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El Festival de Teatro de Rafaela cerró su 17ª edición con un necesario festejo del encuentro

Más de treinta propuestas y alrededor de setenta funciones a lo largo de nueve días, con quince mil espectadores, dos subsedes y el foco puesto en laboratorios de producción local marcaron el pulso de un encuentro que echó raíces sólidas y va por mucho más en los próximos años


Con la clara decisión de cuidarlo, potenciarlo y que poco a poco consolide, también, una producción teatral propia, la 17ª edición del Festival de Teatro de Rafaela (FTR), que tuvo como premisa motivadora la elocuente frase “¡Qué lindo encontrarnos!”, que se leyó en plazas, parques, espacios públicos y también en cada uno de los ámbitos alternativos y  salas de teatro que se sumaron a la programación, finalizó este domingo con la multitudinaria presentación en el Cine Teatro Belgrano de la comedia Maten a Hamlet, a cargo de la histórica compañía Los Macocos, que se vio tras el acto de cierre.

El Festival de Teatro de Rafaela festeja su esperado regreso al invierno con entradas agotadas

De este modo, el FTR, que entre otras actividades alternativas sostiene su valioso espacio de Ronda de devoluciones de cada mañana que esta vez contó con una muy activa participación de todos los elencos, periodistas y críticos de distintos puntos del país, completó su regreso al invierno tras el paso de la pandemia, con nueve días de programación y poco más de treinta montajes que arribaron a la ciudad del oeste de la provincia desde diferentes rincones de la Argentina, aunque con una fuerte presencia de producciones porteñas, una de las marcas históricas de este valioso encuentro, el más importante en su tipo.

Uno de los momentos del Laboratorio de Circo.

Así, a lo largo de la primera semana del receso invernal, el festival, que arrancó su recorrido en 2005, sumó alrededor de setenta funciones que contaron con unos quince mil espectadores entre los distintos escenarios de las salas, plazas y espacios alternativos o no convencionales de Rafaela, como también con propuestas de Site Specific, además de sus ya clásicas subsedes de Ataliva y Suardi que acercaron algunos de los espectáculos programados en la muestra.

“Rota”.

Si bien la programación del FTR no surge de una curaduría específica o de jurado sino que se recorta a partir de la selección de obras que llegan a través de una convocatoria abierta, y que entre otros cuenta con la mirada atenta y eficaz del director y programador Gustavo Mondino, esta vez con montajes y experiencias escénicas provenientes de las ciudades de Buenos Aires, Rosario, Santa Fe, Córdoba, Neuquén, La Plata y El Bolsón, el foco parece estar puesto, desde las últimas dos ediciones en potenciar la producción rafaelina, con cuatro trabajos en proceso surgidos de los Laboratorios de Creación Escénica. Allí la diversidad poética y la profusión de ideas y potenciales talentos dejan vislumbrar que ese semillero marcará una tendencia en los próximos encuentros. De esas producciones participaron más de setenta artistas rafaelinos de formaciones diversas junto a directores como Francisco Benvenuti (Teatro Jóvenes), Brian Kobla (Teatro I), Rodrigo Cuesta (Teatro II) y Ana Gurvanov  (Laboratorio de Circo).

“Proyecto migrante”.

Del mismo modo, trabajos en proceso que eligieron al FTR como residencia, tal es el caso del talentoso autor, actor y director cordobés Ignacio Tamagno con las experiencias La Sapo (en coproducción con Dinamarca y junto a la actriz Eva Bianco) y la imponente y disruptiva Proyecto migrante, como así también los estrenos de las propuestas locales La Nave (ficción distópica de realidad virtual de la que se conocerán en breve nuevos capítulos) y el desfile de calle Baila! o la presentación de la murga rafaelina La Mistonga con su espectáculo De sobremesa, marcaron una agenda de novedades que cerró el sábado por la noche con el estreno del nuevo trabajo del creador platense Braian Kobla, The Big Mountain, un singular alegato escénico acerca de la incomunicación y el fracaso de la humanidad que se lee como el resultado de la postpandemia aunque su proceso creativo se inició en 2019.

“Un Hueco”.

De una programación de excelencia que recuperó el esplendor que la pandemia parecía haber quitado, con funciones agotadas y aforos al ciento por ciento, entre lo más interesante que se vio por estos días en el FTR, además de las obras referidas, aparecen materiales como la versión mendocina de Un Hueco, de Juan Pablo Gómez, con dirección de Agustín Daguerre, que pone en tensión la masculinidad en la intimidad de un vestuario a instancias de un velatorio en un club de pueblo; Las Cargas, con dramaturgia y dirección de Christian García, sobre la discapacidad y un ingenioso procedimiento de actuación donde se intercambian los roles, o la extraordinaria y desopilante Los Miedos, del creador porteño Ale Gigena, al frente de un profuso equipo artístico, donde todo lo que acontece en escena (actuación, músicos en vivo, dramaturgia) se crea en el momento a partir de la improvisación con una infrecuente vitalidad y despliegue de talento.

“Las Cargas”.

También fue de la partida Nada de carne sobre nosotras, un proyecto de Site Specific concebido para ser realizado en cementerios. Más allá de las rispideces que la programación de esta propuesta porteña generó en algún sector de la sociedad rafaelina, el material tiene a su favor un encuentro poderoso y vital: el de una serie de cuentos de la periodista y escritora Mariana Enríquez que fueron adaptados por la talentosa actriz y directora Analía Couceyro, quien es parte de este recorrido, con uno de esos relatos a su cargo, junto con Ariel Farace, Susana Pampín, Lisandro Outeda y Rocío Domínguez.

“Nada de carne sobre nosotras”, el poder de las palabras que dialogan con la muerte

También se vieron Imprenteros, de Lorena Vega, singularísima conjunción de biodrama y teatro documental y uno de los fenómenos de la cartelera porteña, que cuenta la historia de la familia de la actriz y directora; el bello y poético trabajo para la infancias La niña que fue Cyrano, del cordobés Guillermo Baldo, sobre una pueril historia de amor entre dos niñas, o la imperdible El hombre de acero, de Juan Francisco Dasso, también de Caba, con el descomunal trabajo en escena de Marcos Montes, sobre un padre que desanda los pormenores del complejo vínculo con su hijo que padece una patología ligada al espectro autista.

“Imprenteros”.

También entre las destacadas aparece Rota, de Natalia Villamil, que este domingo se vio en Rosario antes de su viaje a Estados Unidos, sobre la violencia de género pero desde una óptica que se corre del lugar habitual, con el conmovedor trabajo en escena de la actriz Raquel Ameri bajo la dirección de Mariano Stolkiner.

“Rota”: violencia de género y el rompecabezas de una mujer que reconstruye una ausencia

“El teatro se trata de entender y comprender la diversidad de la vida. En este mundo tan contaminado de noticias falsas, donde muchos hablan de la «posverdad», creo que una de las pocas verdades que nos quedan es la del arte. Es ahí donde la razón pierde todos los argumentos y el teatro convence”, afirmó contundente en el acto de cierre el secretario de Cultura de Rafaela, Claudio Stepffer, una idea que dialoga de manera abierta y vital con lo que pasó en esa ciudad entre el pasado sábado 9 y este domingo 17 y también con lo que va a venir, porque si algo está claro es que el Festival de Teatro de Rafaela, que se acerca a las dos décadas de recorrido, ya es de la gente que lo vio nacer y lo hizo propio, pero sobre todo, de esa generación que no sería la misma si ese encuentro no hubiese existido en la complejidad apacible de una ciudad que por unos días, durante las vacaciones de invierno, se convierte en el gran escenario del teatro del país.

“The Big Mountain”.

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