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Killer Burritos

El disco solidario: canciones apuradas por rajar hacia nuestros oídos

Killer Burritos acaba de editar “Fugitivo”, un reciente registro en el que la solidaridad fue un común denominador que arropó las composiciones. Se trata de una producción musical que no se cierra en sí misma, sino que abre la puerta para arrojarse a otro tiempo después de la pandemia


Roky Bigiolli – Especial para El Ciudadano

Hace casi una década atrás los Killer Burritos editaban un disco que empieza a los tiros y se despide al paso de una marcha fúnebre. La aparición de Chico Dinamita Amor fue un reflejo certero de “Lo que vendrá”. Caminando entre sus once canciones hay un relato que anticipa la violencia consolidada en los tiempos que corren post confinamiento. La decadencia y la resistencia desesperada desde el amor se encuentran para batirse en un duelo eterno sin vencedores. Fueron años duros desde que el Chico Dinamita Amor pisó la calle. La llegada de la pandemia con su aislamiento obligatorio le puso el crespón a una época y nos empujó a enfrentarnos cara a cara con los monstruos más antiguos: la locura y la muerte.

Un plan de fuga y un punto máximo de belleza

Estamos en un encierro módico, solo podemos salir a hacer los mandados. No, también se pueden hacer discos. En un trabajo triangulado por César Debernardi junto al guitarrista/productor Franco Mascotti y el tecladista Ricardo Vilaseca, se gestan apuradas por rajar hacia nuestros oídos las canciones de Fugitivo. Pero a pesar de la urgencia, se van a tomar su tiempo para llegar al público. El plan de fuga tiene que lograr un punto máximo de belleza. Ahí está el plan. Además la pandilla KB necesita volver a estar reunida para habitar un escenario.

“No te vas de acá sin mí, yo me voy de aquí con vos”; como una declaración de principios en una vieja película bélica, los primeros versos de “Salta” nos despabilan para el abrazo. No cabe duda que la solidaridad fue un común denominador que arropó las canciones de Fugitivo. Es un disco que no se cierra en sí mismo, abre la puerta para arrojarse. Es un disco solidario.

Celebración, sonrisas y baile

En el último show que dio la banda en diciembre de 2021 se pudieron escuchar dos canciones que anticipaban la inminente salida de este nuevo álbum: la que le da nombre y “La patrulla perdida”. Sonaron a celebración y el público las recibió con sonrisas y bailes de aprobación. Hoy ambas están resignificadas. Se escuchan los arreglos orquestales de “Fugitivo” a cargo de Diego Olivero, que entre cuerdas y campanazos cargan de épica el comienzo de un disco que lleva a los Killer Burritos por un nuevo mapa musical.

En “La patrulla perdida” casi a los gritos César declara: “…sin poder ni dominarlo, yo me divierto mucho más…”, para que explote esta canción que es la prima sintética de “La Tormenta”. Baile y pogo asegurado al ritmo de coros hipnóticos y un explosivo solo en la guitarra de Isidro Llonch.

Letra y música

Hay más. Se suma Eloy y graba el bajo en “Hoy”, (nos debíamos esta cacofonía tan celebrada). “Hoy” es una de las canciones más bonitas del álbum, suena a americana litoraleña, sonido yanqui del lindo para escuchar viendo el amanecer en el río Paraná, cantando estos versos como una invocación: “Hoy me levanté nada cambió, todo es mejor. Sería mejor que no me expliques cómo se hace bien”.

Más adelante aparece la luminosa coda instrumental “Vi la Drive”, a cargo, por supuesto, del maestro Vilaseca, que como en un transbordador espacial nos va llevando hacia la salida de Fugitivo. La triada final que afianza una identidad compositiva está conformada por “La antena de los vagabundos”, “De mal en peor” (atentos a los redobles de Tito Barrera cuando la versionen en vivo) y “Los halcones de Tommy”, con una particular participación de Fito Páez. Son dos colegas que cantan y charlan mientras distienden el alma en una pampa musical iluminada por un omnipresente García.

Se abraza o se deja pasar

En Fugitivo hay rock n´roll y hay pop. Hay poética de urbe con una ampliación en los mitos de César. Hay una producción musical sublime. Hay un arte de tapa precioso y preciso a cargo de la dibujante rosarina Alina Calzadilla. Existe la posibilidad de bailar y emocionarte con sus diez canciones. Lo podés abrazar o lo dejás pasar, total, nadie se va a enterar.

La formación responsable de este disco está integrada por: César Debernardi en guitarras, teclados, programaciones; Ricardo Vilaseca en pianos y teclados; Franco Mascotti en programaciones, arreglos, bajos y guitarras; Diego Olivero en arreglos, orquesta y pianos en “Fugitivo”; Damián Tito Barrera en batería; Eloy en bajo en el track “Hoy”; Isidro LLonch en guitarras en “La patrulla perdida”; Lautaro González De Cap en coros, y Fito Páez en voz y teclados en “Los halcones de Tommy”.

Franco Mascotti hizo también la grabación y mezcla; Patricio Sánchez Almeyra el mastering, y el diseño de tapa y dibujo pertenecen a Alina Calzadilla. Todas las canciones tienen letra de César Debernardi excepto “La antena de los vagabundos” (Páez/Debernardi). La composición musical es de Debernardi, Vilaseca y Mascotti.

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