José Odisio
El coronavirus avanza y el deporte no es la excepción. Y aquellos que minimizaron el problema en los inicios, creyendo que sólo era un dificultad para los chinos o una exageración de los medios, hoy se asustan frente a una pandemia que tiene atemorizado y paralizado al mundo entero.
Rudy Gobert, estrella de la NBA en Utah y de la selección francesa, bromeó en una conferencia de prensa cuando se lo consultó sobre el tema hace unos diez días. Tocó todos los micrófonos a propósito y quiso demostrar que el deporte de élite estaba inmunizado.
En su ignorancia, generada por estar en un lugar de privilegio donde los lujos actúan como un aislante frente a los problemas que vive el resto de la sociedad, Gobert siguió con su broma de mal gusto y tras jugar un partido le tocó la cara y el cabello a Donovan Mitchell -otra estrella NBA- en medio de una nota en vivo.
Un día más tarde, el francés Gobert se transformó en el hazmerreír del mundo al confirmarse que era el primer jugador de la NBA infectado con Covid-19. Y para completar su legado de irresponsabilidad, un día más tarde Utah confirmó que Mitchell también tenía coronavirus. “Me llevó un tiempo calmarme con él (por Gobert). Fueron los peores 15 segundos de mi vida cuando me enteré”, confesó Mitchell en estos días.
Casi en forma caprichosa, como si el virus eligiera a su afectado para demostrar que nadie está libre de padecerlo, ayer Brooklyn Nets confirmó varios casos en estudio y trascendió que su máxima estrella, Kevin Durant, tiene coronavirus y no jugará el resto de la temporada.
Obviamente la NBA está suspendida. Y con más de dos tercios de la temporada en juego, la Liga espera ansiosa la reanudación, aunque algunos no tan optimistas pronostican que podría ser la primera temporada inconclusa de la historia.
El fútbol tampoco pudo escapar a la pandemia. Y la persistencia de algunas ligas europeas por no parar fueron cayendo a partir de casos confirmados de jugadores afectados. En España hay a la fecha 21 futbolistas con Covid-19, entre ellos el rosarino Ezequiel Garay, de Valencia.
Otro argentino afectado es Germán Pezzella, de Fiorentina, en una Italia blindada oir la cuarentena desde hace semanas con muchos futbolistas con positivo y grandes figuras mostrando como conviven con el encierro sin saber cuándo terminará.
La Bundesliga paró, pero no pudo impedir que surgieran tres casos de futbolistas que dieron positivo. Y en Inglaterra, donde el Brexit también parece que se metió en el fútbol, hubo resistencia a parar la pelota, incluso a jugar sin público. Hasta que el español Mikel Arteta, DT del Arsenal, dio positivo y no tuvieron remedio. Hay un caso más, un jugador del Chelsea, el juvenil delantero Callum Hudson-Odoi.
En Francia el Gobierno tomó recién esta semana medidas extremas. Y el fútbol estuvo en vilo cuando se conoció que tenía síntomas probables de la enfermedad Kylian Mbappé, el astro del PSG y la selección. Al final fue una falsa alarma, aunque los jugadores están en cuarentena como en España e Italia. Y por estas horas, con las fronteras cerradas desde hace dos días, en París corre fuerte el rumor que Neymar viajó a escondidas a Brasil preocupado por la salud de su familia.
Hoy está parada la Champions, la Europa League y la Eurocopa se pospuso para 2021. Y el Mundial de Clubes por ahora está suspendido por Fifa.
Hay más, obvio. El circuito ATP de tenis por ahora se detuvo seis semanas, y Roland Garros se jugará en septiembre, posterior a Wimbledon y el US Open, si el coronavirus lo permite.
La F1 también suspendió competencias en Asia y países afectados, pero el inicio previsto para Australia hace una semana tuvo su ‘pit stop’ cuando un auxiliar de McLaren dio positivo y el equipo se retiró de la competencia, obligando a la FIA a suspender el GP.
Hay otro deportista argentino con coronavirus: Maximiliano Richeze. El ciclista, campeón panamericano e integrante del poderoso equipo Emiratos Árabes, dio positivo mientras estaba en cuarentena en un lujoso hotel de Dubai a partir de detectarse que el colombiano Fernando Gaviria tenía Covid-19.
Y si bien hay algunas competencias en estos días, incluso hace dos semanas se corrió la París-Niza, está en riesgo el famoso Giro de Italia, programado para el 9 de mayo.
Estados Unidos también paró esta semana. Y el tradicional Masters de Augusta de golf (se disputaba en abril) y el campeonato de la PGA (previsto para junio) fueron postergados para fines del verano norteamericano. A esta altura, septiembre y octubre pintan para ser meses de embotellamiento deportivo, si el mundo logra controlar el coronavirus.
Un punto por resolver son los Juegos Olímpicos de Tokio, programados para iniciar el 24 de julio. “No es tiempo de tomar decisiones drásticas. Faltan cuatro meses”, señalaron ayer desde el COI, en clara intención de no suspender la cita en Japón.
Pero hay mucho temor de los deportistas y enojo de federaciones como la española e italiana por las desventajas que tendrían sus deportistas, hoy en cuarentena. Incluso existe el riesgo de que algunos países decidan no ir. A esta altura, la resistencia japonesa por no cambiar la fecha parece sucumbir.
En Argentina se demoró la decisión de parar el fútbol. Y tuvieron que presionar los jugadores para detener la pelota. Se arrancó la Copa de la Superliga sin público, y ya se especula con el reinicio dentro de tres semanas, sin tener en cuenta que el riesgo seguirá. Obviamente, como en el mundo, lo económico presiona y varios dirigentes anunciaron que si no se reanuda el torneo, será difícil pagar los sueldos.
“Los contratos, si no hay actividad, es imposible pagarlos”, disparó Nicolás Russo, presidente de Lanús. En ese sentido, en la Asamblea de hoy en Ezeiza donde concurrirán todos los clubes para aprobar la creación de la Liga Profesional encabezada por Marcelo Tinelli, el tema reanudación del torneo estará en la mesa.
Mientras tanto, las principales ligas de Europa analizan negociar con sus futbolistas la reducción del salario a la mitad mientras dure el parate. Y el modesto Barnet inglés despidió a todo su personal por la crisis económica que provoca el coronavirus.
Y mientras Matías Lammens asegura que es imposible pronosticar cuándo estarían dadas las condiciones para el reinicio de la Copa de la Superliga, la Conmebol suspendió la Copa América para el próximo año, pero confió en reanudar la Libertadores el 6 de mayo.
No hay dudas que el coronavirus detuvo al mundo. Como pocas veces todo el planeta está paralizado. Y mientras todos intentan asimilar el impacto, y la salud es prioridad frente a una pandemia que mata sin piedad, el deporte se debate entre la sensatez y el bolsillo.
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