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El funcionamiento errático de algunas dependencias estatales

Al complejo contexto de la tercera ola de covid-19 y las altas temperaturas de los últimos meses, hay que sumarle los cortes de luz y la escasez del agua en varias localidades de la provincia. Un próximo aumento en la tarifa de ASSA generó reproches por las reiteradas insuficiencias del servicio


Eduardo Molinari

En un contexto muy complejo determinado por la llamada “tercera ola” del covid-19, las altas temperaturas de los últimos meses pusieron en evidencia que las dificultades no terminan allí. En efecto, a los contagios masivos del virus pandémico hay que sumarle los serios problemas que ocasionan los reiterados cortes de luz y la escasez de agua en varias ciudades de la provincia de Santa Fe.

La situación es enojosa porque ambas empresas son provinciales, es decir, quien fija las pautas de funcionamiento e inversión es el Estado provincial.

A la hora del análisis, siendo empresas estatales, se configuran dos miradas: por un lado, un conjunto de intereses políticos y económicos exacerban las críticas del mal funcionamiento porque en el fondo lo que reprueban es la existencia misma del Estado como administrador de servicios públicos con la clara intención de convertir dicho servicio en un negocio privado y que sólo los que puedan pagarlo tengan acceso.

Pero hay otra mirada defensora del rol del Estado, atento a lo expresado más arriba, que se inhibe de formular críticas del funcionamiento concreto bajo el pretexto de “llevar agua a molino ajeno”.

El primer servicio en romper con el congelamiento estipulado en 2020

Un Estado ausente siempre es sinónimo de desigualdad, pero también lo es el funcionamiento errático de algunas dependencias, las cuales se materializan en hechos facticos indisimulables y nos remiten a aquello de “funcionarios que no funcionan”.

Como sea, a las dificultades planteadas por la pandemia y por los altos índices de pobreza e indigencia, se le suman los cortes de luz, los graves problemas del transporte público en la ciudad de Rosario y la escasez del agua en varias localidades de la provincia, agravada por la histórica bajante del rio Paraná.

Repasemos la situación de Aguas Santafesinas S.A. (Assa). En diciembre pasado el gobierno provincial autorizó un aumento del 32 por ciento en la facturación que estaba pendiente desde el año 2018. El reajuste comenzará a regir a partir del primer bimestre de 2022.

Esta resolución fue firmada durante el año 2018, cuando Assa solicitó una revisión de la tarifa. Si bien pretendían un aumento del 60 por ciento, en ese momento el gobierno provincial acordó hacerlo de manera escalonada.

A principios de 2019 se autorizó un aumento inicial del 28 por ciento, pero quedó pendiente el mencionado 32 restante que no se terminó aplicando durante la segunda parte de ese año.

Ya en 2020, con la disposición del gobierno nacional para congelar tarifas, el aumento no se concretó. Es por eso que el comienzo de 2022 llegará con un nuevo retoque en las boletas.

Así, será el primer servicio en romper con el congelamiento estipulado en marzo de 2020. El aumento impactará en 15 comunas y municipios de la provincia de Santa Fe que reciben el suministro de Aguas Santafesinas.

Prácticas que  no fueron bien vistas

Ahora bien, desde aquel diciembre donde se autorizó el aumento de las tarifas comenzaron una serie de dificultades en el suministro que trajo no sólo preocupación sino cierto malestar en los vecinos y vecinas de varias localidades y comunas.

En relación al aumento solicitado por Assa, el presidente del directorio de la empresa, el Ingeniero Hugo Morzán, comparó la tarifa que pagarán los santafesinos con lo que cuesta un litro de agua mineral en un comercio.

Sin embargo, la analogía, como argumento para señalar que el aumento tarifario era razonable, no surtió el efecto deseado, por el contrario, generó miradas y ciertos reproches explícitos.

Es que, en paralelo, un corte de energía eléctrica en la estación de rebombeo de Assa provocó trastornos en el suministro a decenas de miles de usuarios en las zonas sur y oeste de Rosario y en Villa Gobernador Gálvez.

Assa dio cuenta de la situación sólo a través de su cuenta de Twitter y dos horas más tarde, mediante la misma red, comunicó que el desperfecto se había solucionado y que lentamente se iría normalizando el nivel habitual del suministro de agua potable en la zona sur y oeste de Rosario y en la ciudad de Villa Gobernador Gálvez.

En el marco de un intenso calor, ninguna de estas prácticas fueron bien vistas, por el contrario las distintas organizaciones vecinales señalaban que no tenían información alguna.

Pero la situación se complicó aún más. En efecto, en la ciudad de Funes vecinos de distintos barrios denunciaron que sufren baja o directamente nula presión de agua.

En ese diciembre agobiante el jefe del Distrito Funes de Assa, Fabián Abaca, admitió que la situación es “crítica” y pidió a los funenses ser “solidarios”.

Algo falló y la situación es crítica

El problema no tendrá solución a corto plazo. El tanque ubicado en Sarmiento y Candelaria “no da abasto”, mucho más cuando Funes recibe, como en estos días, una importante cantidad de visitantes que incrementa la demanda del servicio. “Las obras que van a resolver estos problemas están licitadas o en marcha, pero van a demorar en llegar” afirmó Abaca.

La situación es al menos curiosa o contradictoria. Es que en julio de 2021 la vicepresidenta de Aguas Santafesinas, Marisa Gallina, junto a Juan Manuel Constantini, integrante del Directorio de la empresa, se reunieron con el intendente de Funes, Roly Santacroce con el objetivo de ponerlo al tanto de las medidas que lleva adelante la empresa frente a la extraordinaria bajante del río Paraná.

Del encuentro también participaron el coordinador de los Distritos del Gran Rosario, Roberto Caro y el jefe de Distrito Funes, el mencionado Abaca.

Según la información oficial, “los miembros de la empresa detallaron todas las acciones que se llevan adelante para maximizar la capacidad de captación en las plantas potabilizadoras, a los fines de asegurar en lo posible la provisión del vital elemento”.

En ese contexto, la vicepresidenta remarcó que frente a estas circunstancias “es fundamental trabajar en conjunto, municipio y empresa, por un uso responsable y solidario del servicio”.

Pues bien, algo falló. Seis meses después el mismo Abaca admitió que la situación es “crítica” y pidió a los funenses ser “solidarios”.

 

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