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El contenido noble de la tevé

“Ecos” tiene a la solidaridad como la gran protagonista. Producido en Buenos Aires, muestra la realidad social de instituciones de diferentes puntos del país para sacar a la gente del “adormecimiento”.

En las últimas décadas se llamó “caja boba” a la televisión por su contenido estéril y la pelea por una suma de puntos de audiencia (el satánico rating). Sin embargo, hay profesionales que buscan y trabajan por un espacio real, por su compromiso con la sociedad y el “efecto dominó” de la solidaridad. El programa Ecos (Equipos de Cooperación Solidaria) se emite cada sábado, a las 11.30 por CN23, y revela historias de todo el país desde su realidad social. Ideado y conducido por Lourdes Chimentón, el programa sale al aire semanalmente gracias al trabajo del equipo integrado por Gabriel Arena (coordinador de producción), Estela Sáez, Guillermo Ferro, María de los Ángeles Plomer, Martín Diograzia y Cristian Ubait. En la emisión de hoy se conocerá el trabajo del Centro de Apoyo Integral Hemato-Oncológico (Cenaih) de Rosario, una entidad sin fines de lucro que alberga a veinte personas (10 niños y sus acompañantes) afectadas por enfermedades como leucemia, quemaduras de gravedad o sometidas a trasplantes.

—¿Cómo surgió la idea de un programa social?

—(Chimentón) La idea de generar un programa de estas características surgió desde que empecé a ver y comprobar el poder de la televisión. Tuve la posibilidad de hacer un programa solidario en Córdoba que se llamaba Cuenta Conmigo, en el que uníamos historias de gente que ayuda a ayudar con aquellos que necesitaban ser escuchados. Buscábamos “la” historia y tratábamos de unirla con algún referente que pueda darle una respuesta. Descubrí que hay mucha gente que está verdaderamente comprometida con el otro, con la realidad social, que mira más allá de sí misma. No dejaba de sorprenderme cada vez que se acercaba alguien y nos decía: “Yo quiero ayudar, no se cómo, pero quiero hacer algo por ése que la está pasando mal”. Cuando las vueltas de la vida me trajeron a Buenos Aires para participar de Estudio País (Televisión pública), empecé a soñar con reproducir lo que hacíamos en Córdoba, en todo el país. Unir historias de gente “que ayuda a ayudar”, sumándole el testimonio de un famoso que aporta su costado solidario vinculado a la causa que tratamos. Y así comenzó Ecos.

—¿Existen espacios en los medios para el periodismo social?

—(Arena) Hoy hay espacios para todo. Lo que cambia muchas veces es qué tan grande es ese espacio, o qué tan visible. Por supuesto que sabemos quiénes son los líderes del rating, y aunque no tengamos idea de cómo se mide, nos influencia a la hora de decidir qué mirar en televisión. Buscábamos nuestro propio espacio, pero sobre todo el de todas las personas y entidades que trabajan buscando mejorar la calidad de vida de otros seres humanos que por varios motivos han sido menos favorecidos. Lo encontramos.

—(Chimentón) Los periodistas tenemos una responsabilidad muy grande de construir opinión pública, elevamos y destruimos a través de la palabra, por eso hay que tener mucho cuidado. Elijo construir mediante la comunicación, no me gusta la crítica sin proponer algo a cambio. Ecos es una propuesta de transformación social a través de la tevé.

—¿Cómo lo recibió la audiencia?

—(Chimentón) Muy bien. Fue asombroso porque en cada caso tratado no tarda en llegar la palabra del televidente, deseoso de colaborar, contagiado por ese ejemplo que mostrábamos en alguna nota que les llegaba al corazón. Ése es el secreto, no hace falta caer en golpes bajos para llegar al corazón, un testimonio puede ser entretenido y emotivo, la solidaridad y los ejemplos de vida no tienen porqué ser aburridos al televidente. Al contrario, tiene que despertarnos del adormecimiento, del conformismo, de la comodidad.

—(Arena) La experiencia previa en un canal no tan masivo como lo fue Canal 21 de Buenos Aires nos permitió saber que la propuesta era aceptada. Y desde que estamos en CN23 creció exponencialmente.

—¿Qué temáticas han tratado y qué viene en los próximos programas?

—(Arena) Hasta el momento salieron al aire ya dos capítulos, el primero dedicado al Acceso a la Salud y el segundo a la Discapacidad Intelectual. Hoy tocamos quizás uno de los temas más difíciles de la primera temporada: la tarea de personas que trabajan por los pacientes y las familias afectadas por el cáncer infantil. Esperemos poder haber reflejado honestamente esa labor, y conseguir con esta difusión el apoyo que tanto necesitan de sus comunidades locales y, por qué no, de todo el país. Para más adelante quedan capítulos muy lindos, donde volveremos a Rosario, como el de las Orquestas Sociales, los Payamédicos (Abupayas rosarinos) y otros que muestran acciones muy puntuales de voluntariado social y de cooperación como los comedores sociales, un programa dedicado al trabajo con los Pueblos Originarios, medios solidarios, nutrición y sociedad, arte solidario o discapacidad visual.

—¿Por qué los personajes famosos en cada emisión?

—(Arena) Porque queríamos mostrar ese costado de los personajes conocidos. Porque ayuda en la convocatoria del público saber que estará, por ejemplo, Manuel Wirtz, no para hablar de su nuevo disco, sino para conversar acerca de qué tan importante es devolver un poquito de lo que cada uno tiene. Te sorprendería saber cuántos “famosos” se comprometen realmente con causas sociales; y hasta hay algunos que se disculpan pero no acceden a la nota porque prefieren el anonimato de ese compromiso. Es lindo encontrar a las personas más allá de los personajes, y de a poco lo estamos haciendo.

—(Chimentón) A la hora de seleccionar al famoso tenemos que estar seguros de que su perfil solidario y su compromiso sean reales y no “para la foto”. Cada personaje que entrevistamos tiene relación con el tema que tratamos, por ejemplo Teresa Parodi con las orquestas sociales, el Chaqueño Palavecino con las escuelas rurales o Nicolás Scarpino con el arte social.

 —¿Cómo se seleccionan los temas?

—(Arena) Primero se definen las temáticas a tratar y después comienza un trabajo de investigación, consultando archivos de medios periodísticos, contactando a las fundaciones u organizaciones que resulten más emblemáticas en cada caso. Después de este proceso de investigación, finalmente nos vemos obligados a elegir de entre decenas de posibilidades las que consideremos más relevantes por su ubicación en el territorio nacional, o por sus necesidades concretas. Siempre habrá casos donde mostremos el trabajo de organizaciones ya muy conocidas, y ahí es donde por un lado no podemos ignorarlas, pero por otro es bueno que sirvan como disparador para mostrar otras causas igualmente importantes y a veces más necesitadas de la difusión. Puntualmente puedo citarte el caso de Acceso a la Salud: los polos de Médicos Sin Fronteras y Faro (Fundación para la Atención Rural Oftalmológica), de Mina Clavero, en Córdoba. Ambas trabajan para brindar atención médica, pero probablemente muchos nunca hayan oído hablar de Faro y sí de MSF.

—¿Por qué se contactaron con el Cenaih de Rosario?

—(Chimentón) El Cenaih lo contactamos porque estábamos investigando historias para el programa dedicado a gente que trabaja por los niños con cáncer en nuestro país. Encontramos cuatro historias de padres que habían perdido a sus hijos por esta enfermedad y, en lugar de bajar los brazos, se propusieron trabajar para que todos tengan la contención afectiva y material necesaria en estas circunstancias tan tremendas.

—¿A qué se debe la cobertura de notas en todo el país?

—(Chimentón) Siempre tratamos de ser equitativos y de mostrar el panorama en los rincones más distantes para no quedarnos con que todo empieza y termina en Buenos Aires, porque eso no es verdad. Es más, de los siete integrantes del equipo, sólo uno es de Buenos Aires, el resto somos de otras provincias del país. Debo reconocer que trabajar en Estudio País me capacitó en mirar las buenas acciones, buenas historias en todo el país, que se unan por la temática que tratan. La mirada federal es algo que tengo que agradecerle a Juan Alberto Badía.

—¿Cómo se solventa el programa?

—(Chimentón) Nuestro trabajo es absolutamente ad honorem. La única ayuda económica vino de mi familia y de nuestro bolsillo. Esto hubiera sido imposible de no contar con el equipo que construimos junto a los periodistas y camarógrafos colaboradores que tenemos en cada parte del país. Cada uno aporta su profesionalismo y compromiso y ese valor humano es el que nos sostuvo y sostiene.

—(Arena) En este momento, ya con Ecos al aire, estamos sí en la búsqueda de apoyos institucionales, departamentos de Responsabilidad Social Empresaria (RSE) de empresas privadas, etc. para poder seguir avanzando. Si bien se trabaja de manera austera, cada uno de los programas demanda costos que mientras más avanzamos nos limitan el campo de acción: desde los materiales audiovisuales hasta los traslados, además de todos los compromisos que una producción de este tipo requiere. De todas maneras, Ecos se hace porque creemos que es necesario un programa así.

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