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Ecos de la pelea salarial

El diputado provincial Alberto Cejas aseguró que a la Casa Gris le falta “voluntad política” y “despojarse de ciertos individualismos” para encaminar la negociación por los sueldos con los gremios estatales.

Por: Ezequiel Nieva 

Alberto Cejas, diputado provincial y secretario general de la CGT, habló con El Ciudadano sobre los conflictos gremiales que mantienen jaqueado al gobierno. Repartió culpas entre el Ejecutivo y la Legislatura, se manifestó a favor de que se discuta una reforma tributaria distinta de la que se planteó al año pasado –en ese sentido, dijo que es necesario gravar al campo y segmentar a los sectores industriales– y pidió que, de ambos lados, dejen de lado los individualismos. Férreo defensor del gobierno nacional, Cejas opinó que la oposición se “amontona” para dificultar la gestión de la presidenta: un relato idéntico al que hace, en la provincia, el socialismo.

  El dirigente sindical, que ocupa una banca en la Cámara baja desde 2007, sostuvo que los paros dispuestos por los trabajadores estatales “se veían venir” desde diciembre, cuando se debatió en la Legislatura el presupuesto 2010. “Cuando salieron las dos propuestas de presupuesto, yo me abstuve en función de que ninguna de las dos garantizaba lo que ya suponíamos que iba a ser el reclamo salarial y el dinero necesario para hacer frente al aumento. Ninguno de los dos proyectos lo garantizaba y por eso veíamos que el desenlace iba a ser el que se está viendo ahora: un gobierno que dice que ya no tiene más recursos y ofrece únicamente un 7 por ciento, cifra que está muy lejos de lo que los gremios pueden aceptar para que sus afiliados puedan tener la posibilidad de compensar sus salarios. Lo lógico fue que declaren las medidas de fuerza”.

—Que ninguno de los dos proyectos garantizara los aumentos, ¿habla de una irresponsabilidad del Ejecutivo o de la oposición legislativa?

—Creo que faltó diálogo. Tuvimos todo un año. La reforma tributaria que quiso implementar el Ejecutivo ya había sido rechazada el año anterior y, lamentablemente, en todo el año (2009) no buscó consenso para llegar a un nuevo presupuesto donde la reforma hubiera sido viable. Faltó madurez del oficialismo para consensuar políticas que puedan ayudar a solventar el compromiso que había asumido el mismo gobernador de tratar en paritarias, en febrero, la recomposición salarial. En virtud de que no se realizó ese diálogo, se llegó a lo que se llegó en diciembre. Y eso amerita la responsabilidad del Ejecutivo y de todos los que tenemos responsabilidades en la Legislatura de buscar alternativas viables para solucionar este tema. Solamente falta voluntad política y despojarnos de ciertos individualismos para que los trabajadores puedan ir recuperando sus salarios.

—¿A qué alternativas se refiere?

—Me refiero a buscar un consenso entre todos los sectores a nivel legislativo para que, en conjunto con el Poder Ejecutivo, veamos de dónde se pueden juntar más recursos sin que eso afecte a la producción.

—En su momento las cámaras de la construcción se mostraron de acuerdo con la reforma tributaria, no así los industriales. Sin embargo, los senadores de la oposición la rechazaron.

—Yo creo que ahora tenemos que empezar a ver que la realidad nos está golpeando más fuerte. La gente necesita respuestas de quienes la representan. Y las respuestas justamente son que se les pueda adecuar el salario a los trabajadores y que los municipios y comunas tengan sus recursos. Eso hay que hacerlo despojándonos de los intereses políticos y dejando el individualismo de lado. Hay que pensar que las elecciones son recién en 2011, por lo tanto tenemos que atravesar este 2010 y debemos aprovecharlo. Todas las variables económicas están demostrando que es un año que puede ser positivo y no podemos perderlo en este nivel virulento, donde los dirigentes están constantemente atacándose. Eso no lleva a nada. La sociedad quiere respuestas: no solamente en el tema salarial, sino en seguridad, en puestos de trabajo…

—Usted habla de individualismos. Concretamente, ¿a qué se refiere?

—Me refiero no sólo al ámbito provincial, también al ámbito nacional. Asusta ver el grado de agresividad y de ensañamiento que hay con el gobierno nacional; los enemigos de ayer hoy son amigos y se amontonan, no para presentar alternativas, sino con el solo objeto de estar en contra de un gobierno. Me parece que eso no es válido. Hemos tenido experiencias de ese tipo de alianzas en el pasado y ya vimos cómo terminan. La sociedad está demandando propuestas que puedan solucionar los problemas. Acá nadie está exceptuado de los errores que se han cometido, tanto de un lado como del otro.

—¿Usted está de acuerdo con que la industria pague Ingresos Brutos?

—En términos personales, considero que debe hacerse un estudio porque no se puede reglar que toda la industria pague impuestos y en un mismo porcentaje. Venimos de una crisis muy fuerte el año pasado; no todos los sectores industriales están en las mismas condiciones. Habría que segmentar para ver de qué manera se puede afectar a cada sector y también ir previendo que aquellas industrias que están radicadas en zonas donde la provincia ya las ha dotado de la infraestructura hoy tal vez tengan que pagar un tributo. Y que esos recursos se destinen a otros lugares de la provincia: me refiero al centro-norte, donde no contamos con infraestructura para que nuevos emprendimientos se puedan radicar y, de esa forma, generar nuevas fuentes de trabajo.

—Los industriales reclaman obras de infraestructura, pero cuando el Estado los quieren gravar con impuestos son los primeros en decir que no.

—Tiene que haber una coherencia entre los reclamos y lo que están dispuestos a dar. Si piden servicios, el Estado tiene que recaudar para poder dárselos. Pero el Estado también tiene la obligación de destinar esos servicios a los lugares donde más hacen falta y no acumularlos en los lugares donde, electoralmente, es más apetecible.

—Cuando el Estado decide hacer exenciones a un sector para fomentar la actividad y atraer inversiones, se supone que no es para siempre. Debe haber un límite…

—Seguro. Y deben ser controladas, porque de otra manera estaríamos favoreciendo a un sector sin ninguna contraprestación. Si eximimos (de impuestos) a un sector porque eso puede generar nuevas fuentes de trabajo, si no redunda en beneficios para la sociedad, sería una exención equivocada.

—Usted manifestó que habría que segmentar a la industria antes de aplicar impuestos…

—Cuando hablo de segmentar no me refiero al nivel de facturación sino en función de la actividad. Hay actividades que el año pasado han tenido un golpe mucho más fuerte por la crisis internacional y hay otras que han mantenido el ritmo de producción. No solo tendríamos que fijarnos en la facturación sino también en cómo se ha desenvuelto y cómo está progresando esa actividad. Y también el grado de compromiso que tenga esa actividad para con la sociedad. Un ejemplo concreto es el caso de General Motors, que estuvo a punto de despedir gente. Se la dotó de todo lo necesario, se le dio la infraestructura y eso fue un aporte que hicimos los santafesinos. La única contraprestación que tenía General Motors era dar trabajo; si no da trabajo, entonces no nos da ninguna contraprestación.

—Entonces también habría que diferenciar a las industrias que exportan de las que abastecen al mercado interno.

—Exactamente. La industria metalmecánica fue una de las más golpeadas por la crisis. Pero hubo otras, como la industria alimenticia, que en algunos casos han crecido y en otros mantuvieron el nivel de producción. Y hubo otras, como las agropecuarias, que crecieron y por lo que se ve, y por las proyecciones a futuro, van a crecer mucho más. Tenemos que ver a qué sectores vamos a gravar y buscar alternativas para que sea lo más justo.

—¿Usted piensa que el campo tiene que pagar Ingresos Brutos?

—Sin duda. Me parece racional y lógico. No me refiero al productor agropecuario pequeño; me refiero a los grandes pooles que se han visto favorecidos por un tipo de cambio que estamos pagando todos los argentinos. Ahí también es necesario segmentar.

—Volviendo a los conflictos salariales, ¿qué escenario imagina después de los primeros paros?

—Yo creo que, de no haber una propuesta que pueda conformar las expectativas de los trabajadores, las medidas se van a ir acrecentando. Yo aspiro, y es un deseo como trabajador y como legislador, a que el Poder Ejecutivo en forma conjunta con la Legislatura pueda buscar una alternativa para satisfacer las demandas justas y legítimas de los trabajadores.

—Considerando la actual coyuntura económica, ¿usted cree que los reclamos de los gremios son justos?

—Los reclamos se basan en el bolsillo del trabajador, no en las cuentas de la provincia. Como representantes gremiales, tenemos que ir viendo el desfasaje que tuvieron los salarios. Yo puedo entender que el ministro (de Economía Ángel) Sciara me diga que la provincia está muy ajustada en sus fondos, pero yo tengo que decirle al ministro Sciara que los trabajadores estatales tienen que sobrellevar el desfasaje que tuvieron producto de la inflación y además tienen que pagar los servicios y los impuestos con aumentos.

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