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El genial universo de Niemeyer, llega al Museo Castagnino

El arquitecto brasileño, a los 102 años, en plena actividad, proyecta el "Puerto de la Música".  "Oscar Niemeyer, un invento del tiempo",  inaugura el viernes. Maquetas, dibujos, fotos y sus curvas "libres y sensuales".

Por Jorge Glusberg / ámbito.com

«No es el ángulo recto que me atrae, ni la línea recta, dura, inflexible, creada por el hombre. Lo que me atrae es la curva libre y sensual, la curva que encuentro en las montañas de mi país, en el curso sinuoso de sus ríos, en las olas del mar, en el cuerpo de la mujer preferida. De curvas es hecho todo el universo, el universo curvo de Einstein», señaló el arquitecto brasileño Niemeyer, cuya extensa trayectoria se destaca en la exposición «Oscar Niemeyer, un invento del tiempo», que presenta el Museo Castagnino de Rosario.

 Oscar Ribeiro de Almeida Niemeyer Soares Filho (Rio de Janeiro, 1907), es uno de los grandes maestros de la arquitectura latinoamericana del siglo XX, reconocido por la plasticidad de sus obras de curvas libres sin soportes y estructuras dinámicas. Activo a sus 102 años, trabaja en el proyecto Puerto de la Música, pensado como un complejo cultural que albergará un teatro, salas de exposiciones, salas menores y escuela de música, en el parque Urquiza, cercano al Monumento a la Bandera, en Rosario.

 Además de la maqueta del Puerto de la Música, se exhiben croquis, dibujos y fotografías de sus obras, videos de singulares momentos de su vida y de su carrera. Después de graduarse en 1934 por la Escuela Nacional de Bellas Artes comenzó su actividad profesional con el arquitecto y urbanista Lúcio Costa, una de las mayores figuras de la arquitectura de vanguardia en Latinoamérica. Ambos trabajaron junto al gran maestro del movimiento moderno, el arquitecto franco-suizo Le Corbusier, que dejaría en ellos una profunda huella.

 En 1935, ingresó en el Servicio del Patrimonio Histórico y Artístico Nacional. En 1939, viajó a la Feria Internacional de Nueva York, para la realización del Pabellón Brasileño que proyectó con Lúcio Costa y Paul Lester Wiener. Desde ese año desempeñó la función de arquitecto jefe del grupo del Ministerio de Educación.

 Niemeyer fue elaborando su propio lenguaje que alcanzó su maduración cuando en la década de 1950 fue elegido para proyectar todos los edificios oficiales de la ciudad de Brasilia. Juscelino Kubitschek, electo presidente en 1956, planeó construir la nueva capital de Brasil, y Niemeyer aceptó colaborar para concebir los predios gubernamentales, pero rechazó elaborar un plan piloto. Se convocó un concurso y ganó el proyecto de Lúcio Costa. Niemeyer, que había iniciado los primeros diseños para Brasilia en las oficinas de Novacap, en Rio, en 1958 fue nombrado arquitecto jefe de la nueva capital, donde permaneció tres años hasta la inauguración oficial de Brasilia en 1961.

 En los años 70, trabajó en su país y en el extranjero, realizando diversos conjuntos arquitectónicos en Alemania, Gran Bretaña, Italia, Argelia o Francia, entre otros países. En 1964, durante uno de sus viajes a Europa, enterado del golpe militar de Castelo Branco que derrocó a Joao Goulart, Niemeyer se estableció durante seis meses en Tel Aviv donde desarrolló varios proyectos como la Universidad de Haifa y una ciudad vertical en el desierto del Negev. Cuando al año siguiente regresó a Brasil, ante la represión instaurada por el nuevo régimen, emprendió el exilio. En 1972 abrió un estudio en París, donde desarrolló un gran número de obras entre las que se destacan la Bolsa de Trabajo de Bobigny y el Centro Cultural de Le Havre.

 La obra de Niemeyer se caracteriza por la exploración de las posibilidades constructivas y plásticas del hormigón armado, el marcado carácter plástico de sus construcciones se pone de manifiesto en la utilización de los materiales para obtener volúmenes arquitectónicos de una gran riqueza formal.

 En la década del 80 realizó la Pasarela del Sambódromo para los famosos carnavales de Rio, proyectada por pedido de Leonel Brizola, entonces gobernador del Estado de Rio de Janeiro, y de Darcy Ribeiro, vicegobernador.

 En 1987, proyectó la sede del Diario «L’Humanité» en Saint Denis, París. También, el Memorial de América Latina, cuyo conjunto ocupa un área de veinte mil metros cuadrados.

 Algunos diseños de los años 90 son el Museo de Arte Contemporáneo de Niterói, en la entrada de la Bahía de Guanabara; el Monumento Eldorado, encargado por el Movimiento de los Trabajadores Rurales sin Tierra, y una Torre observatorio, con hotel y restaurante en Brighton.

 En su larga trayectoria, Niemeyer recibió numerosas distinciones como el Premio Lenin de la Paz (1963), el Premio Pritzker (1988) y el Premio Príncipe de Asturias de las Artes (1989). En 2007, con motivo de su centenario, fue distinguido por la Academia Brasileña de Letras en Rio de Janeiro.

 La exposición en Rosario incluye las incursiones de Niemeyer en diseño de mobiliario y su actividad literaria así como la de editor de la revista «Módulo», cuyo primer número se publicó en marzo de 1955. Además, fotografías de Marcel Gautherot y un panel de azulejos de Athos Bulcão ilustran la integración de la arquitectura de Niemeyer con el arte. 

La muestra inaugura el viernes, a las 19, en el Museo Castagnino, planta baja, Av. Pellegrini 2202. Podrá visitarse hasta el martes 30 de noviembre.

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