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Entrevista

Edgardo Carmona: “Hay que agudizar el ingenio para sostener el papel”

El 7 de junio se celebra el Día del Periodista, a partir de la primera publicación de un periódico argentino: La Gazeta, fundado por Mariano Moreno en 1810. El secretario general del gremio de prensa de Rosario, repasa dificultades y conquistas del sector en 2021


En un nuevo aniversario de la fundación del primer periódico argentino “La Gazeta”, por Mariano Moreno el 7 de junio de 1810, El Ciudadano conversó con el secretario general del Sindicato de Prensa Rosario Edgardo Carmona. Describió la situación actual en tres partes: el carácter esencial del trabajo periodístico desde el inicio de la pandemia, las luchas propiamente sindicales por mejores condiciones laborales y la crisis de las formas tradicionales del oficio.

Sobre lo primero, Carmona recordó que en marzo de 2020 cuando se dictó el aislamiento social, preventivo y obligatorio el periodismo fue uno de los rubros considerados esenciales. Si bien muchas y muchos trabajadores pudieron ejercer la profesión desde sus casas, muchos otros tuvieron que salir a las calles o asistir sus lugares de trabajo como movileros, camarógrafos, fotógrafos, operadores y conductores, entre otros.

En este sentido, desde el sindicato reclaman a las autoridades sanitarias que tengan en cuenta esta situación para el esquema de vacunación. “Hay compañeros con contacto directo con la noticia y que fueron declarados esenciales desde que empezó todo esto. Nos parece bien porque entendemos la importancia de tener información precisa y constante pero evidentemente en esta tarea se corren riesgos y en nuestro gremio tuvimos muchísimos contagios. Planteamos la urgencia y la necesidad de que se nos tenga en cuenta para la vacunación, sin postergar las prioridades ni dejar a nadie en el camino, sino que cuando estén las vacunas por lo menos vacunar a aquellos que estén más expuestos ya sean de televisión, fotografía, radio o gráficos”, detalló. Asimismo destacó trabajo que hicieron desde el sindicato para exigir a las empresas el cumplimiento estricto de protocolos para preservar la salud.

A la crisis sanitaria y los riesgos a la hora de trabajar, se suman las difíciles condiciones laborales que suelen atravesar las y los trabajadores de prensa. El objetivo, sintetizó, es que “los empresarios no le hagan pagar el costo de la crisis a los trabajadores”.

El sindicato reúne a cerca de 600 personas pero además de la defensa de sus derechos se ocupa de aquellos que están por fuera del gremio, que aún no tienen su situación regular. En prensa la precarización, la informalidad y hasta el trabajo ad honorem son muy comunes.

Entre diciembre de 2015 y 2019 las políticas de vaciamiento llevadas adelante por la gestión de Mauricio Macri significaron un retroceso enorme en prensa, solo comparable a los años noventa bajo el menemismo. Durante esos cuatro años se perdieron por lo menos 4500 puestos laborales, una cifra histórica.

Con la llegada de una nueva gestión que parecía un cambio de rumbo, había muchas expectativas en el ambiente sin embargo la pandemia no tardó en llegar y si bien al menos en Rosario no hubo pérdida de empleos sí se agravaron algunas condiciones. Los salarios siguen detrás de la inflación. La mayoría de los periodistas tienen varios trabajos -no siempre en medios- para poder sostener un ingreso fijo que sea digno o, por lo menos, suficiente.

Crisis del papel y nuevas tecnologías

Por otra parte, Carmona habló una crisis en el oficio a partir de las nuevas plataformas de contenidos y nuevas modalidades de ejercicio. “Hay una crisis de las gráficas por las nuevas tecnologías y hay que agudizar el ingenio para sostener el papel, que evidentemente tiene un nuevo nicho. Hay lectores y hay que fidelizar, generar contenidos de calidad y distintivos con respecto a la inmediatez. Son dos modalidades que pueden convivir. Es un proceso de transición en un hermoso oficio. Es un conflicto que nadie tiene resulto aún ni en Argentina ni en el mundo”.

El secretario general puntualizó que además este cambio se está dando en medio de una pandemia y de nuevas modalidades de home office que antes no estaban tan incorporadas a la rutina diaria.

“Los procesos tecnológicos y los recursos económicos siempre van muchísimo mas rápido que los procesos culturales. Hay mucha gente que todavía le gusta el recurso de diario en papel, como un libro. No todo se transforma automáticamente en plataforma digital, en el papel hay un nicho importante. No se puede pensar el mismo papel que hace cien años ni diez ni dos”, planteó.

Además fue a la esencia del oficio: informar. “Hoy falta información dura en los medios, nos tentamos más a opinar que a informar y que la gente reflexione y piense a partir de la lectura. Hay que reconocer que hoy en este mundo de sobresaturación hay que llevarle a los lectores información trabajada con tiempo y eso significa plata: el buen periodismo requiere plata. Las grandes empresas se niegan a invertir en esto, no conozco muchos medios que banquen grupos de investigación de periodistas para que hagan dos notas al año que requieren de un trabajo concienzudo”.

Además, para Carmona el desafío no es solo hacer buen periodismo y responsable sino poder vivir de esto. “Ese es el gran secreto. En este nuevo mundo que nos propone más reafirmar lo que pensamos que abrir la cabeza se va  estrechando mucho la producción y extensión de contenidos, se va pulverizando la pauta publicitaria en tantos medios que no los hace rentables”.

Consideró entonces que el oficio está en jaque y requiere una reinvención, aunque no de sus principios sino de sus formas de trabajo. Habló de la concentración de medios que sigue en Argentina y las trabas que se impusieron a la ley de Servicios de Comunicación Audiovisual que había sido sancionada en octubre de 2009 pero nunca pudo aplicarse del todo.

Para el dirigente no hay democracia plena sin pluralidad de voces en el debate público, sin una redistribución justa de la pauta publicitaria. Contra el discurso monocorde de los grupos mediáticos concentrados, el sindicato de prensa rosarino insiste en la importancia de una legislación que vuelva poner en el centro de la mesa que la información es un bien social y derecho.

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