Edición Impresa

El día que la Patagonia “se bautizó de Argentina”

El 7 de marzo de 1827 el pueblo de Carmen de Patagones rechazó la invasión naval brasileña.

 

En Carmen de Patagones un museo recuerda la resistencia popular a la invasión.
En Carmen de Patagones un museo recuerda la resistencia popular a la invasión.

El 7 de marzo de 1827, en el marco de la guerra con el Brasil por la posesión de la Banda Oriental, en Carmen de Patagones se rechazó victoriosamente una invasión de la poderosa escuadra naval brasileña, en el episodio conocido como el Combate del Cerro de la Caballada.

Según los dichos de Emma Nozzi, la historiadora que fundó el museo regional que ahora lleva su nombre, en aquella ocasión, apenas 17 años después de los sucesos de la llamada Revolución de Mayo, “la Patagonia se bautizó de Argentina”.

“El triunfo local, sumado a la victoria criolla en Ituzaingó, que había ocurrido el 20 de febrero y cuya noticia tardó varias semanas en llegar, elevaron la moral de aquel puñado de habitantes de Patagones, no más de 500 personas”, dijo el investigador Jorge Bustos, actual titular de la entidad.

Afirmó que “aquella población había vivido muchos meses de incertidumbre, desde fines de 1825, cuando se supo que Brasil planeaba invadirnos para neutralizar el puerto corsario que le causaba estragos y que el gobierno de Buenos Aires estaba impedido de enviar refuerzos”.

“Carmen de Patagones, una población que sólo interesaba para el comercio de la sal y era por lo demás el último confín de la tierra, empezó a ser tenida en cuenta en la sede del poder, a mil kilómetros de distancia”, añadió.

Bustos sostuvo que “habían transcurrido sólo 17 años de los acontecimientos políticos de mayo, y los cambios que se vivían intensamente en la metrópoli apenas se interpretaban en esta especie de cárcel abierta que era Patagones”.

Explicó al respecto que “militares castigados, comerciantes condenados por sus delitos económicos, mujeres de la llamada mala vida y otros sujetos de dudoso comportamiento social eran deportados aquí”.

“De Patagones sólo se podía salir por barco, porque la población estaba rodeada por asentamientos tehuelches con quienes las relaciones eran excelentes, pero naturalmente ponían mucho celo en cuanto a quiénes transitaban por su territorio” agregó.

La configuración social de la villa que rodeaba al modesto fuerte, fundado en 1779 por el español Francisco de Viedma, comenzó a cambiar con la llegada de los corsarios que atacaban a la flota de Brasil en el sitio a los puertos de Buenos Aires y Montevideo.

Una transformación notable fue el arribo de unos 400 negros africanos, transportados como esclavos hacia América, que aquí eran considerados libertos y se incorporaban en distintos trabajos.

El episodio del 7 de marzo de 1827 tuvo dos escenarios distintos y decisivos, con protagonistas diferentes en sus antecedentes y formación.

En el promontorio llamado Cerro de la Caballada ocurrió el enfrentamiento entre la caballería criolla y los exhaustos infantes brasileños que llegaban desde la costa del mar; allí descollaron como jefes argentinos el subteniente Sebastián Olivera y el gaucho José Luis Molina, uno militar y el otro un baqueano lenguaraz.

En el río, muy cerca del pueblo, los corsarios Santiago Bynon, galés; James Harris, inglés; y los franceses Pedro Dautant y Francisco Fourmantin, demostraron su destreza naval al bloquear el ingreso y derrotar a la flota enemiga, muy superior en armamento.

En el mencionado cerro, ubicado hacia el sudeste de la población, un importante monolito levantado en 1927 rinde permanente homenaje y es el epicentro de la celebración histórica de cada año.

Enfrente de la plaza principal de Patagones, que naturalmente se llama ‘7 de Marzo’, se encuentra el templo parroquial que conserva –al costado del altar– dos de las siete banderas imperiales brasileñas tomadas como trofeo hace 183 años.

En el imaginario popular de los locales está anotado que alguna vez, hace más de 60 años, el gobierno de Brasil ofreció a la municipalidad de Patagones costear la pavimentación completa del casco urbano a cambio de las banderas; pero que el pueblo sureño se negó a ello.

Los nombres de los héroes de la defensa figuran en las arterias céntricas de Carmen de Patagones y la fecha se conmemora con un festival folclórico que convocó, desde el pasado jueves, figuras como Los Tekis, Peteco Carabajal, Teresa Parodi y mañana domingo, en el cierre, a la popularísima Soledad.

Pero el episodio nunca ingresó en las páginas doradas de la historia oficial, lo que para Bustos puede explicarse “porque no aparece como protagonista ningún militar de apellido patricio o de alta cuna aristócrata, tan sólo una especie de chusma de oficiales de baja graduación, corsarios extranjeros y gauchos mal entretenidos”.

“Pero esa gesta de resistencia popular, donde hasta las mujeres colaboraron disfrazándose de milicianos para engañar en número a los espías brasileños, constituye una épica particular a la que no debemos renunciar”, concluyó el historiador.

Comentarios