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El desafío más difícil: iniciar una vida sana libre de humo

Además de dispositivos artificiales para dejar el pucho, estudian mejorar la calidad de la alimentación.

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Dejar uno de los vicios que se suelen tomar desde la adolescencia es una de los desafíos más fuertes que tiene la vida del ser humano. El fumar es uno de ellos. Más allá de la fuerza de voluntad, el mismo organismo, acostumbrado a una fuerte dosis de nicotina diaria, lo sigue pidiendo y muchas veces los fumadores trabajan duro por apagar el cigarrillo para siempre y recaen ante una situación de estrés o nerviosismo puntual. Sin embargo, además de varios grupos de autoayuda dispersos en el mundo para que los fumadores dejen de serlo, aparecieron en el mercado algunos dispositivos artificiales como los cigarrillos electrónicos (últimamente poco recomendados por especialistas), parches de nicotina, chicles especiales y “tests personalizados” para cada fumador.

La razón más importante para abandonar este hábito tiene que ver con los daños que ocasiona en la salud el consumo de tabaco, inclusive la pérdida notoria y paulatina de sentidos como el gusto y el olfato. Asimismo, se dice que la alimentación tiene mucho que ver con este proceso de apagar el cigarrillo.

Por otra parte, la obsesión por engordar cuando se quiere dejar de fumar supone a menudo el abandono del intento. Sin embargo, un reciente estudio ha demostrado que una alimentación sana puede no sólo minimizar este aumento de peso al ser más saludable, sino que también puede facilitar el abandono del hábito. Así, la investigación demuestra que las frutas, las hortalizas o los lácteos empeoran el sabor del cigarrillo. Por el contrario, la carne, el alcohol o el café realzan su sabor, haciendo más atractivo el hábito de fumar. Se demuestra así que la alimentación puede convertirse en una aliada para abandonar el tabaco.

Para muchos fumadores habituales, dejar de fumar puede llegar a ser una odisea. El primer paso, el más importante y difícil de dar, es querer abandonar el hábito. No sólo la propia adicción lleva a no querer hacerlo. Fumar, en multitud de casos, es una cuestión social, y el hecho de hacer el cigarrillo y charlar mientras se toma un café se puede convertir en una rutina diaria de lo más agradable, sin ser consciente de que ese momento tan placentero está perjudicando la salud. La falta de motivación y el estrés acompañado de la conocida frase “ahora no es el momento” son dos ejemplos más que pueden dificultar el cese del hábito.

Pero cuando se decide dar el paso, otras cuestiones pueden determinar de manera clave el posible éxito o fracaso del intento: la ansiedad, la difícil situación sin el cigarrillo después de comer o el miedo a engordar. Es precisamente este último aspecto el que lleva de cabeza a muchos fumadores, que asocian el cese a un aumento proporcional de los kilos.

De hecho, existen factores tanto físicos como psicológicos que convierten esta afirmación en cierta. Dejar el tabaquismo afecta a las hormonas, al sistema nervioso, al sentido del gusto y del olfato, a la capacidad de digerir y asimilar los nutrientes de los alimentos. Por otro lado, la inevitable ansiedad se intenta superar habitualmente con la comida que, además, acostumbra a ingerirse compulsivamente y de forma desordenada.

Alimentos enemigos del pucho

 Sin embargo, un estudio ha demostrado la ya existente noción de que una alimentación sana puede no sólo minimizar este aumento de peso al ser más saludable, sino que además puede facilitar el abandono del hábito. Según la Universidad Duke de Carolina del Norte (Estados Unidos), que ha llevado a cabo la investigación, hay alimentos que empeoran el sabor del cigarrillo, como las frutas, las hortalizas o los productos lácteos. Por el contrario, consumir abundante carne, alcohol o café produce el efecto contrario, ya que realza su sabor, haciendo más atractivo el hábito de fumar. El estudio demuestra, que el hábito de fumar parece estar reforzado por el consumo habitual de ciertos alimentos que potencian su sabor.

Liderado por el doctor Joseph McClernon, profesor asistente en el Departamento de Psiquiatría y Ciencias del Comportamiento del Centro Médico de la Universidad de Duke en Durham, en el estudio se ha analizado el comportamiento de 209 fumadores, a los que se les ha preguntado sobre los alimentos que hacen empeorar o realzar el sabor del tabaco. Los lácteos (leche o quesos), las bebidas sin cafeína (agua o zumos), las frutas y los vegetales fueron los alimentos que reiteradamente se nombraron como protagonistas del empeoramiento del sabor de los cigarrillos, un 19 por ciento, un 14 por ciento y un 16 por ciento respectivamente. El 44 por ciento de los participantes afirmó que las bebidas alcohólicas realzan su sabor, y el 45 por ciento las bebidas con cafeína (té, bebida de cola o café). El 11 por ciento nombró a la carne.

Una dieta rápida

Según los investigadores de la Universidad Duke, los resultados podrían ayudar a la creación de una dieta rápida para dejar de fumar, así como el desarrollo de chicles o pastillas que disminuyan la palatabilidad del cigarrillo. McClernon afirma: “Con pequeñas modificaciones en la dieta, consumiendo productos que empeoran el sabor del cigarrillo, como la leche o un vaso de agua fría, y evitando los que realzan su sabor, como la cerveza, los fumadores podrían dejar de fumar mucho más rápida y fácilmente”.

La comida se convierte, tras el estudio, en una aliada para quien desea dejar de fumar, y no en una excusa para no hacerlo. Si, finalmente, se combina con una terapia de sustitución de la nicotina y con ejercicio continuado, el cese del hábito no debería ser, al fin, un proceso tan difícil de conseguir.

Una vez pasadas las primeras tres o seis semanas se podría retomar progresivamente el consumo moderado de los productos que realzan el sabor del cigarrillo, aunque en cantidades moderadas.

  Los autores de la investigación reivindican ser los primeros en relacionar la alteración en la palatabilidad de los cigarrillos con las comidas y las bebidas, y afirman que el estudio abre nuevas puertas comerciales y de marketing para ciertos productos. El director del estudio, McClernon, reconoció que, sin embargo, es necesario investigar más para determinar exactamente qué alimentos afectan el sabor del cigarrillo y si alterar la dieta podría mejorar el éxito de dejar de fumar.

El paso a paso del éxito

Quienes han logrado dejar de fumar fueron notando cambios importantes en su metabolismo, como así también en su estado de ánimo y energía. Especialistas médicos aseguran que en pocos días se recupera el sentido del olfato y el gusto. Se siente mucha más energía, vitalidad y predisposición que ayuda a la mejora del humor, suprimiendo la irritabilidad. En un par de semanas, cada mañana se sentirá una reducción importante de la fatiga, y se sabrá que el sueño ha sido reparador.

En tanto, se dice que al mes de haber tomado la decisión de dejar de fumar se disfruta de una mayor capacidad respiratoria y estado físico. Otro dato a tener en cuenta, sobre todo por las mujeres, es que la piel lucirá mucho mejor: se notará más joven, limpia y luminosa.

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