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Fecha alucinante

El Día de la Bicicleta es por pedaleada de quien sintetizó el ácido lisérgico

El químico suizo Hofmann decidió probar por sí mismo los efectos del LSD, sustancia que había sintetizado. Se pasó de dosis –no había antecedentes– y volvió del laboratorio a su casa en dos ruedas. Pese a estar bajo las consecuencias del psicotrópico, llegó sin problemas a destino


El 19 de abril se celebra el Día Mundial de la Bicicleta. En particular, en Rosario, donde se programaron varias actividades. La idea es promover su uso como benéfico para la salud y el ambiente, por no causar contaminación. La fecha, sin embargo, no refiere a la invención del rodado, ni del pedal. Alude a una anécdota de 1943 protagonizada por el científico que consiguió sintetizar la dietilamida de ácido lisérgico, más conocida como LSD.

El 19 de abril de 1943, el químico e intelectual suizo Albert Hofmann decidió realizar un autoexperimento para comprobar los efectos de carácter psicotrópico de la dietilamida de ácido lisérgico. Hacía unos días, por un error, había consumido la sustancia y quería verificar los efectos que experimentó en esa primera prueba.

Hofmann no era un desconocido: miembro del Comité del Premio Nobel, de la Academia Mundial de Ciencias, la International Society of Plant Research y la American Society of Pharmacognosy, fue nombrado en 2007 a la cabeza de una lista de los “100 mayores genios vivos” elaborada por el diario británico The Telegraph. Murió el 29 de abril del año siguiente, a los 102 años.

El químico, ese 19 de abril, tomó 0,02 miligramos de LSD. En poco tiempo, comenzaron las alucinaciones, por lo que su ayudante lo acompañó hasta su casa. Usaron bicicletas, porque a causa de la Segunda Guerra Mundial estaba prohibido el uso de los vehículos de motor.

Las alucinaciones que experimentó Hofmann fueron en ascenso a medida que pedaleaba. Después contó que, en ese momento, pensó que que el LSD provocaba envenenamiento.

Pasaron los años y, en la década de 1980, el profesor Universidad estadounidense del Norte de Illinois Thomas Roberts decidió conmemorar la anécdota con una celebración en su propia casa. La llamó “Día de la bicicleta”. La ocurrencia no quedó ahí: varios se sumaron los años siguientes. Se hizo popular. Y quedó instalada como Día Mundial de la Bicicleta.

Un gran químico

Hofmann se doctoró en Zúrich «con distinción». En apenas tres meses, llevó a cabo la degradación de la quitina (el material del que están hechos los caparazones, alas y garras de los insectos, crustáceos y otros animales) y describió su estructura química.

Apenas obtuvo el doctorado ingresó –en 1929– al departamento químico-farmacéutico de los laboratorios Sandoz (hoy Novartis). Allí trabajó con productos naturales, para cubrir la orfandad en esos estudios en su país.

Sintetizó el LSD en 1938. “Una de las dos o tres cosas más importantes que he hecho en la vida”, dijo sobre ese hito. Fue mientras estudiaba los derivados del ácido lisérgico. Había comenzado estudiando el hongo del cornezuelo como parte de un programa para purificar y sintetizar componentes activos de plantas medicinales para su uso en fármacos.

La dietilamida de ácido lisérgico, tal la síntesis, permaneció sin mayor interés del químico durante cinco años. Hasta que, el 16 de abril de 1943, Hofmann –dijo luego– tuvo “la sensación de que esta sustancia podría poseer otras propiedades además de las establecidas en las primeras investigaciones”. Sintetizó de nuevo el LSD-25 para que el departamento farmacológico pudiera retomar las pruebas. No era algo común hacer eso: “Esto era bastante poco habitual, las sustancias experimentales, como regla, se retiraban definitivamente del programa de investigación una vez se había determinado que carecían de interés farmacológico”.

Qué pasó en abril de 1943

Mientras purificaba y cristalizaba el LSD-25, lo sorprendieron una saga de sensaciones extrañas: su cuerpo había absorbido una pequeña cantidad a través de los dedos.

Los efectos que sintió se los comunicó al jefe del departamento para el que trabajaba:

“Viernes 16 de abril de 1943: me vi forzado a interrumpir mi trabajo en el laboratorio a media tarde y dirigirme a casa, encontrándome afectado por una notable inquietud, combinada con cierto mareo. En casa me tumbé y me hundí en una condición de intoxicación no desagradable, caracterizada por una imaginación extremadamente estimulada. En un estado parecido al del sueño, con los ojos cerrados (encontraba la luz del día desagradablemente deslumbrante), percibí un flujo ininterrumpido de dibujos fantásticos, formas extraordinarias con intensos despliegues caleidoscópicos. Esta condición se desvaneció dos horas después”.

Hofmann intuyó el potencial de la sustancia por los efectos percibidos con una –sospechaba– cantidad ínfima, la que dedujo que había penetrado su piel. Y se lanzó a un experimento con él mismo como conejito de indias.

Arrancó con poco, pero el 19 de abril consumió 250 microgramos de LSD. Hofmann tuvo que esforzarse para poder hablar. Fue consciente de los efectos que estaban atravesándole, y le pidió a su asistente en el laboratorio que le acompañe a su casa. Los dos recorrieron el trayecto en bicicleta, y sin saberlo en ese momento, sentaron las bases del Día de la Bicicleta. Durante el viaje, experimentó la distorsión visual, el trastorno en la percepción del tiempo y otras alteraciones en su estado de conciencia. Resumió luego: “Desintegración del mundo exterior y la disolución de mi ego”. la promoción del pedaleo, claro, pasa por otros carriles.

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