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El ca­pi­tán fil­mi­na con­tra los ex­tre­mis­mos propios y los ajenos

La imagen del gobierno pareciera depender de cuánto se exponga el Presidente para frenar los embates de los especuladores y del coronavirus, que ensombrecen el panorama de su gestión. El silencio atronador de Cristina y el reclamado retorno de Aníbal “Pac Man” Fernández a la Rosada,


Mauro Federico / Puenteaéreo

Entre los relatos heroicos de la mitología escandinava, la historia de Heimdall aparece opacada por la de sus hermanos Thor, Hela o Loki, todos hijos de Odin. Sin embargo, su rol es fundamental como cancerbero de los límites entre Midgard —reino de los hombres— y Asgard, parnaso de las divinidades. Ambos mundos están unidos por el Bifröst, puente de arco iris custodiado celosamente por este semidios de poderosa vista, oído refinado y fortaleza descomunal para contener el cansancio.

Con una apropiada armadura de color blanco y una espada destellante, Heimdall habita en la bóveda celestial, desde donde otea los 9 reinos con su visión de la que “nada ni nadie puede escapar” ya que puede, incluso, atravesar el velo del tiempo, permitiéndole ver imágenes del futuro y anticiparse a los posibles ataques de los enemigos de Asgard.

El objetivo de este guardián mitológico es evitar el Ragnarök, una especie de Armageddon vikingo donde se pelean todos contra todos originando el caos y la destrucción del universo.

Al igual que Heimdall, Alberto Fernández está parado en el medio de dos extremos que tensionan la cuerda e intenta bascular en medio de una crisis que se agrava por partida doble: los contagios de Covid que siguen creciendo y un dólar imparable que sigue disparado en su loca carrera ascendente, empujado por la especulación de los sectores especulativos.

Desde un extremo —el ajeno— los sectores más reaccionarios del sistema político promueven el conflicto sin reparar en los peligros que supone para el conjunto de la sociedad alentar el fantasma devaluatorio o agitar contra las medidas preventivas del Covid. Desde el otro extremo –el propio— reclaman mayor celeridad en las transformaciones prometidas e insisten con la necesidad de “peronizar” más a Alberto, desplazando a los “tibios” y endureciendo el discurso contra opositores políticos y mediáticos.

Esta semana, Aníbal Fernández, uno de los jugadores que viene precalentando al lado de la línea de cal desde que empezó el partido y dice estar listo para entrar a la cancha ni bien lo convoquen, se reunió con el Presidente al menos en dos oportunidades (una de ellas, con almuerzo en la Rosada incluido). Su presencia generó inquietud y expectativa. Los que vienen pidiéndole a Alberto que lo ponga de titular, se entusiasmaron. Pero el “albertismo” le teme, porque lo conocen y saben que Aníbal es “un Pacman que se come todo”, al decir de un dirigente del kirchnerismo con llegada a los despachos centrales de la Casa de Gobierno.

La dirigencia de Juntos por el Cambio también viene monitoreando el revoloteo del actual interventor de YCRT por los pasillos del poder y, curiosamente, ve con buenos ojos el posible ingreso del otro Fernández al gabinete presidencial. “Es lo mejor que nos podría pasar porque validaría nuestra hipótesis de que el gobierno se está kirchnerizando y eso nos potencia como alternativa”, sostuvo uno de los integrantes del flamante Grupo Dorrego, integrado por jefes comunales y ex intendentes de Cambiemos.

La imagen de Alberto y Horacio

A pesar de este contexto adverso en el que cuatro de cada diez argentinos son pobres, la caída de los indicadores de la economía sigue siendo pronunciada y la curva de contagios no desciende provocando el colapso del sistema sanitario, la imagen presidencial se mantiene con valores que oscilan el 54% de aceptación durante el mes de septiembre. Si bien evidencia una caída de casi un 15% respecto de marzo —cuando superaba el 69%— experimentó un leve repunte respecto de agosto cuando tocó un piso de 52%.

Los números corresponden a un relevamiento de Ricardo Rouvier & Asociados difundido por #PuenteAereo esta semana, en cuyas conclusiones expresa: “la esperanza de una recuperación económica para cuando la pandemia retroceda, es expresada por casi la mitad de la población y esta expectativa se mantuvo relativamente estable”.

El mismo estudio también pone la lupa sobre el jefe del Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta quien, con un 55% de imagen positiva, se encuentra al tope del ranking. Mientras que la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner tiene una imagen negativa de 59,2% y el ex presidente Mauricio Macri está cómodo en el fondo de la tabla con 62,9% de rechazo.

El silencio de Cristina

Aunque Cristina opta por no hacer declaraciones de ningún tipo, su silencio dice mucho. Cada vez que la titular de la cámara Alta se expresa —generalmente a través de sus redes sociales— toda la atención se direcciona hacia su figura y eso provoca un desbalanceo inconveniente para el equilibrio de fuerzas entre ambos integrantes de la dupla ejecutiva. “Ella no pretende quitarle protagonismo al presidente, todo lo contrario, y por eso se guarda, para no distraer a los medios y a la opinión pública, que siempre la salen a cruzar“, sostuvo una fuente cercana al despacho del Senado.

También hay quienes sostienen que la vice no quiere declarar algo que pueda generar inconvenientes para la estabilidad de la gestión. “Hubo muchas decisiones de Alberto que a Cristina no le gustaron pero realmente hubiese sido catastrófico que hubiese opinado”, relató otro de los consultados. “Ella no se digiere a varios ministros, empezando por Cafiero y continuando por Kulfas y Arroyo“, completó el informante.

Así como tiene detractados, la Jefa también tiene favoritos dentro del entorno presidencial y aledaños. El más querido de todos es Wado De Pedro, a quien la vicepresidenta avala y aconseja toda vez que las circunstancias se lo permiten. Otro de los “pollos” de Cristina es el cascoteado Martín Guzmán, que pasó de la Gloria a Devoto en menos de lo que canta un Gallo. “Cerró deuda con privados y armó presupuesto en tiempo récord y apareció Pesce para derrumbarle los logros con una política monetaria bien de radicales“, definió un dirigente camporista del conurbano. “Ella quiere que los pibes levanten la cabeza y pidan la pelota, por eso se guarda, para que no se escondan como pollitos debajo del ala de la gallina”, culminó el muchacho peronista.

Otro de los consultados por #PuenteAereo fue uno de los comunicadores que más aportó a la derrota del macrismo con sus investigaciones y denuncias. “Hay muchos funcionarios que no juegan bien, no quieren estar donde están, no quieren pelearse con el poder, sienten que esa guerra no es suya, y por eso arman estos planes económicos que duran una semana, no saben si apretar a los bancos o darles negocios, no saben qué quieren ni hacia dónde van, no saben con quien tiene que hacer alianzas, un día son la derecha menemista que pactan con el establishment y al otro día son chavistas que ponen un cepo tan cerrado que llevan al dólar paralelo 100% arriba del oficial”, sostuvo el periodista de barba candado y ebullición fácil.

En este contexto, la palabra de la vice sería como tirar combustible sobre un pastizal en llamas. Habrá que ver si los bomberos llegan a tiempo para apagar el incendio, antes de que a Cristina se le cansen las manos de sostener el balde de querosene.

La vuelta de las filminas

Este viernes Alberto retomó la costumbre de efectuar los anuncios de continuidad de la cuarentena a través de una conferencia en vivo. Pero esta vez no hubo presentación del “Trío Cuarentena”, sino que lo acompañaron los gobernadores Gerardo Morales (Jujuy), Omar Gutiérrez (Neuquén) y Omar Perotti (Santa Fe).  El eje del discurso fue continuar con las medidas de cuidado, porque aún el impacto de la pandemia del Covid-19 en el país es fuerte.

“¿Estamos bien? No, no estamos bien. Todavía tenemos una cantidad de contagios en el área metropolitana que nos preocupa. Pero es evidente que hoy el problema trascendió al Área Metropolitana de Buenos Aires y se metió en toda la Argentina”, fue el diagnóstico del Presidente. Para defender esos números, Fernández retomó el formato de las filminas. Con el detalle de los casos confirmados en el país, la comparación con el continente, la tasa de mortalidad, y la incidencia de los contagios en todo el país y reflejada en una línea del tiempo.

Algo que desde un sector importante de la ciudadanía se le reclamó al presidente fue, justamente, la decisión de suspender este tipo de encuentros cada dos semanas en donde la palabra del mandatario se esperaba para tranquilizar los ánimos caldeados de la sociedad. “Hubo desgaste, es cierto, por eso se optó por cambiar la metodología de comunicación, pero visto y considerando la situación actual, el propio Alberto propuso retornar al mensaje en vivo, con explicación didáctica incluida”, comentó un asesor del área de Comunicación oficial.

El Grupo Dorrego desafía a Macri y a CFK

El sector dialoguista de la oposición, integrado por dirigentes con experiencia de gestión a nivel comunal y una perspectiva ideológica que pretende incluir el pensamiento del peronismo, resolvió constituir un espacio “para debatir la Argentina que se viene” priorizando “los consensos por sobre las diferencias” y tomando distancia de “los extremos de uno y otro lado del espectro”, pero sin perder de vista el horizonte electoral de 2023.

Tras una reunión en Vicente López, los intendentes del PRO Jorge Macri, Julio Garro (La Plata), Diego Valenzuela (Tres de Febrero) y Néstor Grindetti (Lanús) conformaron una mesa de trabajo que denominaron “Grupo Dorrego”, al que se sumaron los ex intendentes Martiniano Molina (Quilmes), Nicolás Ducoté (Pilar) y Ramiro Tagliaferro (Morón).

“La idea de ponerle Dorrego al espacio fue de Diego (Valenzuela) que es el historiador del grupo y la elección no es casual: Dorrego fue uno de los principales referentes del federalismo rioplatense, además de haber sido gobernador de la provincia de Buenos Aires en dos ocasiones”, le dijo el Macri “bueno” a este portal.

Además es un “tiro por elevación” para la vicepresidenta, quien en varias oportunidades expresó su devoción por el fusilado prócer bonaerense, llegando incluso a promover su ascenso “post mortem” de coronel a General del Ejército Argentino, además de proponer  la creación de un instituto de revisionismo histórico que lleva su nombre.

Dos objetivos movilizan a este grupo: impulsar la candidatura para la gobernación bonaerense de alguno de los intendentes que lo conforman; y pelear en la interna de Juntos por el Cambio. Claro que para llegar a esa instancia, es fundamental un posicionamiento en las elecciones de medio término que tendrán lugar en 2021. “Vamos a intentar lograr representatividad legislativa para posicionarnos de cara a un 2023 en el que pretendemos impulsar una alternativa al macrismo duro”, dijo otro de los jefes comunales consultados por #PuenteAereo.

En ese sentido, el grupo se referencia con el alcalde porteño a quien visualizan como “el mejor candidato presidencial del espacio” y se animan a fantasear en una interna de Juntos por el Cambio que tenga entre sus opciones a personajes extra partidarios “de mucho prestigio y reconocimiento social y profesional”. Entre los nombres de quienes aparecen en mente, se encuentra en primer lugar el del neurólogo Facundo Manes. “Sería una linda fórmula: Larreta- Manes ¿no?”, se preguntan los dorreguistas.

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