Moho o tierra. A eso evoca, por estos días, el agua que sale por las canillas en Rosario y zonas aledañas. El líquido de red, que se toma del caudal principal del río Paraná y recibe tratamiento en las plantas potabilizadoras de Aguas Santafesinas (Assa), es apto para el consumo humano como antes de la aparición de estos sabores y olores, recalcaron desde la prestadora del servicio.
Fuentes de Assa explicaron que lo que afecta las tradicionales características inodoras y insípidas del agua es una sustancia química siempre presente en el suministro que, cuando supera un umbral de concentración, y sin comprometer la potabilidad, genera alteraciones organolépticas (las que captan los sentidos).
La empresa insistió en que no hay riesgo de toxicidad. Ante los avisos sobre el olor y sabor, se realizaron análisis extras, que normalmente no se realizan por no estar indicados en la determinación de la calidad del suministro, y se comprobó la presencia de un químico presente comunmente en las aguas superficiales pero con una concentración más elevada a consecuencia de la persistente bajante del río y la situación, también anormal, de la seguidilla de días con altas temperaturas.
La prestadora recalcó que se sumó el tratamiento con carbón activado que se utiliza en todo el mundo para mitigar esos olores y sabores indeseados, y que poco a poco desaparecerán del líquido.
La empresa recordó que algo similar, aunque de origen distinto, ocurrió recientemente en la ciudad de Santa Fe. En este caso, el agua no se toma del canal principal del Paraná sino de afluentes, y el problema fue una mayor concentración salina, también sin afectación para la potabilidad.
Las complicaciones, en ambas ciudades, derivan de la situación extraordinaria de bajo caudal imperantes desde hace dos años. Pese a ello, y con las inversiones hechas, como colocación de nuevas bombas en plataformas flotantes, siguieron desde Assa, pudieron mantener los volúmenes de captación para atender la demanda.
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