Espectáculos

Despedida y comienzos

El cierre de Premier, la historia de una familia que aprendió de la vida con el cine

El comercio ubicado en Santa Fe al 1600 cierra sus puertas y con ellas una etapa en la vida de una familia. “De las películas aprendí de la vida, del mundo, a mirar las cosas con otros ojos”, aseguró Silvia Bozzi quien abrió el local hace 37 años y que este sábado cierra con una gran fiesta


Esta semana, todos los medios rosarinos titulaban con el cierre del último videoclub del centro. Premier funciona en el Centro Comercial Paseo del Siglo, en Santa Fe 1663, y este sábado tendrá su fiesta de despedida. La noticia tiene que ver con un cambio en los consumos. Con el cable y los servicios de streaming que proliferaron en los últimos años como nunca antes. También con la suba de los alquileres de los locales comerciales que hace casi imposible sostener algunos rubros, y con la denunciada crisis en el cine que llevó al cierre de las distribuidoras de films originales en el país. Pero también es el fin de una etapa en la vida de Silvia Bozzi, titular del videoclub, y su familia.

Silvia tenía 27 años cuando abrió Premier. La idea original era poner un local de ropa barata para adolescentes. Pero se compró una videocasetera que le iba a permitir disfrutar en la comodidad de su hogar de los wésterns que veía con su papá en el cine, las películas de Palito Ortega que disfrutaba con su tía o de esas joyas del cine francés que compartía con su mamá. “En ese momento, a los videoclubes tenías que ir los viernes a la tarde, los sábados y domingos estaban cerrados, y la gente veía películas los fines de semana. Así que se me ocurrió abrir un videoclub que abriera esos días”, recordó Bozzi en diálogo con El Ciudadano.

Así nació Premier, con una publicidad en la radio que hizo que el mismo día de la apertura, las 300 películas que había comprado en Buenos Aires, se alquilaran en dos horas. “No lo podíamos creer, abrimos a las 9 de la mañana y a las 11 ya no quedaba nada”, contó.

Pasaron 37 años y Silvia se despide del comercio en el que crío a sus hijos, a sus nietos y el lugar donde hizo muchos amigos. “No esperaba la repercusión de la fiesta de despedida. Pensaba hacer una reunión con amigos, familia y gente que trabajó con nosotros. Pero ahora no puedo calcular la gente que va a venir”, dijo entre risas sobre la repercusión que tuvo la noticia y el festejo de este sábado.

“El videoclub me brindó tanto que todo lo que pueda dar ahora se justifica y lo disfruto mucho. El otro día unas clientas y me dicen: «No te vamos a ver más». Y no es así, porque gracias a Dios tengo todos los contactos y les voy a seguir mandando cosas por WhatsApp como hasta ahora. Saludos para el Día del Amigo o el Día de la Madre o alguna cosa de cine, sin aturdirlos obvio, porque siempre tuve la precaución de no cansarlos, pero les hice saber las novedades, promociones, o si había algún cambio de horario”, aseguró Bozzi.

Además, uno de los socios de Premier va a abrir un Centro Cultural por la zona y ya le ofreció un espacio para poner las maquinas, los libros y algunos videos. “Tengo muchos libros de festivales de cine que es una pena tenerlos en mi casa, a la gente le gusta mirarlos, ojearlos, se aprende mucho de esas cosas y hay mucho material. En este Centro Cultural habrá una biblioteca donde se van a poder ver los libros y, más adelante, nos organizaremos para hacer encuentros de cine o tomar algo y hablar de alguna película en particular o de algún director”, dijo quien reconoció que no puede hablar sin hacer referencia a una película. “Es que con el cine aprendí de la vida, del mundo, a mirar las cosas con otros ojos”, aseguró.

La actual, es la última crisis que pasa Premier, pero hubo varias. “Para mí, este videoclub ha sido muy familiar, me han acompañado mis hijos. Ellos estuvieron siempre al pie del cañón. Colaboraron mucho conmigo en el 2001 cuando pensé que tenía que cerrar. También sobrevivimos cuando apareció el cable y las grandes cadenas de BlockBuster. Seguimos adelante con la idea de que sea un videoclub familiar y clásico. Le daba más importancia al cine europeo, no compraba veinte copias de Rambo, prefería comprar alguna película europea. Entonces se empezó a dar que teníamos una clientela más fiel que venía todas las semanas, no por la novedad, sino por recomendación. Además iba mucho a festivales y traía películas que no se conseguían en otra parte”, reconoció.

Otra crisis que le tocó pasar fue la pandemia del covid-19. “Cuando arrancó, otra vez pensé que cerraba. Pero como tengo a los socios en WhatsApp me empezaron a escribir que querían ver películas así que cuando se pudo, empezamos en formato delivery. Les sacaba fotos a las películas que tenía, las preparaba y entregaba a domicilio; me volvía loca”, dijo entre risas. “Es que hay gente que no tiene internet o que no se entiende con la tecnología, así que trabajamos bastante en la pandemia. Era una locura: cuando me devolvían las películas, las dejábamos 3 o 4 días sin tocarlas para no pasar ninguna enfermedad”, recordó.

Cuando este año Silvia decidió cerrar definitivamente las puertas de su negocio muchos socios le ofrecieron pagar otra cuota. “Pero no pasa por la cuota”, aseguró. Y agregó: “También es mucho el desgaste, todo tiene un límite. Hace dos años que no salen películas nuevas y yo no voy a hacer copias. Toda la vida luche contra la piratería, la pase muy mal con eso que en una época era una mafia. Estuvimos en la Cámara de Video trabajando contra eso, pero nunca logramos nada, así que no voy a hacer copias yo. En Argentina quedaba una sola editora y cerró en pandemia, si querés traer películas tiene que ser de afuera y es poco lo que se puede traer, porque lo americano es muy taquillero y lo europeo, en su mayoría, no tiene subtítulos en castellano. Además, son zona 2 que no todos los reproductores los leen. De todas maneras, en este tiempo siempre encontré películas para que se lleven”.

Familia extendida

Cuando Premier abrió sus puertas, los hijos de Silvia tenían 7 y 4 años, ahí también nacieron sus nietos. “Para ellos, este lugar es un pelotero, juegan a que alquilan películas a que atienden”, confeso. Y pasaron como empleados muchos estudiantes de cine a los que después ella misma fue a ver en muestras e incluso  algunos están trabajando en distintas producciones en Buenos Aires.

“Ahora tuve la suerte de que ofrecieron un trabajo en el Multiespacio España donde hay varias marcas, es una casa antigua hermosa, que en el medio tiene una galería de arte. Es decir: voy a seguir en contacto con la gente. Muchos clientes del videoclub ya han venido acá y me han reconocido. Además estoy en la Asociación de Comerciantes del Paseo del Siglo, así que estoy permanentemente en contacto. Cuando entregue la llave y me vaya me va a dar un poco de bajón, ahora lo estoy viviendo con mucha adrenalina”, aseguró.

“Dejo el local porque me pidieron mucho de alquiler, eso fue lo que me hizo tomar la decisión. Con el aumento de alquileres y la nueva ley, se me hizo muy difícil. Probé hacer otras cosas en el videoclub para que entrara otro dinero pero no fue suficiente. Y ponerlo en otro lugar, ya no. Son muchos años acá y es mi casa; cumplió un ciclo. Es un lugar muy grande y se justifica que valga lo que vale pero yo no lo puedo pagar”, aseguró. Y como miembro del paseo comercial aclaró que no ve una crisis generalizada: “Mucha gente se está queriendo venir al Paseo del Siglo, se vacía un local y abre otro. Los que estaban cerrados ya están prácticamente todos ocupados”.

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Confianza ciega

“Hasta el día de hoy viene gente y me dice que le seleccione cinco películas, las elijo yo y espero que les gusten. Con muchos les pego siempre, otros son más difíciles”, contó Silvia que adelantó que más allá del cierre del local, el Instagram de Premier va a seguir activo con recomendaciones y comentarios de películas. “También estoy vendiendo algunas películas. Me costó mucho al principio. A los socios de siempre los tengo agendados en el teléfono por su película preferida. Siempre me decían que se las tenía que vender y así fue. Sé que van a estar en un buen lugar. Me pone contenta que haya gente que en su casa tenga un mini videoclub y saber quién tiene cada película por si llego a querer pedírsela prestada”, reconoció entre risas y adelantó que próximamente también va a retomar su fabricación de “Tés de película”. “Hay uno que se llama Marilyn que lleva todos los ingredientes del Chanel N°5, uno de La Naranja Mecánica con naranja y té negro, y el de El Padrino. Lleva tiempo hacerlos para también los voy a poner en Instagram”, aseguró finalmente sobre esta nueva etapa.

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