El 18% de los nacimientos de América Latina corresponde a mujeres de entre 15 y 19 años, lo que significa que la región presenta una de las tasas más altas de embarazo adolescente del mundo, sólo superada por África.
Según estadísticas del Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA), en América Latina una de cada cinco mujeres será madre antes de terminar la adolescencia.
El embarazo adolescente se asocia con menores logros educativos entre las madres, una situación que puede perpetuar el ciclo de pobreza de una generación a otra.
Según UNFPA, en la actualidad en América Latina y el Caribe, 18 de cada 100 nacimientos corresponden a madres de entre 15 y 19 años de edad, cuando en el mundo la proporción es de 10 por cada 100 nacimientos; incluso en regiones como Europa o Asia, la relación entre el nivel de fecundidad adolescente y el de la fecundidad de las mujeres adultas es aún más bajo (entre 5 y 7 de cada 100).
El embarazo adolescente constituye en sí mismo una barrera para que ejerzan su derecho a la educación y a un desarrollo saludable, y que logren una transición exitosa hacia la vida adulta. Las consecuencias del embarazo en esta etapa tienen amplio impacto a lo largo de la vida de las adolescentes e incluso en las siguientes generaciones.
Un trabajo realizado por la doctora Marisa Labovsky, presidenta de la Sociedad Argentina de Ginecología Infanto Juvenil (SAGIJ), indicó que el 80% de las adolescentes embarazadas son hijas de madres que a su vez fueron madres en la adolescencia.
«Hay historias que se repiten por lo que es fundamental la educación sexual, no sólo en la familia, sino fundamentalmente en el ámbito escolar y a través de los medios de comunicación», afirmó la especialista.
Las actuales perspectivas, no son alentadoras ya que según UNFPA casi tres cuartos de los embarazos adolescentes en América Latina y el Caribe no son planificados, y cerca de la mitad terminan en abortos.
Es que si bien el conocimiento, acceso y uso consistente y eficaz de anticoncepción es un elemento esencial en la prevención de embarazos no planificados, numerosos niños y jóvenes no tienen acceso a una educación sexual integral de calidad.
El 34 por ciento de las adolescentes sexualmente activas que requieren métodos anticonceptivos y no quieren ser madres en los próximos 2 años -lo que suma cerca de 3.4 millones de mujeres de 15 a 19 años- no utiliza métodos anticonceptivos, mientras que una proporción menor utiliza métodos anticonceptivos tradicionales, que son menos efectivos que los métodos modernos.
Los métodos anticonceptivos reversibles de larga duración o LARCs son el tipo de anticonceptivo reversible de mayor eficacia, pues no requiere que se tome una píldora cada día ni que se haga algo antes de cada relación sexual y, según el método elegido, puede prevenir el embarazo durante 3 a 10 años.
Asociaciones profesionales importantes como el Colegio Estadounidense de Obstetricia y Ginecología o la Academia Americana de Pediatría recomiendan el uso de LARCs como la elección de anticoncepción de primera línea para adolescentes.
«Los métodos anticonceptivos reversibles de larga duración son métodos de elección para todas las mujeres. Sin embargo, lo son más aún para las adolescentes ya que su grado de fertilidad es mayor, sus óvulos son jóvenes y tienen más posibilidades de quedar embarazadas. Son métodos ideales para esta etapa porque son los que tienen menor tasa de abandono, son altamente efectivos y no dependen de la usuaria», indicó la doctora Labovsky.
En este sentido, la licenciada Estela Sánchez, coordinadora del Programa del Programa Nacional de Salud Sexual y Procreación Responsable de la Región Sanitaria V (San Martín) destacó el uso del implante anticonceptivo subdérmico.
«El implante subdérmico se encuentra a la cabeza dentro de los métodos de larga duración disponibles en el sistema de salud público. Es práctico, de rápida colocación e indoloro. Las adolescentes se lo recomiendan entre ellas por la comodidad y efectividad. Es un método que, con el debido entrenamiento podemos colocar los obstétricos; no sólo los médicos. Esta situación posibilitó la ampliación de su uso, haciéndolo accesible a miles de mujeres. Sólo en nuestra región sanitaria hemos colocado con éxito más de 7.000 implantes», detalló.
Efectos sobre la educación y la salud
La salud sexual y reproductiva tiene un impacto directo sobre la educación y las perspectivas futuras de los jóvenes.
Los embarazos precoces y no deseados aumentan el riesgo de ausentismo, desempeño escolar deficiente y deserción escolar prematura para las jóvenes y también tienen consecuencias educativas para los jóvenes padres.
De ahí que todos los estudios coinciden en señalar que la maternidad adolescente se asocia con menores logros educativos entre las madres, una situación que puede perpetuar el ciclo de pobreza de una generación a la siguiente.
La relación entre embarazo adolescente y educación es de doble vía: la mayoría de las adolescentes que fueron madres están fuera del sistema educativo al momento del embarazo, y en los casos en que las adolescentes se encuentran estudiando, el embarazo y nacimiento precipita el abandono escolar.
Al mismo tiempo, en lo que respecta a la salud de las adolescentes, el riesgo de complicaciones y muerte es superior para las madres más jóvenes que para las que tiene un hijo en la edad adulta; en los países de ingresos bajos y medios, el riesgo de mortalidad materna de las madres de menos de 15 años es dos veces mayor que el de mujeres de más edad.
En los países en vías de desarrollo, las complicaciones del embarazo y del parto constituyen la principal causa de muerte entre las adolescentes de 15 a 19 años, y los bebes nacidos de madres adolescentes enfrentan mayores riesgo para su salud que los niños nacidos de madres de más edad.