Este sábado se recuerda la creación de la Bandera Argentina no por sí misma sino por el abogado y militar Manuel José Joaquín del Corazón de Jesús Belgrano, y más precisamente por la fecha de su muerte según coinciden los historiadores. El primer izamiento de la celeste y blanca, más allá de la discrepancia sobre la disposición de los colores, fue el 27 de febrero de 1812. Ese día fue también especial en el cielo que emula la insignia: hubo un eclipse total de Luna, según recuerda el Observatorio Astronómico de Rosario. Y el fenómeno fue visible para los habitantes de la villa de ese entonces.
La llamada Luna roja se observa bajo determinadas condiciones: el satélite tiene que estar en la fase de Luna Llena, y cuando el Sol, la Tierra y su compañera estelar están en perfecta alineación, es decir que los tres se pueden pensar como puntos de una recta imaginaria. De esa manera, la sombra del planeta cubre por completo al satélite.
¿Por qué roja?
Por la alineación, con la Luna por completo dentro del cono de sombra del planeta que orbita, la luz solar no le llega en forma directa sino a través de la atmósfera terrestre, lo que produce una dispersión lumínica: los gases y partículas que se extienden hasta unos 80 kilómetros de la superficie terrestre actúan como un filtro que absorbe todas las frecuencias lumínicas menos las rojizas o anaranjadas, que así pintan el satélite natural.
El 27 de febrero de 1812, la Luna para un habitante de los pagos que luego fueron la ciudad de Rosario estaba a la madrugada en la dirección de la constelación de León, entre las estrellas Régulo y Denébola. El fenómeno comenzó a hacerse visible a la medianoche del 26. Duró 104 minutos, con lo que fue uno de los eclipses totales de Luna más largos.
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