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El estudiante “real” como sujeto

La permanencia de la escolaridad en instituciones educativas medias con poblaciones vulnerables puede practicarse si se cambia el paradigma del estudiante “ideal” por el de un alumno “real”, que contemple sus pertenencias culturales y sociales, sostiene una investigación realizada por la Confederación de Trabajadores de la Educación y la Universidad de Luján.

La permanencia de la escolaridad en instituciones educativas medias con poblaciones vulnerables puede practicarse si se cambia el paradigma del estudiante “ideal” por el de un alumno “real”, que contemple sus pertenencias culturales y sociales, sostiene una investigación realizada por la Confederación de Trabajadores de la Educación (Ctera) y la Universidad de Luján.

El trabajo releva la tarea realizada en cuatro escuelas de la ciudad de Buenos Aires, Chaco, Río Negro y el partido bonaerense de La Matanza, en donde se logró fortalecer la escolaridad y el vínculo docente-alumno.

“Estas cuatro instituciones se distinguieron por el énfasis que pusieron en traspasar la caracterización del estudiante acotado a su condición de sujeto de aprendizaje, conscientes de que ésa es sólo una de las dimensiones de un sujeto social”, destaca el documento.

La investigación reivindica que cada experiencia educativa logró advertir que ser estudiante “es sólo un aspecto de la vida de un adolescente perteneciente a las clases populares empobrecidas, de un joven expulsado de otras experiencias escolares, segregado por ser miembro de una comunidad indígena, o de un trabajador adulto que no accedió a la escuela media”.

La investigación se realizó en una Escuela de Reingreso de la ciudad de Buenos Aires, a la que asisten jóvenes que buscan retomar los estudios; un centro educativo de nivel medio para adultos de Río Negro; un bachillerato libre bilingüe donde concurren jóvenes de la comunidad qom del Chaco y en una escuela de González Catán, a la que asisten chicos de hogares con vulnerabilidad social.

Según el estudio, los maestros de los cuatro establecimientos “sostienen intensos debates sobre quiénes son sus estudiantes” y la construcción de un abordaje común “no resulta sencillo ni produce consensos unánimes” porque muchos de ellos aseguran que “no fueron preparados” para ese desafío.

El trabajo sostiene además que muchas escuelas secundarias “facilitan la creación del estudiante ideal al considerar como méritos la disciplina en el estudio, la dedicación absoluta de tiempo, la memoria y tener curiosidad por aprender”.

Pero “estos méritos sólo sirvieron para que la escuela secundaria sea selectiva y fragmentada al no poner a los estudiantes reales en el centro de su organización pedagógica”.

En las escuelas estudiadas, “emergen situaciones de ruptura” con la escuela secundaria a la que la investigación denomina “hegemónica” y que tiene que ver con “situar a los estudiantes como sujetos histórico-sociales en el centro de la definición del proyecto educativo institucional”.

El trabajo también reconoce en esos colegios “la materialización de una escolaridad inclusiva cuyo horizonte es hacer efectiva el derecho social a la educación, la construcción de nuevas prácticas sobre el modo de ser docentes y una redefinición de los arbitrios culturales que sustentan las currículas.

Además se insta a “una diversificación de los espacios de formación para lograr aprendizajes significativos que sirvan de alternativa al fracaso escolar”.

“La escuela secundaria en la Argentina está siendo objeto de grandes transformaciones, al igual que en el mundo, ya que la enseñanza media nunca fue pensada para todos sino que fue selectiva, sólo para educar a las elites”, sostuvo la secretaria general de la Ctera, Stella Maldonado.

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