Ciudad

El arte de pintar lo natural casi como una fotografía

Por Santiago Baraldi.- El pintor hiperrealista Gabriel Villar cuenta cómo llega a plasmar su identidad en el trabajo que realiza.


Con apenas 28 años, las pinturas hiperrealistas de Gabriel Villar asombran por su calidad. Animales salvajes son captados como fotografías en la tela. Las miradas, los movimientos, cada detalle está plasmado como si fueran instantáneas. Cuando ingresó a Bellas Artes tuvo en su maestra de dibujo un aliado fundamental: María Esther Linaro lo convocó a su reserva Mundo Aparte donde tiene animales en cautiverio. “Estar frente a un león, en vivo, poder sentir su mirada, sus latidos, olores y movimientos me cambió la perspectiva. Pasé muchas horas allí, con un puma patagónico o un jaguareté, me sirvió para poder pintarlos tal cual”, explicó Villar, quien además enseña su oficio en el espacio Arte Rosario, donde expone sus pinturas.

Admirador del máximo exponente argentino en el arte hiperralista como Helmut Ditsch, éste le enseñó algunos tips fundamentales para este tipo de expresión: “Me ayudó en muchas cosas, mezclas que funcionan muy bien para darle efectos de tridimensión, contrastes, volumen y profundidad a la pintura”, explicó Villar, que tiene en su atelier una inmensa imagen panorámica de un glaciar que es realmente asombroso. En tanto, el joven artista estuvo dos años en Buenos Aires, aprendiendo la técnica con otros de los popes de la pintura hiperrealista, realismo y naturalismo, Jorge Rajadell, “fue quien me enseñó la técnica; yo dibujaba desde los siete años, después necesité largarme por mi cuenta, me solté para poder lograr mi propia identidad en el dibujo, la expresión del animal, los colores a utilizar. Investigar qué estaban haciendo otros pintores, buscar profundidad en el trabajo”.

Fue su padre quien le transmitió la pasión por el dibujo y quien lo alentó a que se dedicara a la pintura. “De chico veía programas o videos relacionados a la vida salvaje de los animales. Mis comienzos fueron a partir de una sensibilidad que tenía mi padre en admirar la vida, la naturaleza, lo primitivo, como ciclo infinito que nos propone el planeta. Pretendo transmitir vida, movimiento, admiración por los animales salvajes que es la temática que abordo o como así también paisajes. Viendo documentales comencé a admirar a los animales, los paisajes, sus árboles; tener sensibilidad para plasmarlo en la tela y transmitirle al espectador, a través de distintas técnicas, ese instante. Es importante producir e investigar, incluso estudiar la anatomía de los animales para no copiar tanto una fotografía, conocer su estructura. Ahí también conté con el apoyo de Beba Linaro en su reserva. Me cambió mucho la perspectiva que tenía de los animales, si bien los veía en fotos o videos, me faltaba ese contacto directo, explorar otros sentidos, sentir los olores, poder acariciarlos. Cuando sentí la mirada del león fue muy fuerte, hay un puma muy manso también al que pude tocarlo. Había un jabalí y otros animales exóticos. Todo eso me sirvió para hacerlos más naturales”, agregó Villar.

El artista aún no expuso sus cuadros en los museos tradicionales porque prefiere las galerías de arte, “cuando golpeé las puertas en el Macro, Castagnino o el Bernardino Rivadavia para explicarles que Helmut Dich quería exponer en Rosario a nadie le interesó, finalmente el Bar El Cairo entendió de quién se trataba, hasta el gobernador estuvo en la inauguración, por eso, no espero mucho de los museos, donde en general la gente va el día del estreno y luego no va nadie, no hay movimiento como en las galerías”, explicó Villar. Si bien en sus trabajos predominan los animales salvajes y paisajes, el artista no descarta comenzar a trabajar sobre figuras humanas y agrega que en sus pinturas a “algunos animales se los ve tristes, por ahí se refleja mi estado de animo al momento de hacer la obra, los pinto a ellos pero siento que me pinto a mí mismo, o querer ser uno de ellos, en esos paisajes. Siempre me interesé por el comportamiento de los animales, cómo en los árboles hacen su nido o una araña su tela, o la arquitectura natural como un arco renacentista, que se lo ve, por ejemplo, en el glaciar Perito Moreno, que se sustenta por su propio peso, o cómo hay autos con diseños parecido a los animales como el Jaguar, vemos cómo en mucha de la tecnología se usa diseño de la anatomía”.

“Me cuesta aún poder pintar a una persona, el ser humano está destruyendo al planeta, cuando me pongo a filosofar pienso que, viendo la actitudes de muchos humanos, me gustaría ser un animal, el ser humano es muy complejo que puede ser pura bondad, un ser lleno de luz, y también, todo lo contrario”, razona. Villar trabaja básicamente con óleo porque “el acrílico se seca muy rápido, el óleo me permite más mezcla; para cada detalle tengo un pincel, si quiero dar un efecto de roca, tengo un pincel grueso, abierto, ya usado, que da el efecto de la rugosidad o lo áspero de la roca. El tema es poder tener una identidad, y trato de enseñárselo a mis alumnos”.

Comentarios