Espectáculos

Cambio de época

El fin del casting sábana y el corte de polleritas

La conferencia de prensa del Colectivo de Actrices Argentinas de este martes, en la que la actriz Thelma Fardín confirmó que fue violada por Juan Darthés hace nueve años en Nicaragua, se convierte en una bisagra en la historia de los medios y el espectáculo argentinos


En el año 2008, la televisión argentina vivía uno de los momentos más altos de un programa llamado a convertirse en el último eslabón de la misoginia. Marcelo Tinelli cortaba polleritas a troche y moche cada noche en ShowMatch y su caballito de batalla, el reality “Bailando por un sueño”, hoy en un agónico epílogo con una versión reducida en costos e ideas y buscando reciclarse, se jactaba de ser la hoguera de las vanidades de la pantalla chica criolla. Al mismo tiempo, otro de los productos de la hoy desaparecida productora Ideas del Sur, paradójicamente reemplazada por una nueva que se llama La Familia, giraba por Latinoamérica con la versión teatral de Patito feo, el exitoso programa de las tardes de El Trece donde “Divinas y Populares” reproducían algo que el medio había naturalizado: las lindas son exitosas, la feas no tanto.

Thelma Fardín, por entonces de 16 años, que en la tira era la amiga y confidente de Patito, fue violada en un hotel en Nicaragua por el actor Juan Darthés de 45, una de las figuras de aquél programa, quien ya había sido denunciado en los últimos meses por abuso de parte de otras actrices.

Un pesado y doloroso silencio de nueve años y un cambio radical de época que permitió en el último tiempo la visibilización de una serie de acontecimientos, hicieron que este martes por la tarde, en el porteño Multiteatro, Thelma, rodeada del Colectivo de Actrices Argentinas que suman cuatrocientas en todo el país, le ponga una vez más el cuerpo a su dolor y cuente con detalles lo que pasó entonces, luego de haber radicado la correspondiente denuncia en Nicaragua donde la causa aún no prescribió.

Pero lo que pasó el martes es mucho más de lo que se vio, escuchó o viralizó en las redes sociales en las horas posteriores. Lo del martes es una bisagra en la historia de la televisión y en el mundo del espectáculo argentino, urdido al calor del pensamiento machista, donde el poder y las oportunidades siempre se midieron con el dinero, y donde los “casting sábana”, el acoso permanente, la descalificación y la sumisión de las mujeres que, para ocupar un lugar en el medio debían aceptar su condición de objetos por encima de la de sujetos fue moneda corriente por décadas.

Allí, en plena calle Corrientes, donde la revista porteña, hoy casi desaparecida, también naturalizó a la vedette como el objeto de entretenimiento del capocómico de turno, las mujeres de los pañuelos verdes, las que caminaron a la par en el debate por la despenalización del aborto, las que a diario sentencian el final del patriarcado, entendieron la clave de un mensaje: #MiraComoNosPonemos fue la ingeniosa frase que surgió de la resignificación de “Mirá cómo me ponés”, el dicho repetido del actor y cantante Juan Darthés y confirmado por otras de sus víctimas, en un típico mecanismo  perverso en el que el violador y abusador culpa a la víctima de sus actos, del mismo modo que el femicida, antes de matar, viola y golpea y dice: “Mirá lo que me hacés hacer”.

El nuevo sentido pensado a partir de esa frase y la búsqueda de otros nuevos sentidos frente a aquello que parece no tenerlo no son un dato menor en un país donde siete de cada diez casos de abuso acontecen dentro del ámbito familiar y por lo general permanecen ocultos, como también pasó hasta ahora, en gran medida, en el mundo del espectáculo, el mismo país donde cada treinta horas se suma un nuevo femicidio, y el mismo donde muchas veces los famosos acusados de abusos y violaciones se convierten en figuras mediáticas.

Juan Darthés, ya sin la defensa de la abogada de famosos y famosas Ana Rosenfeld, quien desestimó hasta hace algunas horas cualquier posibilidad de que el actor y cantante fuera el victimario y, repentinamente, frente a la inminencia de la denuncia de este martes cambió de parecer, fue por años el actor elegido para hacer de bueno. No sólo en Patito feo sino también en la reciente tira Simona, donde continuó trabajando más allá de la denuncia de Calu Rivero, la primera en hablar públicamente del tema y a la que el medio en gran medida descalificó, y a la que le siguieron Ana Coacci y Natalia Juncos, quienes describieron, entre otras que lo insinuaron,  situaciones similares de la saga “mirá como me ponés”.

Pero todo lo que pasó en estos años pasó con la complicidad de la mayoría de los referentes de los medios hegemónicos, muchos de esos mismos que hoy se muestran “espantados” frente la confesión de Thelma y eligen, por corrección política, demonizar al violador. Detrás de eso, las piezas que ya no encajan de un sistema de poderes que desde la última dictadura cívico-militar sigue operando en favor de todo lo que está mal, como las contradicciones de la Iglesia y su hábito de tapar sus costados más siniestros y la avanzada de una derecha sinuosa e irrefrenable, pone en la vereda de enfrente la doble moral de Pamelas y Amalias que miran desde los programas de la tarde con un dejo de enojo y malestar como los colectivos de mujeres, en este caso el de las actrices, lo moviliza todo y a todos desde un tembladeral en el que la deconstrucción es un proceso inevitable.

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