Cultura

Feria Internacional del Libro de Rosario

Editores rosarinos comparten sus desafíos y logros en la Feria del Libro de Rosario

En la Feria se puede ver por estos días el esfuerzo de los editores de la ciudad por seguir en la superficie de un mercado difícil, en el que sellos locales como Homo Sapiens, Beatriz Viterbo y la Editorial Municipal son solo ejemplos visibles de esta labor cultural rosarina


Carlos Aletto
En la Feria Internacional del Libro de Rosario se puede ver por estos días el esfuerzo de los editores de la ciudad por seguir en la superficie de un mercado difícil, en el que sellos locales como Homo Sapiens, Beatriz Viterbo y la Editorial Municipal son solo ejemplos visibles de esta labor en el mundo de la cultura rosarina.

Los editores Oscar Taborda, de la Editorial Municipal de Rosario; Carolina Rolle, de Beatriz Viterbo; y José “Perico” Pérez, de Homo Sapiens, compartieron  la pasión por producir contenido literario y su compromiso con la promoción cultural, más allá de trayectorias y enfoques, muy diversos entre sí.

“Siempre he considerado que tener una editorial, en este caso en Rosario –nuestro caso, siendo miembro de la Cámara Argentina del Libro desde hace muchos años– presenta desafíos y oportunidades similares –señala Pérez–, en referencia a “la exhibición en librerías” y “la distribución” desde un centro editor que no es el hegemónico.

“El problema de la distribución se agrava por los costos de flete –indica Pérez–. Desde Buenos Aires el flete a cualquier parte del país es más asequible y versátil que desde Rosario, a menudo debemos hacer el trayecto Rosario-Buenos Aires antes de enviar los libros a su destino final, lo que encarece el proceso”.

Esa realidad común resuena en la Editorial Municipal de Rosario, creada para contribuir con la promoción, difusión y circulación de la producción literaria local y regional, un sello que “hubiera sido solo una declaración de buenas intenciones si no fuera por la intervención de la Secretaría de Cultura”, la cual “proporcionó los recursos y equipos necesarios para operar de manera adecuada a lo largo del tiempo”, dice Taborda.

Entre las mayores dificultades a las que hoy se enfrenta el campo editorial, están “el costo del papel, la obtención de insumos y la distribución”, amplía el editor del sello que funciona mayoritariamente a través de concursos y convocatorias públicas para dar forma a sus catálogos de poesía, narrativa, literatura infantil, fotografía e historieta.

Esos catálogos guardan como seña identitaria, asimismo, cuidadas antologías y libros que funcionan como rescates de autores que forman la memoria literaria de la ciudad, entre otras y otros Irma Peirano, Beatriz Vallejos, María Teresa Gramuglio, Aldo Oliva, Roger Pla, Adolfo Prieto, Francisco Gandolfo, Arturo Fruttero y Facundo Marull.

Proyectos como la Editorial Municipal de Rosario, que ya superó los 400 títulos y en la Feria del Libro de Rosario se presenta además como Librería Municipal, suman a sus desafíos particularidades como “ser una institución estatal”, agrega Taborda: el sello “ha logrado mantenerse gracias a la consistencia de diferentes administraciones municipales, convencidas de que la existencia de esta editorial es fundamental en la política cultural del Estado”.

A los desafíos compartidos por fuera de la centralidad porteña del mercado editorial se refirió Rolle, editora de Beatriz Viterbo, legendario sello rosarino fundado en 1991 por las estudiantes de Letras Adriana Astutti, Marcela Zanin y Sandra Contreras, enfocadas en estudios culturales y críticos latinoamericanos y pioneras en estudios de género a partir de autores como Nora Domínguez.

“Aunque imprimimos en Buenos Aires, nuestra edición y producción de conocimiento ocurre desde Rosario –subraya Rolle–: sostenemos esta editorial hace 32 años impulsadas por la producción de contenido, la edición y la corrección en diálogo constante con nuestras y nuestros autores, estableciendo lazos afectivos sólidos y sostenidas por la participación en ferias así como por la distribución”.

Ocurre que muchas publicaciones de la editorial Beatriz Viterbo llegan a las bibliotecas universitarias de Estados Unidos y Europa, debido a que “muchos de sus títulos forman parte de las currículas de literatura hispanoamericana”, con autores como Gabriel Giorgi y Daniel Balderston.

Al tiempo que Waldhuter distribuye sus títulos por toda la Argentina, en tanto que el propio sello es el que hace llegar sus títulos a Chile, México, Ecuador, Uruguay, España y Alemania.

Asegurar visibilidad adecuada con exhibiciones estratégicas como la feria

Pérez insiste con que “el desafío primordial para una editorial radicada en Rosario es asegurar una visibilidad adecuada. Gracias a la disposición de nuestras obras en mesas que exhiben una amplia gama de títulos logramos ventas significativas. En ocasiones, el sello Homo Sapiens se ubica en el cuarto o quinto puesto de ventas”, detrás de grandes conglomerados, como “Random House y Planeta”, destaca.

Esa visibilidad trasciende las librerías. Las ferias son otro punto estratégico de exhibición. Tanto en la Feria del Libro de Buenos Aires como en la de Rosario, por ejemplo, Viterbo forma parte de “Los Siete Logos”, un stand colectivo de sellos independientes que ya es un clásico en ese encuentro internacional, uno de los mayores de Latinoamérica, y en el evento regional rosarino.

Es en ese contexto que el stand en la Feria del Libro de Rosario de Homo Sapiens –sello dedicado a la educación que tiene una fuerte presencia en hispanoamérica– cuenta con un espacio destacado llamado “Autores rosarinos”.

“El proceso de edición y producción de un libro implica un trabajo en equipo que involucra a escritores, editores, diseñadores y otros profesionales. La relación entre la editorial y los autores es fundamental para garantizar la calidad del contenido y su relevancia para el público”, apunta Pérez.

A lo largo de 43 años, Homo sapiens dejó una huella significativa en el mundo editorial Latinoamericano, con su enfoque de la formación docente, de la literatura infantil y juvenil y de las ciencias sociales. Su historia se remonta a sus inicios como libreros en Rosario cuando, con una profunda pasión por la literatura y la educación, decidieron expandir su influencia mediante la creación de una editorial. Una decisión que fue un hito, porque pasaron de ser vendedores de libros a ser creadores y promotores de contenido educativo y literario.

Reconociendo la importancia de los educadores en la sociedad, “la editorial desarrolló materiales didácticos y recursos pedagógicos para apoyar a los profesores en su labor, materiales innovadores que abordan las necesidades cambiantes del entorno educativo”, marcados por los avances tecnológicos” explica Pérez, para quien, “si bien la tecnología ofrece nuevas oportunidades, la experiencia de leer un libro físico sigue siendo única y significativa, la sensación táctil y la conexión emocional que puede generar siguen siendo aspectos importantes para los lectores”.

Comprimida por las elecciones del domingo próximo, la Feria del libro de Rosario terminará este sábado. Mientras tanto, en los stands, en los auditorios y en los pasillos, los visitantes y compradores provocan la ilusión de que la literatura vive en Rosario.

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