Espectáculos

El “Shakirazo”

El despecho vende y hay nueva grieta: los que apoyan a Shakira y los que eligen ser sus detractores

Con más de 70 millones de vistas en YouTube y la cifra sigue subiendo, contratos caídos e incluso la insospechada división entre sectores de los feminismos, la alianza entre el productor argentino Bizarrap y la cantante colombiana Shakira, “BZRP Music Session #53”, es un suceso que hace historia


“No los veo rasgándose las vestiduras por canciones donde lo que se dice es misógino, machirulo o violento. Es más: las cantan y bailan contentos. Es una ruptura y los artistas hacen de eso canciones”. Así, Lali Espósito, la voz millennial más elocuente y clara del espectáculo y los feminismos criollos, se plantó frente a los detractores de la inesperada pero muy redituable alianza entre el productor argentino Bizarrap y la cantante colombiana Shakira, que este jueves implicó que colgaran en las redes la “BZRP Music Session #53” y las cifras alcanzadas en vistas superara los 70 millones, sigue en aumento, y pronto (seguro) superará los 100 millones.

El corte, una producción en un estudio que quizás ni siquiera hayan compartido, bate por estas horas todos los récords de escuchas de los que se tenga memoria en reproducciones y streams. Pero nada es casual: el despecho vende, siempre vendió. Y la canción habla de eso, de un despecho, de un gran enojo, de una traición imperdonable que ha dividido aguas, incluso, en los colectivos feministas, porque por estas horas están aquellas mujeres que apoyan sin miramientos a la artista colombiana y otras que dicen que nada tiene que ver la nueva pareja del ex futbolista del Barcelona, Gerard Piqué, con el que la cantante tiene dos hijos, y que es la nota más buscada del mundo pero sigue desaparecido de las redes viendo cómo remonta contratos caídos y pérdidas millonarias. Entre más, Piqué, ahora en pareja con Clara Chía Martí, muy parecida físicamente a la cantante, perdió su contrato por las finales de la Copa Davis, uno de los proyectos más grandes de su empresa, Kosmos, y la cifra no entraría en un solo renglón.

Si está bien o mal lo que hizo Shakira, que antes había editado la burlona “Te felicito” y la melancólica “Monotonía”, separada de Piqué hace meses y con ambas canciones también dedicadas a esa mediática ruptura (que irónicamente quisieron mantener en silencio) en medio de un divorcio contencioso y millonario, ya es anecdótico, más allá de que es la canción latina con el mejor debut de la historia.

Lo interesante es cómo ese corte disparó una catarata de efectos que ponen en tensión no sólo las actitudes de un patriarcado en saludable detonación sino también a una especie de ebullición mediática que tomó partido por los efectos del “shakirazo” desde los programas de chimentos y espectáculos hasta los noticieros, tanto en radio, tevé como en redes y portales de noticias en gran parte del planeta.

El mundo se hizo eco de la ruptura, las redes se llenaron de memes y la frase que asegura que “las mujeres ya no lloran, las mujeres facturan” se revela por estas horas como mascarón de proa del empoderamiento femenino y militante con sus ecos locales en otras cantantes que hicieron odas al despecho como Karina La Princesita o Jimena Barón que ya sueñan (así postearon) con una triada con la colombiana que posiblemente haría estallar las redes.

Tan insospechadas son los efectos de la canción que hasta monseñor Eduardo Martín (la lista es extensa, profusa y sorprendente), el arzobispo de Rosario, en una nota en Radio 2, opinó sobre la cuestión. “Ni  escuché la canción. Leí el titular que decía que era contra su antiguo esposo y eso es de cuarta”, dijo, más allá de otras cosas que son “de cuarta” y gravitan hacia adentro de la Iglesia católica pero que muchos eligen no ver.

Pero hay más: los videos habituales de reacciones de streamers del momento como Ibai Llanos, que tiene negocios con Piqué; Momo Gerónimo Benavides o Coreano Loco también sumaron a la fogata encendida en YouTube: el material publicado por Llanos, popular streamer español muy requerido en el mundo futbolero, va por los 6 millones de vistas en apenas horas desde su publicación y tiene para más.

“El amor es, siempre, un efecto político de la sociedad en la que vivimos. Y en este momento actual las mujeres son usadas o se usan para frenar los derechos de las mujeres. ¿En lo amoroso pasa igual? Si pasa, no puede pasar como si nada”, escribió con la claridad que la caracteriza la destacada periodista Luciana Peker en el sitio Infobae, en una extensa nota en la que analiza el fenómeno que, seguramente, en otro momento de feminismos atomizados no hubiese desatado ni un diez por ciento de la euforia reinante como tampoco se hubiese convertido en bandera de muchas mujeres que, más allá de los abismos económicos que las separan del universo Shakira, sienten que esa canción las reivindica, que por una vez alguien con más poder que el supuesto poseedor del poder pone las cosas en su lugar.

Tampoco hay que olvidar que del otro lado está Bizarrap, más que un productor un empresario que, con sólo 26 años, se volvió millonario y con esta colaboración termina de consagrar un recorrido breve pero muy exitoso, ahora con un espíritu ochentoso y a partir de una pista de hyper-pop moderna que algunos aseguran que es un plagio pero que en caso de juicio habrá mucho dinero para resolver el tema.

Así, la catarata confesional de Shakira, que busca resolver en minutos lo que para algunos podría llevar años de terapia (algo que no habría que dejar nunca) no da respiro: “Esto es pa’ que te mortifique’, mastique’ y trague’, trague’ y mastique. Yo contigo ya no regreso, ni que me llores ni me supliques”. Y arremete: “Entendí que no es culpa mía que te critiquen. Yo sólo hago música, perdón que te salpique. Me dejaste de vecina a la suegra. Con la prensa en la puerta y la deuda en Hacienda. Te creíste que me heriste y me volviste más dura. Las mujeres ya no lloran, las mujeres facturan”. Tratándose del nuevo batacazo de la colombiana, una artista que transita el éxito planetario hace muchos años, de esto último no hay ninguna duda.

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