Policiales

Peritaje y cambio de fuero

El bolso del ex jefe federal baleado tiene rastros de metanfetaminas y éxtasis

Las pruebas realizadas con el mismo tipo de detector que los instalados en los aeropuertos determinó la existencia de las drogas. Por eso, la causa que tramitaba la Justicia santafesina pasará a la federal


Gentileza Fabián Gómez (Diario El Sur)

El enigmático bolso que tenía el destituido jefe de la Policía Federal en Santa Fe, Mariano Valdés, cuando fue baleado el lunes 9 de septiembre en la autopista Rosario-Buenos Aires, tiene rastros de metanfetaminas, y hay éxtasis en la ropa secuestrada al comisario, según el peritaje dado a conocer en la mañana de este viernes. El maletín había desaparecido de la escena del hecho en medio de una saga de intervenciones de otros miembros de la fuerza destinadas a borrar pruebas del hecho.

La causa por el incidente de violencia, que hasta este viernes manejaba la Justicia santafesina, será girada ahora a la federal, que es la que tiene jurisdicción cuando se investiga posible tráfico de drogas.

Para las pruebas de estupefacientes se utilizó el mismo tipo de detector que los instalados en los aeropuertos. El bolso en cuestión fue hallado durante un allanamiento a la sede de la Policía Federal en la capital santafesina. Valdés había negado su existencia.

Cuando Valdés protagonizó el incidente, hacía apenas cuatro meses que estaba al frente de la Delegación Santa Fe de la Policía Federal. Había asumido en lugar de Marcelo Lepwalts, quien junto a su segundo quedaron procesados en mayo último por favorecer a un narco.

El lunes 9 de septiembre, Valdés volvía de un curso de ascenso desde la Capital Federal a la sede la fuerza federal en la ciudad de Santa Fe. Lo hacía por la autopista Rosario-Buenos Aires. En el camino, pasó a buscar a la suboficial Roxana González por su casa en San Antonio de Padua, ya que también trabajaba en la misma dependencia.

Ya era de noche cuando Valdés paró al costado de la autopista a la altura del acceso a Villa Constitución. Los ocupantes de una camioneta hicieron lo mismo detrás del auto. El comisario los conocía, se bajó y empezó a charlar. Pasaron unos minutos y, en el intercambio de palabras, algo pasó: los recién llegados desenfundaron sus armas y abrieron fuego.

Valdés los imitó, trató de repeler el ataque. Retrocedió a los tiros y siguió gatillando dentro del Ford Focus oficial en que había llegado hasta que los atacantes se fueron. Valdés arrancó el auto y manejó hasta la estación de servicio YPF que está a la altura de Fighiera y de ahí fue trasladado en ambulancia hasta un centro de salud de Arroyo Seco para luego quedar internado en el sanatorio Mapaci de Rosario por un disparo en la ingle y otro en el brazo, del lado derecho.

Esta fue la secuencia que reconstruyeron las fiscales Eugenia Lasciarandare y Natalia Benvenuto con su par Matías Edery, de la Unidad de Delitos Complejos. Lo que sostenía Valdés era que lo habían intentado asaltar personas que él no conocía, una versión que desde el primer momento lució inconsistente.

Valdés conocía a los atacantes y su segundo modificó la escena en la autopista

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