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El canje arranca en 15 días

En Estados Unidos aprobaron los términos generales de la operación para reestructurar la deuda con los bonistas que habían rechazado la oferta en 2005. Boudou dijo que ahora la quita será mayor: 65%.

El ministro de Economía, Amado Boudou, aseguró ayer que el país “va a negociar una quita superior a 65 por ciento” en el nuevo canje de deuda pública con los tenedores privados de bonos que rechazaron una operación similar en 2005. Fue luego de que la SEC –el organismo regulador de las finanzas de Estados Unidos– comunicara que había aceptado las condiciones económicas con las cuales Argentina planea realizar esa reestructuración de papeles en default.

Tras esta aprobación, el gobierno nacional presentó ayer en la misma SEC la oferta económica para los bonistas, que prevé la quita mayor al 65 por ciento y un menú de opciones. Hoy, en tanto, tiene previsto realizar el mismo trámite con la Comisión de Valores de Italia, y luego en las de Luxemburgo y Tokio. De acuerdo a los tiempos que maneja el Ejecutivo, se estima que a principios del mes próximo la operación estaría en marcha.  Tras confirmar que “fueron finalmente aprobados todos los papeles que se presentaron en la Bolsa de Nueva York”, Boudou se manifestó esperanzado en que la oferta “tenga el mayor valor de mercado posible para que sea todo un éxito”. Y por las dudas, aclaró: “En este canje va a haber una quita superior al canje anterior”. El titular del Palacio de Hacienda difundió las novedades y estimaciones desde la ciudad mexicana de Cancún, donde participa de la Asamblea Anual del Banco Interamericano de Desarrollo (BID).

El capital en default en manos de los tenedores de bonos que no habían aceptado el anterior canje –conocidos como holdouts– alcanza los 19.832 millones de dólares. Pero a ese monto hay que sumarle, según las diferentes estimaciones, entre 8.800 y 9.300 millones en concepto de intereses atrasados. Así, el total de la deuda a canjear ronda los 29 mil millones en la divisa verde.

Si bien no se informaron los detalles de la oferta que el gobierno hará a los bonistas, trascendió que sería con una quita superior a la de 2005 –que fue de alrededor del 60 por ciento– y estará dividida en dos tramos: uno para los tenedores minoristas y otro para los mayoristas o institucionales. Para los primeros –principalmente bonistas alemanes e italianos–, se entregaría un bono Par con cupones atados al crecimiento del PBI, y se les reconocerían los intereses vencidos desde 2005, cuando se realizó el primer canje.

A los segundos, Economía les entregaría un bono Discount, cupones atados al crecimiento económico, y también se les reconocerían los intereses vencidos.

El gobierno estima que este canje le permitirá recaudar además unos 1.000 millones de dólares, gracias a la colocación de deuda “nueva”: es que los bonistas institucionales, que garantizan tener un piso del 50 por ciento de aceptación, tendrán que suscribir un nuevo título por el 10 por ciento del monto canjeado. Efectivamente, de los 20 mil millones en default, alrededor de la mitad estaría en manos de los bancos que acercaron la propuesta al Ejecutivo: el virtualmente nacionalizado Citibank, el alemán Deutsche y el Barclays. “Resta simplemente inscribir la oferta económica en las bolsas de Italia, Luxemburgo y Tokio, lo que tomará alrededor de 15 días”, puntualizó Boudou respecto de los plazos para arrancar con la operación, a la que hasta hace poco el Ejecutivo se había negado a dar curso pese a las presiones de los deudores. El ministro interpretó que con la concreción del canje “Argentina va a terminar con el grave problema que se creo en 2001, y con el default declarado en forma unilateral que dejó al país fuera de los mercados financieros”.

Otros economistas, incluso cercanos al oficialismo como Aldo Ferrer, consideraron apresurado reabrir el canje, y contra los argumentos de la Rosada –que en esto coinciden con los del establishment– juzgan que no es imperioso volver a recurrir a los mercados financieros externos porque, de hecho, el crecimiento a tasas “asiáticas” de Argentina de los últimos años –aún, atenuada, hubo expansión también durante la crisis financiera– se produjo sin ellos.

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