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El día que los flashes se apagaron

Hoy se cumplen 17 años del asesinato del reportero gráfico José Luis Cabezas, una víctima de la corrupción.

Familiares, amigos y colegas realizarán hoy diversas actividades para recordar al reportero gráfico José Luis Cabezas, asesinado hace 17 años en Pinamar, donde se inaugurará un mural en hierro en la cruz de La Cava, mientras que dos horas después se realizará el acto central en la entrada de la localidad bonaerense y a las 21 comenzará un festival musical en el Polideportivo Municipal.

Cabezas fue asesinado el 25 de enero de 1997. Durante la madrugada de ese fatídico día, el reportero gráfico de la revista Noticias se encontraba en el cumpleaños del empresario Oscar Andreani, en el cual había más de 200 personas y hasta se esperaba la visita del basquetbolista estadounidense Magic Johnson, según un relato del periodista Christian Sanz.

El fotógrafo había llegado en un Ford Fiesta a la casa de Andreani, en Pinamar, junto con el periodista Gabriel Michi, quien volvió al departamento que Noticias alquilaba en Pinamar pasadas las 4 de la mañana, mientras que Cabezas decidió quedarse un rato más.

A las 5, el reportero gráfico decidió regresar a su casa, donde lo esperaban sus hijos Juan Ignacio, María Agustina y Candela, de sólo cinco meses. Salió de la mansión de Andreani y caminó hasta el Ford Fiesta que alquilaba la revista Noticias.

Según una testigo, un Fiat Uno blanco con dos hombres estaba estacionado frente a su casa desde la medianoche, a pocos metros de la de Andreani, mientras que un tercer hombre recorría la cuadra. Los hombres mantuvieron una conversación con la testigo, de nombre Diana, y le aseguraron ser “custodios”. A pocos metros aguardaba otro auto con cinco personas más.

El día después a este raro episodio, el cadáver calcinado de Cabezas fue hallado en la localidad de General Juan Madariaga, dentro del Ford Fiesta incendiado, con las manos esposadas a la espalda y dos tiros en la cabeza.

El primero en conocer la trágica noticia fue su compañero Michi, ya que había acordado con el fotógrafo recorrer la playa de Pinamar en busca de las modelos de Roberto Giordano. Pero, al llamar a su casa, la suegra de Cabezas le comunicó que todavía no había llegado.

Tras buscarlo incansablemente, un comisario lo contactó para ponerlo al tanto del fatídico desenlace.

Ni bien se conoció el hecho, todos los cañones judiciales apuntaron al empresario entrerriano Alfredo Yabrán, quien era seguido por la prensa por presunta vinculación con casos de corrupción del gobierno de Carlos Saúl Menem y a quien Cabezas había fotografiado en 1995 en una playa de Pinamar, foto que fue tapa de Noticias.

Luego de que la revista publicara el rostro de Yabrán, Cabezas y su mujer, María Cristina Robledo, empezaron a recibir advertencias y amenazas telefónicas, incluso el intendente de Pinamar, Blas Altieri, confesó a Cabezas que gente vinculada con Yabrán había estado tratando se averiguar su domicilio.

El rostro de Yabrán no se conocía públicamente hasta el momento, pero, al parecer, la foto sacada por Cabezas enfureció al empresario, quien quería evitar la exposición pública.

Tanto Cabezas como Michi trataron de acercarse durante todo enero de 1997 al empresario para hacerle un reportaje, pero Yabrán siempre trataba de evitarlos, mediante su temible custodia.

Tras las acusaciones en su contra, Yabrán se vio obligado a realizar declaraciones a distintos medios y cuando se dictaminó una orden de arresto contra el empresario éste pasó a la clandestinidad.

Cinco días después, Yabrán se suicidó en su chacra de Aldea San Antonio, en Entre Ríos, disparándose con una escopeta, que le desfiguró el rostro y hacía el cadáver irreconocible; por eso, muchos medios de comunicación y la opinión pública argentina pusieron en duda su fallecimiento, lo que dio pie a una leyenda urbana que plantea que Yabrán no se mató, sino que realizó un montaje para que así pareciera.

Pese a la muerte del autor intelectual, el caso Cabezas no quedó impune, ya que el 2 de febrero de 2000, en juicio oral y público, fueron condenados a prisión perpetua los cuatro integrantes de la banda Los Horneros: Horacio Braga, José Auge, Sergio González y Héctor Retana, así como a Gregorio Ríos, jefe de Seguridad de Yabrán, y los policías Sergio Camaratta, Aníbal Luna y Gustavo Prellezo.

Hoy en día Cabezas se transformó en un hito del periodismo y la fotografía argentina. La manera y la época en la que fue asesinado, donde reinaba la corrupción, quedó en la memoria de todos sus colegas y en la conciencia colectiva argentina con una frase que marcó el final de la década del 90: “No se olviden de Cabezas”.

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