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El drama de los refugiados en Siria

Dos millones de personas huyeron de sus hogares a campamentos en países limítrofes.

La posibilidad de una cercana intervención internacional sumada a los combates entre los rebeldes y el ejército de Bashar al Assad, ha provocado un número de desplazados y refugiados mayor que cualquier otro conflicto bélico contemporáneo. De acuerdo con el Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur), dos millones de personas huyeron de sus hogares a campamentos en países limítrofes como Jordania, Turquía, Irak y El Líbano preparados por el organismo, mientras que otros 4,25 millones se movilizan constantemente en el interior del país.

Al respecto, el director ejecutivo de Unicef, Anthony Lake, reprochó el comportamiento de las grandes potencias, que a pesar de haber convertido el conflicto sirio en uno de los temas de agenda, los civiles –y más aún los menores de edad– siguen sin ningún tipo de amparo ante la guerra.

En Ginebra le advirtió al mundo que ya son más de un millón los niños que abandonaron su tierra. “Todos debemos compartir esta vergüenza porque mientras sólo unos pocos trabajan para aliviar el sufrimiento de los afectados por esta crisis, la comunidad internacional ha fallado en su responsabilidad con los niños sirios. Debemos parar y preguntarnos, en conciencia, cómo podemos seguir fallándoles”, aseveró. Se están dando casos de “explotación sexual, matrimonios y trabajos forzados y tráfico de menores”. “No estamos hablando sólo de números sino que estamos ante una forma real de arrancar a los niños de sus hogares y, en algunos casos, de sus familias, enfrentándolos a horrores que apenas estamos empezando a comprender”, advirtió Lake.

De acuerdo con Save the Children, los menores de edad que todavía viven en Siria son usados por los dos bandos enfrentados como mulas en zonas de enfrentamientos o hasta como escudos humanos.

“Siria se ha convertido en la gran tragedia de este siglo, una calamidad humanitaria indigna, con un sufrimiento y desplazamiento de poblaciones sin precedentes en la historia reciente”, declaró por escrito el director de la Acnur, Antonio Guterres. Quien también fue primer ministro de Portugal advirtió de que la escasez de fondos no permite atender a esta “hemorragia de población”, debido a que las agencias en el terreno han recibido menos de la mitad del dinero necesario. Agregó que el único consuelo a esta situación catastrófica es “la humanidad y fraternidad que muestran los países vecinos recibiendo tantos refugiados y salvándoles la vida”.

Acnur también subrayó que “no se vislumbra un final para este trágico éxodo”, ya que “la guerra civil ya ha entrado de lleno en su tercer año y Siria aún se desangra con hombres, mujeres, niños que cruzan sus fronteras a diario con poco más que la ropa que llevan puesta”.

La propensión de la población a huir representa un alza sin precedentes de cerca de 1,8 millones de personas en el último año, dado que hacia septiembre de 2012 el número de refugiados sirios era cerca de 230.000 personas. Según sus números, 5.000 sirios salen del país diariamente, una cifra espectacular si se tiene en cuenta que la población total es de 22 millones.

La ONU hizo un llamado especial sobre la “carga” que los refugiados sirios significan para los países vecinos debido a que “desbordan sus infraestructuras, economías y sociedades”, explicó Guterres. “Necesitan urgentemente un apoyo internacional masivo para afrontar esta crisis”, pidió. “La necesidad de incrementar de manera significativa la asistencia humanitaria a las comunidades de recibida llegó a un momento crítico”, definió.

A pesar de la ya alarmante cifra otorgada por la ONU, la Cruz Roja británica sugirió que esos números podrían ser demasiado conservadores. “Haber alcanzado esta cifra histórica de dos millones de refugiados registrados es impactante, pero la cifra real probablemente será más alta”, señaló Pete Garratt, un representante británico de la Cruz Roja. “Sabemos que hay personas que no se han inscrito para recibir apoyo, por muchas razones. Pueden tener miedo de cualquier represalia de su país”, añadió. “Nuestros colegas de la Media Luna Roja jordana reportaron que no pueden encontrar familias sin registrar, o que están preocupadas por venir a pedir ayuda”, dijo Garratt. “Ellos siguen viviendo con los efectos psicológicos de haber estado en una zona de conflicto y eso hace a la gente más cautelosa”, concluyó.

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