos para abastecer de agua potable a 153 localidades santafesinas por otro que se realizará de modo segmentado y en módulos más pequeños. De esta manera, se insumirá un plazo de seis años y no de tres, como estaba previsto. Oficialmente se lo calificó como “un plan de continuidad”, pero la construcción será encarada de un modo distinto por dos motivos: el beneficio financiero que supone para la provincia y la posibilidad de que las empresas santafesinas participen de las licitaciones, ya que antes, por la magnitud de la obra, no podían hacerlo.

A pesar de las penurias de todo el norte y oeste provincial con el agua potable, la construcción de grandes acueductos recién fue implementada al final de la segunda gestión de Obeid, que nunca llegó a ejecutarla. “Constituye la obra más grande que se realice en la historia de la provincia de Santa Fe”, se entusiasmaba el entonces ministro de Asuntos Hídricos Alberto Joaquín.

El proyecto lo retomó el gobierno actual al principio de su gestión, pero la licitación fue desechada porque las empresas cotizaron más del 60 por ciento por encima del presupuesto oficial y porque al gobierno no le convenció el plan de financiamiento que ofrecían porque comprometía seriamente a las próximas tres gestiones.

Se decidió ahora dividir los trabajos en doce módulos y no encarar tres megaobras. En el diseño y la ejecución tendrá una participación clave la empresa estatal Assa (Aguas Santafesinas S.A.). La inversión total entre 2010 y 2015 está calculada en 1.400 millones de pesos y las obras beneficiarán a 1.430.000 santafesinos. Para este año están prevista la instalación de una planta de ósmosis inversa en Rafaela, la ampliación de la planta potabilizadora de Rosario –dos nuevos filtros, una nueva bomba de agua cruda y reformas en los decantadores– y las obras de toma en Desvío Arijón para el centro de la provincia, y en Granadero Baigorria para Rosario y el sur.

En esta etapa el gobierno invertirá 83 millones de pesos con fondos propios, y prevé a la vez emitir letras y tomar préstamos internacionales. El Ministerio de Economía de la provincia diseñó la ingeniería financiera que permitirá avanzar en los trabajos aún con los recortes presupuestarios dispuestos por la oposición. “Los senadores justicialistas se han encargado de que las exiguas arcas de la provincia fueran este año mucho más exiguas”, se quejó el ministro de Aguas, Servicios Públicos y Medio Ambiente, Antonio Ciancio, en diálogo con la prensa tras el anuncio del plan. “Queremos que los pasos que estamos dando estén respaldados por una financiación cierta”, agregó. Y justificó las demoras que insumirán las obras: “En tres años, con la financiación que nos presentaron, aunque quisiéramos no podríamos aceptarlo. Financiar 400 millones de pesos anuales es muy difícil”, explicó Ciancio.

“Intentamos mantener un proceso que venía de la gestión anterior y buscamos por todos los medios darle una continuidad jurídica a la licitación y a la prestación (del servicio) para las veintitrés localidades involucradas (en la primera etapa, sobre un total de 153). Antes teníamos que tener un proyecto, porque no lo había. Y partiendo de la experiencia del acueducto Centro-Oeste, que termina saliendo el doble de lo que salía al inicio, nos propusimos llevar adelante un proceso de diseño que no fuera objetable. Eso llevó un tiempo, porque además hubo que armar equipos para hacerlo”, agregó.

 El proyecto

 El proyecto que iniciaron Obeid y Joaquín fue desechado por la gestión Binner, que lo reformuló y en 2008 convocó a licitación. Hace un año, cuando se abrieron los sobres con la calificación técnica, una de las empresas quedó afuera del proceso, pero siguió interponiendo recursos que la provincia tuvo que responder. “Las dos empresas que quedaron en carrera mostraron dos cosas que nos preocupaban”, continuó Ciancio. “Por un lado, los precios que ofrecían cuando abrimos el sobre dos eran enormemente superiores a los que nuestro presupuesto, actualizado al momento de la licitación, determinaba. Y por otro lado, no encontramos compromiso de las entidades que iban a financiar el proyecto. Pedimos aclaraciones varias veces pero no nos convencieron los argumentos de la empresa. Finalmente nos encontramos con un proyecto que debía ser financiado en 200 millones de dólares y donde el gobierno debía aportar 100 millones; pero ya no valía 300 millones de dólares sino 400 millones y la financiación, a quince años, era de más de 100 millones de dólares. El presupuesto provincial debía aportar, en tres años de ejecución, 1.200 millones de dólares. Esto, a todas luces, era imposible de financiar. Ni en las actuales circunstancias ni en ninguna circunstancia podemos pensar que la tesorería provincial puede hacer aportes de esta magnitud”.

El ministro explicó que las empresas que participaron de las primeras licitaciones no recibirán ningún resarcimiento del Estado provincial: “Aún cuando hubieran ofertado en otras condiciones, en la ley de obras públicas siempre hay una decisión, por conveniencia del gobierno, que permite desechar una oferta en cualquier momento”.

Ciancio detalló el plan B diseñado por la actual gestión: “Podíamos haber hecho la aventura de adjudicar contra viento y marea y después que se arregle el que viene, que la sociedad santafesina cargue con el problema. Nos pareció más responsable la actitud que tomamos. Planteamos una alternativa: hacer obras modulares, que representen menores esfuerzos financieros y que sea posible desarrollarlas en un tiempo más largo. Y fundamentalmente que se verifique eso de lo que todo el mundo habla: el compre santafesino. Al tener montos más acotados, las empresas locales pueden participar. Y la participación de Assa, por la flexibilidad que tienen ellos para la compra, permite que se encare la compra de materiales por anticipado para ir directamente al punto”.

Tras la primera etapa, se planean mejoras hacia la zona de Rufino y, además, optimizar la infraestructura del acueducto Centro-Oeste, “subutilizado” según Ciancio, haciendo ramales de comunicación hacia el norte y hacia el sur, lo que va a permitir, de a poco, ir cubriendo todo el territorio de la provincia.

“La cuestión sigue siendo llegar a todas las localidades –más de un millón de habitantes– pero sin que los que están en la punta de la línea tengan que aguardar a que se construya todo el acueducto para tener una solución”, dijo el ministro.

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