Fue puro corazón. Y por eso ganó. Ganó y se prendió de lleno en la lucha por el título. Increíble pero real… Central jugó un flojísimo partido ante Huracán, pero con mucha vergüenza dio vuelta un duelo que parecía totalmente perdido. Endeble en defensa, permeable en el medio, sin generación, el equipo de Diego Cocca se llevó tres puntos de oro con los dos únicos remates que acertó al arco. Y volvió a tener en su arquero y capitán Jeremías Ledesma a su gran figura.
Se quedó en las insinuaciones el Canalla, al que le costó horrores generar ante un limitado elenco de Parque Patricios. Un buscapié cruzado de Brítez, un cabezazo de Zabala afuera y un remate desviado de Gamba. Todo lo que ofreció Central antes de esos goles impensados y tan festejados. El que más desniveló fue Rius, pero como le pasa muy seguido, insinuó mucho más de lo que concretó.
“Este equipo no baja los brazos, compensa la falta de juego o de fineza con ganas, compromiso y hambre. Este es un premio para el equipo”, fue el certero análisis que hizo el entrenador tras el 2-1 sobre el Globo. Cocca deberá corregir muchas cosas de aquí al final de la temporada, eso es cierto, como también lo es que después de una victoria todo es más fácil. Muchísimo más fácil.
“Lo más importante y lo que más me llevó es que el equipo no dejó de creer, que no empezó a tirar pelotazos a cualquier lado a pesar de que teníamos dos nueve de área”, opinó el DT, consiente tanto de la falta de ideas que exhibió su equipo como del enorme compromiso colectivo.
Y ahí está Central. Metido de lleno en la lucha por el título. Con muchas más dudas que certezas, un arquerazo bajo los tres palos y una voluntad cada vez más sólida. Quedan seis finales. Todo puede pasar en este fútbol argentino de hoy en día, donde cualquiera le gana a cualquiera. El próximo sábado la cita será en Avellaneda ante el Rojo. Es cuestión de seguir soñando.
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