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Educación: una buena oportunidad para consensuar una política de emergencia

Ante la disposición provincial de que los alumnos de los últimos cursos retomen el ciclo 2020 entre febrero y marzo de 2021 y la tensión que eso genera en ciertas familias que pretenden hacer actos de colación adelantados en un escenario adverso, Martín Lucero propone pensar ideas más constructivas


Martín Lucero**

La Provincia de Santa Fe ha dispuesto que en el caso de los alumnos y alumnas de 7mo grado de primaria, 5to año de secundaria y 6to año de escuelas técnicas el ciclo lectivo 2020 se retome a mediados de febrero 2021 con una intensificación pedagógica que duraría hasta mediados de marzo.

Para el resto de los cursos el ciclo lectivo 2021 comenzaría el 15 de marzo.

Esta disposición genera cierta tensión con distintos sectores de la sociedad. Algunos grupos dispersos de familias de 7mo, 5to y 6to pidiendo que se hagan los actos de colación y entrega de diplomas, diversos sectores políticos apoyando la iniciativa y la reapertura de escuelas para tal fin e incluso cuerpos legislativos pidiendo a los ejecutivos municipales que se “habiliten” espacios públicos a tal fin.

En este sentido se remarca la necesidad de que la promoción 2020 no pierda la “experiencia” del acto de colación y puedan recuperar oportunidades de “sociabilización” que han perdido por la pandemia y el obligado cierre de la actividad presencial.

Esta intención contrasta con la realidad en la que se darían los hechos. Un acto de colación antes del fin del ciclo lectivo (que reiteramos terminaría en 2021) no sería tal. En efecto, esos alumnos/as en diciembre no van a haber completado su escolaridad y por tanto no van a haber promocionado el curso.

En pocas palabras no se puede dar “el diploma” porque no pasaron ni de grado ni de año.

Tampoco están habilitados para ir a la secundaria (los 7mos) ni a la educación superior (los 5tos y 6tos).

Dentro de este marco el “acto” será una puesta escena donde “haríamos” que se entrega un diploma (que no es tal en tanto carece de valor como acreditación), “sacaríamos” la “foto” con los protocolos de rigor (los sanitarios y los escolares) y nos quedaríamos en el voluntarismo en el cual hicimos todo “como sí” fuera real en busca de una normalidad que 2020 no va a tener.

En los hechos esas “promociones 2020” en febrero vuelven a clases y hay que darles el “diploma” (en realidad certificado) que acredite la aprobación del curso y habilite el pase de nivel educativo.

Si lo que buscamos es que niños/as y adolescentes “recuperen algo” de la experiencia que hubieran tenido en circunstancias “normales”, al forzar el “acto para la foto” en diciembre 2020 ¿estamos logrando la finalidad que se busca?

Evidentemente no. Alumnos y alumnas saben que la vuelta a clases para “terminar” la escuela es lo que vale y que todo lo demás habrá sido la exteriorización de una voluntad colectiva en modo de queja al destino por todas las oportunidades que la pandemia les sacó.

Pensar soluciones para superar tensiones de manera propositiva

Es por ello que es necesario que como sociedad nos animemos a pensar de manera conjunta soluciones que nos permitan superar estas tensiones de manera favorable y propositiva.

Un camino posible, seguramente no el único, es animarnos a pensar un conjunto de políticas que, desde distintos lugares, colaboren para alcanzar los objetivos que se plantean.

En primer lugar validar el final del ciclo lectivo para 2021 en los cursos finales de ciclo implica una planificación del ministerio de Educación tendiente a garantizar de manera efectiva los refuerzos pedagógicos, el acceso al material/herramientas necesarias, la infraestructura escolar y una organización adecuada de la jornada escolar que no sature la carga horaria docente.

De parte de los niveles superiores la adecuación del calendario de ingreso a esta nueva y extraordinaria realidad para los años de ingreso. En los institutos terciarios dependientes del ministerio de Educación de la Provincia esto no debería generar mayores complicaciones. En el ámbito universitario tampoco. Por un lado, porque en un país de una larga y orgullosa tradición de ingreso gratuito e irrestricto en la universidad pública poner restricciones calendarias sería algo que iría contra los principios (más aún en las particulares circunstancias que vive el mundo).

Por el otro, el sector universitario privado debería ajustar su ingreso en interés propio. Sin demanda de poco va a servir su oferta si su calendario escolar comienza cuando no terminó el del nivel educativo anterior.

Atento a estos acuerdos, que también impulsa el Consejo Federal de Educación, los actos de promoción y colación deberían ser en marzo, haciendo coincidir expectativa con realidad.

Pero esto no es todo. ¿Qué tal si fomentamos un impulso a toda la industria de servicios vinculada a las fiestas de colación?

Todos los años diciembre se caracterizaba por una sobresaturación de eventos que incluían despedidas de año, colaciones, fiestas empresariales, casamientos, cumpleaños. Habitualmente era una temporada fuerte para un sector que en 2020 fue muy castigado.

No darle una foto a lxs alumnxs sino la mejor experiencia posible

¿Y si pasamos toda la movida de fiesta de colación para febrero, marzo, abril (meses donde la demanda es menor) de 2021 para darle impulso a un sector muy afectado (las cámaras del sector hablan de pérdidas millonarias) y que genera muchas fuentes de trabajo?

Los gobiernos municipales pueden colaborar con el diseño de operativos de control urbano de miércoles a domingo, los concejos municipales contribuir impulsando medidas impositivas y de apoyo a través de los agentes financieros. Además los gobiernos locales pueden apoyar la compra local de calzado, indumentarias y demás accesorios típicos de estas festividades que en 2020 serían oportunidades perdidas.

E incluso el Estado provincial puede aportar subsidios o incentivos no sólo para mejorar la infraestructura de los locales sino para que se congelen los precios de las tarjetas y facilitar el acceso de las familias a resguardo de la inflación.

Pueden surgir muchísimas acciones positivas más. Sólo necesitamos pensar de manera colectiva ideas constructivas.

Pero esencialmente le damos a nuestras niñas/os y adolescentes la posibilidad de tener una experiencia real y concreta de final de ciclo. Que no va a reemplazar la que hubieran tenido en la anterior “normalidad” pero es claramente superadora del sinsabor de saber que te dieron un papel enrollado, carente de valor, para sacarte una foto a dos metros de los afectos con quienes construiste toda tu biografía escolar.

Pensemos entre todos y todas. Que no nos ganen las pasiones. Podemos hacer las cosas de manera coordinada para no caer en representaciones y podemos ayudar a sectores de la economía que necesitan recuperarse.

No les demos a nuestra juventud una foto. Tratemos de darle la mejor experiencia posible.

**Secretario General de Sadop Rosario

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