País

Acostumbrado a la trampa y el engaño

“El Francés” Viarnes, el estafador de los mil nombres, volvió a Córdoba y algunos temen que hable

Juan Francisco "El Francés" Viarnes muchas veces actuó por orden de policías cordobeses en operativos truchos contra narcotraficantes. Dijo ser militar y agente de la Side. Preso por estafa y falsificación de dólares, en 2013 denuncio a sus jefes y provocó un terremoto político en Córdoba


En medio de un fuerte operativo de seguridad, el pasado viernes 23 de abril a la mañana llegó a Córdoba, Juan Francisco Viarnes. Lo hizo en un vuelo de línea entre Ezeiza y esta ciudad. “El Francés”, como le gusta que lo llamen es un delincuente que se mueve como pez en las turbias aguas donde confluyen el hampa, la Policía y los servicios de inteligencia. Viarnes cobró fama cuando a mediados de 2013 declaró en el programa de tevé ADN que conducía Tomás Méndez en Canal 10 de Córdoba –la señal de la Universidad Nacional de Córdoba (UNC)-, que la cúpula de la Dirección General de Lucha contra el Narcotráfico de la Policía cordobesa lo utilizaba a él como agente provocador para, entre otras cosas, armar operativos truchos, robarle droga a bandas de narcotraficantes para después vendérselas a las bandas contrarias.

En Córdoba a “El Francés” lo esperan dos juicios, precisamente, ligados a esa investigación: por falsificación de dólares –le encontraron US$ 346 mil falsos- y por integrar la asociación ilícita que funcionaba en la Dirección General de Lucha contra el Narcotráfico. 

Acostumbrado a la trampa y el engaño, Viarnes intentó una última jugada antes de subir al vuelo ZP818 de Paranair que el jueves al atardecer, finalmente, lo llevó desde Asunción hasta Ezeiza, para el viernes a la mañana volar hacia Córdoba: “Mi estado de salud es delicado, consta en mi historia clínica: tengo una dilatación aneurística y el vuelo podría derivar en un ACV”, le dijo el preso a los dos agentes de Interpol Paraguay encargados de traerlo a Argentina, según confiaron fuentes cordobesas a elDiarioAR.

“El Francés” conoce de memoria la historia clínica firmada por el médico forense Héctor Andrés Fernández que lo evaluó en la prisión regional de Coronel Oviedo, una ciudad ubicada a 150 kilómetros al este de Asunción. Por eso, antes de subir al avión que lo trajo a nuestro país, sacó un as de su manga, como lo hizo tantas veces a lo largo de su carrera delictiva: el médico paraguayo firmó un informe donde sostiene que Juan Francisco Viarnes padece una “dificultad respiratoria constante con tos esporádica” y aclara que antes de subir a un avión “se debe evaluar su estado con estudios complementarios e interconsulta con neumonólogo por su cuadro cardiológico debido a la dilatación de su arteria aorta”.

El delincuente quería viajar por tierra desde Paraguay a Córdoba, donde resulta más fácil llevar adelante una fuga. Los agentes de Interpol dispusieron una ruta terrestre, pero el gobierno de Formosa no permitió su ingreso. Los estudios clínicos realizados el jueves en la capital paraguaya descartaron los peligros del viaje aéreo y finalmente Viarnes aterrizó el viernes en Córdoba y en el móvil 9374 de la Policía Federal Argentina –custodiado por otros dos vehículos- llegó al complejo carcelario de la localidad de Bouwer, al sur de esta Capital. En Ezeiza, la escala anterior, donde pasó la noche antes de llegar aquí, “El Francés” hizo otra de las suyas: aseguró que el vuelo lo había descompensado y fingió un preinfarto. Lo desmintieron los médicos del Hospital Rivadavia de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

Detención y delación

El 19 de julio de 2013 Viarnes fue detenido en su casa de barrio Urca, en la zona norte de esta Capital, acusado de una estafa con la venta de vehículos. En el allanamiento le secuestraron US$ 346 mil falsos de excelente impresión. Frente al fiscal federal Enrique Senestrari, confesó que actuaba bajo las órdenes del jefe de la Dirección General de Lucha contra el Narcotráfico de la Policía provincial, comisario mayor Rafael Sosa. Y así se inició una investigación que terminó con el descabezamiento de los policías de Lucha contra el Narcotráfico, su detención e imputación; un hecho de corrupción policial que sacudió a la política cordobesa y se conoció como “narcoescándalo”.

Viarnes logró ser incorporado como arrepentido y recuperó su libertad, aunque le dieron custodia. Inmediatamente se comunicó con el programa de tevé ADN, que venía emitiendo informes y su cara se hizo conocida nacionalmente, estrategia que montó para preservar su vida, según confió a la prensa esos días: “Ellos tienen sicarios por todos lados. O era un tiro, o era que parezca un accidente y ya está. Hubiera sido fácil sacarme de encima. Ahora tengo custodia de la Policía Federal en casa e igual vinieron unos tipos en una moto, y de no ser por el desenvolvimiento de los custodias, acá podía pasar algo grave”, denunció hace ocho años.

Policías presos

Tras las declaraciones de Viarnes en la Justicia federal y la tevé cordobesa, en septiembre de 2013, el comisario mayor Rafael Sosa fue detenido por presunta connivencia con narcotraficantes y por armar operativos truchos contra la competencia de esos delincuentes. Junto a Sosa, cayeron presos todos los policías de confianza del jefe de Lucha contra el Narcotráfico, una de las direcciones policiales mimadas por el ex gobernador José de la Sota. El escándalo hizo tambalear al gobierno provincial y De la Sota les pidió la renuncia a su ministro de Seguridad, el ex comisario general Alejo Paredes y al jefe de la Policía, comisario general Ramón Frías.

Inexplicablemente, en mayo de 2016, pese a la abundancia de la prueba en su contra, el ex jefe de Lucha contra el Narcotráfico fue condenado a una pena menor por el Tribunal Oral Federal N° 2, que lo encontró culpable por el delito de incumplimiento de funcionario público. Tras esa condena leve, Sosa y su banda recuperaron la libertad.

Pero  tres años después, en junio de 2019, el ex comisario mayor Sosa, fue condenado a 9 años de prisión por la Cámara Nacional de Casación Penal. El jefe de la lucha contra las drogas en Córdoba actuaba como Norman Stansfield, un jefe corrupto de la DEA en Nueva York interpretado por Gary Oldman en El perfecto asesino, un film de 1994 dirigido por Luc Besson. Stanfield y los suyos tenían tratos ilegales por narcotraficantes; igual que Sosa, quien fue condenado por los delitos de asociación ilícita, extorsión, privación ilegítima de la libertad, e incumplimiento de los deberes de funcionario público.

Junto a Sosa fueron condenados por Casación por los delitos de asociación ilícita e incumplimiento de los deberes de funcionario público, los policías Gustavo “Huevo” González (4 años); Alfredo Saine (3 años y 6 meses); Fabián Peralta Dáttoli (3 años y 6 meses); mientras que Franco Argüello fue condenado a 8 años de cárcel por los delitos de asociación ilícita, extorsión e incumplimiento de los deberes de funcionario público. Los cinco están libres hasta que se confirme la condena. También operaba con ellos el policía Juan Alós, quien apareció muerto horas después que Viarnés hablara en tevé. La Justicia determinó que se había suicidado y aún sobrevuela la sospecha de un suicidio inducido o un crimen simulado.

El hombre, varios nombres

¿Y Viarnes? “El Francés” no fue juzgado en 2016, porque en febrero de 2014 desapareció. Cuando lo fueron a buscar a su casa de Urca, un barrio de profesionales, comerciantes y clase media acomodada, no lo encontraron. La casa de Barros Pazos 3.500 tenía asignada una custodia de la Policía Federal para proteger al arrepentido, y curiosamente el agente que debía custodiarlo no vio cuando el hombre se fugó. Desde su aparición mediática en 2013, el delator Viarnes debía presentarse cada 30 días a la Justicia Federal para dar fe de que no iba a fugarse.

Una mujer fue la que avisó a la Justicia que Viarnes había muerto. En realidad denunció que “El Francés” se hizo pasar por un agente inmobiliario que le vendió una casa, y ella le entregó una importante suma de dinero como adelanto. El falso vendedor le dijo a su víctima que en Córdoba vivía solo y se encontraba muy enfermo, que regresaría a la ciudad de Buenos Aires para que lo cuidara su hija. Y le dio el número de teléfono de una mujer para comunicarse. Ante la falta de noticias de la entrega de la casa, la clienta se comunicó con Buenos Aires y la presunta hija del presunto agente inmobiliario le comunicó el infortunio: “Mi papá murió el 2 de abril, hace una semana”.

En agosto de 2014, cuando se conoció la fuga de Viarnes, su defensor oficial Jorge Perano, admitió que hacía tiempo que “El Francés” no le respondía sus llamadas. El juez federal Ricardo Bustos Fierro ordenó la captura nacional e internacional de Juan Francisco Viarnes, acusado de los delitos de asociación ilícita, privación ilegal de la libertad, falsedad ideológica y falsificación de documentos.

A lo largo de su vida, este delincuente montó tantas identidades como necesitó. Cuando lo detuvieron en Paraguay, en mayo de 2016, estaba casado -¿con la impostora hija del vendedor de casas?-; fingió ser médico y lo condenaron al año siguiente a la pena de 1 año de cárcel por utilizar un DNI y licencia de conducir falsos. No lo juzgaron por la usurpación del título de médico, para no entorpecer la extradición. Hasta el jueves 22, estuvo preso en el penal de Coronel Oviedo en el departamento Caaguazú, al este de Asunción.

Al caer preso en 2013 le secuestraron siete credenciales que acreditaban la pertenencia de Viarnes a un organismo internacional monitoreado por la Organización de las Naciones Unidas (ONU); a la vieja y desprestigiada Secretaría de Inteligencia del Estado (SIDE); al Ejército; al Ministerio de Defensa y hasta de la Justicia de La Plata. Nunca se supo si todas las identificaciones las falsificó el delincuente o alguna se la otorgaron desde algún organismo para actuar ilegalmente y en caso de caer, desconocerlo. 

“Es un tipo con mucha calle, capaz de sacarle un caramelo de la boca a un nene. Estuvo preso en muchas cárceles donde estuvieron pesados de verdad. “El Francés” no es un pesado, es un estafador, un embaucador, un tipo hábil con la palabra, que no te sorprenda que se haya hecho pasar como pastor. Se daba dique que estuvo en la banda del Gordo Valor o que participó del secuestro de Cristian Schaerer; mentiras. En una cárcel de Chaco o Corrientes compartió celda con uno de los tipos que secuestró a este chico y de allí fabuló sus historias para agrandarse dentro y fuera de la cárcel”, detalló un ex policía que integró el Estado Mayor de la Policía cordobesa.

En mayo de 2009, Viarnes declaró en el juicio por el secuestro y asesinato de este chico correntino, allí le contó a los jueces que Raúl Nemesio “Caniche” Salgán, fue quién secuestró a Cristian la noche del 21 de septiembre de 2003 y que Rodolfo “El Ruso” Lohrmann fue el autor material del homicidio, aunque no precisó donde está el cadáver ni cuando ocurrió el crimen.

Cuando declaró, Viarnes estaba preso en La Plata por un secuestro extorsivo. A los jueces les dijo que el fiscal federal Oscar Resoagli le había ordenado grabar ilegalmente a Raúl Salgán cuando ambos estuvieron presos en el Escuadrón 48 de Gendarmería Nacional en Corrientes. También contó que el mismo fiscal y la mamá de Cristian Schaerer lo visitaron en la cárcel de Río Cuarto. Y declaró que él se dedicaba a asaltar blindados y camiones, como pirata del asfalto y aclaró que no se dedicaba a los secuestros extorsivos, pese a que estaba preso por ese delito en la cárcel platense: “No es mi tipo”. 

El regreso

En 2013, desde ADN, Tomás Méndez publicaba historias de narcos, corrupción policial y sus relaciones con la política. En eso, apareció apareció Juan Viarnes para corroborar las denuncias del periodismo y a la vez, protegerse de ser asesinado por sus ex patrones: “Viarnes llega a nosotros, a ADN, después que le hiciéramos una cámara oculta a un tal Daniel Córdoba, al que la Justicia llevó de testigo, cuando lo tendría que haber imputado por su propio reconocimiento de los hechos: este Córdoba nos llama por teléfono, lo entrevistamos en un bar y nos dice “yo soy narcotraficante, trabajo para la Policía de Córdoba y trabajo para Arnes (sic)”, así nos dice Córdoba. Y nos pregunta “¿Ustedes no lo conocen?”, y nosotros no lo conocíamos. Córdoba contó cómo hicieron un montón de procedimientos, entre esos, el de Traslasierras donde le dieron él y un policía al fiscal federal (Gustavo) Vidal Lascano una valija llena de alfalfa y le sacaron la marihuana para venderla. Después el fiscal se dio cuenta que era así. Yo dije, no vamos a publicar esto, es una vergüenza, puede ser que nos estén haciendo una cama. Al tiempo nos llega el dato de que este Viarnes quería hablar, quería contar que trabajaba para la Policía; el mismo relato que Córdoba. Fuimos, lo grabamos, y le dijimos: “Si es verdad que vos trabajás con policías, andá a la casa”. Le pusimos una cámara oculta y fue; lo atendió el comisario (Alfredo) Saine y (Franco) Argüello. Ahí paramos, se dieron cuenta que algo pasaba, porque Viarnes tendría que estar preso. Iba a la casa de los policías y lo atendían; entonces frenamos todo y dijimos, hay que salir todos callados. A partir de ahí le hago la nota y cuenta lo que cuenta; recordá que Viarnes tenía US$ 1 millón, que le pertenecían a Gabriel Ludueña, del allanamiento que le hizo la Policía: la Policía le hace un allanamiento a Ludueña y le saca US$ 1 millón trucho; parte de eso lo encuentran en la casa de Viarnes y ahí es cuando lo detienen. Es indudable que tenía una conexión tremenda con la Policía”, le contó Méndez a elDiarioAR cuando “El Francés” venía en viaje hacia Córdoba.

El periodista cordobés contó además que “Viarnes decía que el peor era (Juan) Alós y Alós se termina, supuestamente suicidando. En otra cámara oculta, Viarnes entrevista a Daniel Córdoba. Se conocían, se contaban las anécdotas… Viarnes era parte de la banda, un delincuente que utilizaban estos policías para robar la merca y comercializarla después. Ese es Viarnes, nosotros probamos todo lo que dijimos, y después terminó todo como terminó”.

Enrique Senestrari, el fiscal a cargo de la investigación del narcoescándalo señaló respecto de la llegada de este delincuente a Córdoba para ser juzgado: “Viarnes es una persona más, que se había zafado en su momento de estar en el juicio. Ahora deberá venir y responder, al igual que los policías, sobre lo que pasó en aquel momento; y responder también por otros hechos. No sólo estaba el caso que se juzgó, sino otros casos que habíamos mandado a juicio o estaban en procesamiento bastante avanzados. No significa nada especial, es una persona más que tiene que responder por delitos con mucho tiempo de demora por su propia fuga”.

Por cuestiones de seguridad, el Ministerio de Justicia y DDHH de la Provincia de Córdoba dispuso que Juan Francisco Viarnes esté alojado en el complejo carcelario de Bouwer, al sur de esta Capital, en un sector destinado a internos aislados por protocolo Covid. Iba a transcurrir los primeros 14 días de aislamiento sanitario en la Unidad Penitenciaria 9 de barrio Cáceres –en el macrocentro-; pero se definió que sea trasladado directamente desde el aeropuerto “Ambrosio Taravella” al penal de Bouwer.

Fuentes penitenciarias confiaron a elDiarioAR que desde que llegó hace una semana, “Viarnes se muestra correcto, no genera problemas. Eso sí, de vez en cuando, comienza a quejarse de sus dolencias y pide que lo controlen en la enfermería”. Cuenta a su favor la historia clínica firmada por Héctor Andrés Fernández, el médico paraguayo de la penitenciaría de Coronel Oviedo: antecedente de Covid-19 con neumonía bilateral, de septiembre del año pasado; bronquitis crónica, Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica (EPOC), tuberculosis pulmonar y extrapulmonar, Enfermedad de Pott, dislipemia mixta, hipertensión arterial, dilatación aneurística de la arteria aorta, adenoma de próstata y diverticulosis colónica. El preso más mediático de los últimos años es consciente de dos cosas: su silencio asusta a quienes lo conocen; y el rosario de dolencias, lo haría beneficiario de la prisión domiciliaria, como tantos delincuentes mayores de 60 años de edad. Juan Francisco Viarnes, “El Francés”, tiene 62 años de edad, muchas cosas que declarar y muchas más que callar.

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