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El estrés se coló en la educación: Sadop presentó jornada sobre “malestar docente”

Por medio de un relevamiento, Sadop, el gremio que nuclea a los docentes particulares, procura "aportar a una discusión sobre cómo se ordenan los tiempos de trabajo y descanso en la docencia de toda la provincia".


Se presentó, este sábado, en la sede del Instituto Superior Particular Incorporado (ISPI), ubicada en Montevideo 1567, la primera etapa de una investigación nacional sobre la problemática del “malestar docente”, realizada en conjunto por el gremio de los maestros de escuelas privadas (Sadop) y la carrera de Medicina del Trabajo de la Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad Nacional de Rosario (UNR). El estudio se realizó sobre un grupo de docentes y arrojó como resultado que sufren una constante situación de estrés que se agrava a medida que avanza el año. Y además, no es un problema que se soluciona durmiendo o con vacaciones, por lo que interpela al sistema. Este informe revierte la imagen que desde el gobierno de Cambiemos pretenden difundir sobre el maestro como alguien que trabaja poco, tiene muchas vacaciones y vive de licencia.

En el encuentro estuvieron presentes Martín Lucero, secretario general de Sadop; Laura Sellares, secretaria administrativa, Jorge Kohen, director de la carrera de especialización en Medicina del Trabajo, y María Alejandra Chervo, vice decana de la facultad de Medicina.

El estudio se presentó bajo el título “Estrés docente: ¿mito o realidad?” y representa el tramo inicial del proyecto “Trabajo docente y fatiga”.

La investigación consta de tres etapas y abarca una muestra de la población docente que trabaja en diferentes colegios privados de la ciudad y apunta a “establecer los niveles de estrés y fatiga confrontados con las exigencias de carácter psicosocial que enfrentan los docentes privados”.

Por medio del relevamiento, el gremio Sadop procura “aportar a una discusión sobre cómo se ordenan los tiempos de trabajo y descanso en la docencia de toda la provincia”.

En el estudio se analizaron los niveles de fatiga en un colectivo de docentes en tres momentos del año: después de las vacaciones de invierno, al final del año y antes de que comience el ciclo lectivo en relación a los factores psicosociales y las exigencias que derivan del trabajo docente. El promedio de edad fue de 42 años, un mínimo de 30 y un máximo de 62.

Del estudio se desprende que a mitad de año se duplican los síntomas de fatiga y se mantienen constantes hasta fin de año. Los mismos comienzan por síntomas generales, luego fatiga intelectual y por último,  física y  mixta.

“La fatiga física se puede recuperar con reposo o haciendo algún tipo de ejercicio físico. La fatiga mental no se recupera con dormir, hay que utilizar otros recursos para poder superarse”, explicó el director de especialización en Medicina del Trabajo.

En ese sentido, el estudio despliega que hay seis dimensiones del cuestionario de riesgos psicosociales. Las de carácter negativo son exigencia psicológica, inseguridad, doble presencia y autoestima. Y las positivas son trabajo activo y posibilidad de desarrollo y apoyo social.

“Intentamos poner la salud de los docentes en el debate público realizando un trabajo de investigación junto a especialistas para actuar sobre las causas de las enfermedades y síntomas, y no sobre las consecuencias ya expuestas”, detalló Kohen.

La voz del  gremio

Sobre la investigación realizada en conjunto por el gremio de los maestros de Sadop y la carrera de Medicina del Trabajo de la Facultad de Ciencias Médicas de la UNR, el secretario general del gremio sostuvo que las políticas públicas educativas se elaboran sobre bases falsas. “Lo que vemos nos interpela, el 40 por ciento de los docentes cuando vuelve de vacaciones está estresado. Las vacaciones no sirven y no cumplen su finalidad. En todo caso, discutamos si tendríamos que cambiar las jornadas laborales. Es tan fuerte el impacto que el descanso no lo repara”, deslizó el gremialista.

Para Lucero no es extraño que el nivel de estrés, según el estudio realizado, sea tan alto. “Los estudios están a disposición del Estado y si tenemos que discutir otro ciclo escolar habrá que hacerlo. El gobierno provincial adujo que bajaron la cantidad de licencias y eso significaba un ahorro económico. ¿Por qué no se invierte en formación para docentes, y en salud?”, se preguntó el dirigente.

Lucero expresó que el problema de las licencias son consecuencias. “Las escuelas no son Disneylandia y tampoco el infierno”, puntualizó.

Con respecto a la presión relacionada con problemas de los alumnos o sus familias, traducidos en situaciones e violencia, el gremialista aseguró que la mayoría no son registradas por el sistema pero de todas maneras, se siente el apoyo social hacia los docentes.

“La sociedad valora el trabajo de los docentes. El desafío del Estado es mejorar la realidad docente y el sistema educativo. Nuestros docentes se parecen más a Carlos Fuentealba que a Jacinta Pichimahuida”, concluyó.

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