Ciudad

Público variado

El Día del Niño se gozó en los parques de la ciudad

Miles de personas disfrutaron de actividades en familia. El lugar más elegido: la costa central.


Los festejos por el Día del Niño colmaron ayer las plazas y parques de la ciudad, que desde la mañana y durante toda la tarde, haciéndole frente a los nubarrones y los resabios de la tormentosa semana que pasó, se apoderaron de cada espacio público para compartir una jornada enteramente en familia, alternando actividad física con la degustación de sabrosos aperitivos permitidos en ocasiones especiales.

Si bien la convocatoria resultó homogénea a lo largo de toda la ciudad, el paseo de mayor afluencia fue el de las márgenes del río desde el Monumento Nacional a la Bandera hasta los silos de Oroño y Wheelright, donde, al igual que todos los feriados, se montó la carpa de BioMercado, una propuesta alternativa a los dulces de los carritos de pochoclos organizada por la Secretaría de Economía Solidaria, ideal para aquellos que buscaban seguir cuidándose con las comidas aún en clima de celebración.

“En realidad, prefiero acompañar a mi hijo con las tortas fritas, pero si hago eso después me van a obligar a comer hojas toda la semana. No es una cuestión de sumisión, sino más bien de ser inteligente”, comentó entre risas Edgardo, que paseaba con su hijo tomado de la mano haciendo de puente entre él y su esposa.

El predio se vio invadido de pelotas de fútbol, de todos los tamaños y colores, que bombardeaban a los grupos de amigos que por su cuenta apostaron por repetir el plan de fines de semana con mates y bizcochos sobre una manta para escaparle al barro.

De hecho, esto pareció ser el sueño de un niño que, bajo la seria mirada de su madre, se  revolcaba en el suelo intentando sacarle la pelota a su papá. “Tarjeta roja por… haber dejado de jugar”, sentenció mientras erguía su brazo en alto, simulando sostener una tarjeta, ante la incrédula mirada de su padre.

El espacio de ejercitación situado a unos metros de allí, a la altura de calle Dorrego, también sirvió de distracción. “Acá estamos, haciendo la pretemporada. Yo los dejo que jueguen así después de la cena ya los tengo a todos muertos de sueño”, contó entre sonrisas Camila, mientras sostenía a su beba en brazos que, atónita, observaba un enorme barco de cargas que pasaba delante suyo.

La zona del Monumento a la Bandera también entregó una postal similar: familias que aprovechaban los intermitentes rayos de sol que se filtraban entre las nubes para tomarse fotos con colores más vivos. “Cada vez que tenemos un fin de semana libre tratamos de venir para Rosario. Esta debe ser la quinta vez en lo que va del año y seguramente se repetirá”, contó Mirta, oriunda de Paraná, Entre Ríos.

Llevaron juguetes y alegría en dos ruedas

Un nutrido grupo de moteros, denominados “Pisteando como un campeón”, se unieron por primera vez para repartir juguetes y alegría a los niños en su día. El último sábado partieron en una interminable caravana (unos 60 motovehículos) desde Santiago al 1300 y recorrieron una buena parte de la ciudad, incluido el Monumento a la Bandera, para llegar primero hasta la sala de oncología del Hospital Centenario y después al jardín Surcos, del barrio Cabín 9, en Pérez, donde repartieron los juguetes que reunieron durante una colecta solidaria que lanzaron a mediados de julio.

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