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El campeonato mundial de la carne

Mientras en Argentina se llevó adelante el Congreso Mundial de la Carne, siento con tristeza que nuestro país está jugando en la “B Metropolitana” en materia de ganadería.

Mientras en Argentina se llevó adelante el Congreso Mundial de la Carne, que es una especie de “Campeonato mundial” de la actividad, siento con tristeza que nuestro país está jugando en la “B Metropolitana” en materia de ganadería.

Porque en estos días ratificamos lo que ya sabíamos: que está aumentando la demanda de los sectores de mayor poder adquisitivo del mundo que requieren carne; pero no cualquiera, pues se trata de mercados exigentes, por lo que tendrán en cuenta el bienestar animal tanto como la sustentabilidad ambiental.

Lo que nos preocupa es que mientras esto sucede, nosotros estamos marchando en el sentido inverso, viviendo la peor y más reaccionaria política ganadera de la historia agronómica argentina.

Si –como decía el viejo maestro socialista Juan B. Justo– el método se mide por el resultado, el análisis de las consecuencias del programa implementado por este gobierno es categórico.

Hay 10 millones de cabezas y 8.100 productores menos; 11 mil predios desafectados a la actividad, más de 10.000 puestos de trabajo perdidos, alrededor de 20 plantas cerradas y la exportación es casi inexistente porque está cerrada.

Todo este cóctel nefasto para la actividad viene acompañado por los altos precios que deben pagar los consumidores y por una tristísima realidad: el 60 por ciento de la carne de la mesa de los argentinos no es producida por productores agropecuarios.

Estos datos son contundentes.

La combinación de esta política reaccionaria, plagada de decisiones dignas de un gobierno absolutamente de derecha con un discurso pseudo progresista da por resultado esta situación, que deja afuera a miles de pequeños y medianos productores ganaderos, ante la falta de perspectiva.

Como dirigente agropecuario, estos días tuve que responder en varias oportunidades cuál pienso que es la manera de salir de esta situación.

Creo que hay que desideologizar la ganadería; hacer un plan por lo menos a ocho años, que apoye fuertemente la cría, con foco en la recuperación de la chacra mixta y la ganadería en la Pampa Húmeda.

Además habría que prohibir la integración vertical en la actividad, impulsar la reapertura de mataderos y faenas municipales y generar e implementar un plan de carnes alternativas, que nos permita volver a tener saldos exportables.

Justo es reconocerlo, luego de muchos años en los que esto no pasaba, tanto el discurso del secretario de Agricultura Lorenzo Basso como el del ministro Julián Domínguez, van en el sentido correcto y dan cuenta de esta realidad.

De nuestra parte, esperamos que puedan llevar a cabo la implementación de una política agropecuaria argentina, que sea diseñada en el Ministerio de Agricultura y NO en la Secretaría de Comercio Interior, encabezada por el inefable Moreno, coautor de la nefasta política ganadera que tenemos.

Desde Federación Agraria (FAA) insistimos hace años en que es fundamental que el Estado privilegie el desarrollo de la ganadería con ganaderos, con productores genuinos y reales, que no sólo permitan alcanzar los niveles de producción que requiere nuestro país para consumo interno y para exportar.

También se debe afianzar el desarrollo de los pueblos del interior, permitiéndole a quienes quieren seguir produciendo y viviendo en sus lugares de origen que puedan seguir haciéndolo.

Porque de lo contrario, dejamos toda la ganadería argentina en manos de un puñado de empresas monopólicas, muchas veces extranjeras, a las que, ante las fluctuaciones del mercado, no les duda ni por un minuto el pulso, y dejan la actividad.

El desafío que tenemos es grande. Los ganaderos queremos y podríamos avanzar en la implementación de las mejoras necesarias para producir la carne que el mundo nos pide, en calidad y cantidad.

Sólo necesitamos de un Estado que nos permita pensar a mediano plazo, regulando para protegernos a los productores más vulnerables, e incentivando el desarrollo de una ganadería con rostro humano.

(*) Pedro Peretti es director de Federación Agraria Argentina y titular de la Comisión Ganadera de la entidad.

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