El último día del mes pasado un mecánico chocó a un cadete en barrio Belgrano cuando probaba un Audi TT. Era de noche. El motociclista de 26 años perdió ambos brazos y una pierna por el impacto. Murió al llegar al hospital. Al día siguiente, cuando imputaron al mecánico, la Fiscalía reprodujo lo dicho por testigos: el automóvil, un coche de alta gama, iba a más de 120 kilómetros por hora cuando llegó a la esquina de Río Negro y Campbell, donde colisionó con la moto. El juez dispuso una prisión preventiva para el conductor de ese bólido. Pocos días después surgieron rumores de que el mecánico es un habitué del circuito de picadas callejeras. Los participantes de esas prácticas vienen desde hace tiempo buscando un lugar donde poner a prueba motores y habilidades sin entrar en la vida deportiva institucionalizada. En 2013 el Concejo Municipal aprobó la ordenanza 9072 para crear una “pista de velocidad para deportistas amateur”.
Recién este año siete empresarios reunieron los fondos necesarios y hoy quieren dar el paso definitivo para que Rosario cuente con un picódromo privado con todas las de la ley. Leonel Morelli, uno de los inversores, dialogó con El Ciudadano y brindó detalles del circuito que se viene.
Calienta motor
En el mediodía de hoy Morelli recibirá la reglamentación de la ordenanza (firmada la semana pasada por la intendenta Mónica Fein) que permite a un privado instalar una pista de picadas en Rosario. En los cálculos, tardará tres meses en conseguir los estudios de impacto ambiental y factibilidad para empezar a construir. La idea de Morelli, dedicado a la importación de aeronaves, es levantar un predio de competición con una pista de 800 metros en la que se correrán categorías de 250 metros y 402 metros, esto es, un cuarto de milla. A los costados habrá una torre de control, boxes, gradas para el público, unas 20 cabañas para alojar pilotos, y los accesos correspondientes. Necesitará de 10 millones de pesos de inversión. Del total, 2,5 millones serán para montar la recta de competición.
El lugar elegido es a la vera del kilómetro 5 de la ruta nacional 34, cerca de Ibarlucea, al límite del municipio. Siempre según el empresario, viven unas cuatro familias que deberán ser reubicadas. La normativa impone una distancia mínima de 400 metros entre la pista y cualquier terreno residencial. “No quiero tener problemas con los vecinos. Se harán todas las pruebas ambientales para asegurar que todo esté en regla”, comentó ayer el empresario en diálogo con El Ciudadano. Según su visión, habrá un doble beneficio en la pista: absorberá las carreras clandestinas de la ciudad y la región en un marco seguro y, además, traerá nuevos visitantes en busca de emociones en el “mundo tuerca”.
Luego de concluir con el proyecto, Morelli entregará los planos y certificaciones para que sean evaluados. Anticipa que esa instancia requerirá de un debate en el Concejo Municipal, ya que se deberá decidir desde qué árboles deben removerse del campo hasta la frecuencia de radio que utilizarán en la torre de control.
Prevención y turismo
Morelli prefiere ese lugar, en la zona noroeste, por sobre otros que estaban en danza entre las autoridades del municipio. Los otros que estaban bajo la mira son uno en Nuevo Alberdi, otro en Ovidio lagos al 6000 y el último en cercanías de la autopista Rosario-Córdoba. El empresario los descartó por varias razones. Muchos vecinos cerca o malos antecedentes, incluido la muerte de un joven motociclista en una carrera clandestina. También eliminó la posibilidad de que se hiciera en el autódromo Oscar Gálvez por las características que tiene circuito, reinaugurado en 2011.
“Será el picódromo más importante del país (ya funcionan en Córdoba, Mendoza y Junín). Queremos entrar en el circuito internacional de competición sudamericana. Participan Chile, Brasil, Paraguay y Colombia para ver quién es el más rápido”, contó Morelli, quien está acompañado por otros seis socios. “(Sumado al buscado efecto de sacar las picadas de la calle como las que ocurren en la zona norte) también significará un impulso al turismo local. Las carreras traen a más de 400 pilotos de todo el país por un fin de semana”, agregó. Según sus cálculos, hay unos 20 competidores de Rosario que viajan a estos eventos. Y más, otros 300 autos guardados en talleres esperando una pista donde correr. “Habrá más trabajo para talleres especializados, repuesteros. Y permitirá a la ciudad tener un show cada 10 o 15 días”, concluye la idea de negocio.
Definiciones
Tal como publicó este medio el año pasado, la reglamentación del Ejecutivo debe exigir al privado requisitos antes de aprobar el proyecto. Entre otros, un estudio de impacto ambiental, la cantidad de espectadores admitidos, la distribución de gradas y servicios sanitarios adecuados, medidas y protocolos para la práctica deportiva y la seguridad del lugar. También abundar sobre el estado mecánico de los vehículos competidores y hasta un tratamiento de urgencias médicas derivadas de accidentes en el predio. Esos detalles se definirán en los próximos tres meses, indicó el empresario.