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“El futuro después del COVID-19″: aportes sustanciales para la construcción de otro mundo

Un libro virtual del programa Argentina Futura, que dirige Alejandro Grimson, reúne producciones de intelectuales que intentan pensar el panorama que ofrece el mundo tras el covid-19 y situar horizontes posibles con el afán de que en el futuro las desigualdades sociales puedan transformarse


Acaba de aparecer publicado vía digital –como sucede con la mayoría de los materiales textuales, o ediciones, en estos días de pandemia– el libro El futuro después del COVID-19, una antología que reúne producciones de treinta intelectuales con abundante trayectoria y amplio espectro de miradas que intentan repensar el panorama complejo en que devino el mundo tras el covid-19 y situar algunos horizontes posibles con el afán de que algunas desigualdades –sociales, políticas, económicas– que afectan a la especie humana puedan transformarse.

El proyecto surgió del programa Argentina Futura impulsado por la Jefatura de Gabinete de Ministros de la Nación y dirigido por el antropólogo Alejandro Grimson.

Algunas de las voces escritas de este material vienen del sociólogo Horacio González, de la antropóloga y activista Rita Segato, de la socióloga feminista Dora Barrancos, del psicoanalista Jorge Alemán, del periodista Cristian Alarcón, de la escritora Gabriela Cabezón Cámara, de la ensayista Beatriz Sarlo, de la comunicadora y semióloga rosarina Sandra Valdettaro, entre otros referentes culturales  –27 en total– que trazan un arco amplio de miradas y puntos de vista sobre el posible paisaje del día después del fenómeno que tiene en vilo al planeta.

El libro estuvo coordinado por Lila Siegrist, Federico Escribal y Nahuel Sosa, el diseño fue de María Paula Caia Zotes y la ilustración de Costhanzo. La antología  está disponible para descarga gratuita en la web www.argentina.gob.ar

En una conversación telefónica Alejandro Grimson precisó algunos detalles de la idea motora del El futuro después del COVID-19: en qué consiste el programa que dirige, cuál fue el criterio de selección de los autores y de la oportunidad que hoy tiene Latinoamérica de hacer “aportes sustanciales para construir un mundo donde el centro sea el ser humano y no el capital financiero”.

También habló acerca de las miradas filosóficas en boga y el papel de los medios frente a las acciones del gobierno nacional en el contexto de pandemia.

—¿En qué consiste el programa Argentina Futura?

—Es un espacio cuya misión es aportar lineamientos en el mediano y largo plazo para pensar la Argentina; es un área de gobierno, como hay en muchos países, dedicada a pensar afuera de la coyuntura.

Este programa está organizado para trabajar sobre los grandes temas de la Argentina, los próximos desafíos que tiene el país los próximos 10-20 años y a partir de esta situación decidimos hacer esta convocatoria para pensar el futuro de manera colectiva; este proyecto está entre los rasgos que le queremos dar al programa porque la idea es que sea plural, abierto, de debate, busca promover la participación.

En este caso lo estamos haciendo con las limitaciones de los días actuales, trabajando y pensando colectivamente el futuro de la Argentina después de la pandemia.

—¿Quién o quiénes pensaron el libro y cómo fue el criterio de selección de autores?

—Lo pensamos con el pequeño equipo de Argentina Futura, elaboramos esta propuesta y se la llevamos al Jefe de Gabinete y a partir de ahí le escribimos a los autores.

Fue un criterio de selección amplio, invitamos a referentes intelectuales, culturales y públicos de todas las disciplinas y de todas las tradiciones políticas con las más diversas miradas.

Tuvimos la participación de casi treinta personas en este libro y estamos seguros que en un próximo proyecto habrá otros que en esta oportunidad no estuvieron, estamos abiertos a todas las colaboraciones que signifiquen pensar la Argentina.

—En el prólogo del libro escribís que es más fácil imaginar el fin de la humanidad que el fin de la injusticia y de la desigualdad, ¿creés posible que se invierta ese pensamiento luego de la pandemia?

—Esa frase parafrasea a otras de otros autores reconocidos internacionalmente y lo que plantea es que hace varias décadas que es difícil construir nuevas utopías que ayuden a caminar y en ese sentido es un desafío constante; el tema es que cuando vivís una crisis como la que estamos viviendo, o cualquier otra crisis del pasado, como la de 2001, es muy difícil pensarla a largo plazo porque las crisis te obligan a pensar en el día a día, en la solución de problemas urgentes y cualquier crisis te cambia la percepción del tiempo.

El esfuerzo de hacer este trabajo colectivo con este libro es que desde todos los ámbitos haya aportes para poder pensar el horizonte de mediano y largo plazo, o sea, que puedan ir abriendo la imaginación social, cultural y política para el tiempo que viene.

—En el caso de las posturas de los filósofos con predicamento internacional como las de Byung Chul Han, (Slavo) Zizek, (Giorgio) Agamben y otros en esta idea de pensar el después del covid-19, en general se inclinan por modelos ya instituidos; el filósofo coreano con la referencia al Big Data, es decir, la vigilancia extrema sobre los ciudadanos; Zizek con la idea de un comunismo reinventado, ¿se puede pensar ahora ese futuro o debemos ceñirnos a los modelos más instituidos porque no sabemos nada del futuro?

—El desafío es poder abrir la imaginación teórica porque eso incluye poder pensar desde América Latina a partir de realidades que son específicas; creo que los autores de este libro tienen un enorme conocimiento de la producción intelectual mundial y que al mismo tiempo intentan hacer dialogar tanto esos conceptos como todas las tradiciones intelectuales con una realidad específica, que  es la que nos toca vivir a nosotros.

Creo que este libro hace una contribución a pensar estos dilemas desde el sur, con enfoques propios que en algunos casos tienen paralelismos con las sociedades donde esto empezó y en otros casos no, porque son distancias enormes en todos los sentidos, económicos, sociales, políticos.

—Esta situación que vivimos como país, que de alguna forma es mejor que la de cualquier otro país, incluso de Latinoamérica, ¿permitiría una mirada alentadora para pensar un futuro?

—El ministro de Salud, (Ginés) González García, suele decir que no estamos bien sino que estamos menos peor que otros países; la lucha es larga hasta que no haya una vacuna o remedios; lo que sí sabemos es que toda crisis significa una oportunidad y sería la oportunidad de empezar a abrir un debate sobre algunos sentidos comunes que estaban muy sedimentados respecto del papel del Estado en torno de la salud, del gasto público, de la solidaridad, de las igualdades y las desigualdades, me parece que eso es lo que intenta mostrar el libro más allá de la diversidad de los autores.

Hay una posibilidad de tratar de repensar el mundo porque lo único que sabemos quienes hemos vivido sucesivas crisis es que después de una crisis como la de ahora, que no es sólo una crisis sanitaria sino que ya produjo a nivel global una crisis económica, el mundo no va a ser igual.

Lo que no sabemos es cómo va a ser y eso depende de la construcción que se haga en términos colectivos y también de la imaginación social y política que podamos desplegar mientras ocurre.

—De todos modos, los intereses diversos van a estar confrontados porque si se lee lo que dijo, por ejemplo, (el ex secretario de Estado norteamericano Henry) Kissinger sobre que luego de la pandemia el neoliberalismo deberá agudizar sus recursos para volver con más fuerza, puede pensarse que va a plantearse otro escenario de lucha; tal vez desde Latinoamérica se pueda empezar a pensar otras cosas…

—Exactamente, creo que es otro espacio de disputa, de confrontación de ideas, de debate y como no hay un destino escrito, se abre una oportunidad, se trata de ver cuáles serán las capacidades de cada uno de los actores para tratar de intervenir en ese mundo por venir, y ojalá tanto América Latina como otros países puedan hacer aportes sustanciales para construir un mundo donde el centro sea el ser humano y no el capital financiero

—¿Cómo ves el rol de los medios en relación al tratamiento socio-político de esta pandemia que está haciendo el gobierno nacional?

—Al principio de la pandemia parecía haber una actitud muy responsable de todos; obviamente eso no se mantuvo intacto; el presidente mencionó lo de una campaña mediática como la que hubo hace unos días con el tema de la liberación de los presos de las cárceles como una verdadera operación política. Creo que podría responderte por lo que dice o publica cada medio en particular, cada caso, no podría hacerlo por los medios en general.

 

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