Ciudad

Gigantes bochornos

Dos shows internacionales con final de escándalo entre 1960 y 1970: Charles enojado, Demis abucheado

La música como cualquier faceta del arte forma parte de la historia y de la cultura de una ciudad. En Rosario llegaron cantantes internacionales que dieron que hablar y recordar. Dos ejemplos, con el estadio de Rosario Central como escenario


Demis Roussos

Desde que se realizaron recitales internacionales los rosarinos fueron receptivos a la vivencia de esos eventos especiales y únicos, de conocer, disfrutar y participar junto a los artistas de los shows. En las décadas de los ’60 y ’70 Rosario fue el centro de la llegada de grandes artistas internacionales.

El historiador Eduardo Guida Bria relató a El Ciudadano que muchos incluso se realizaban en las noches de carnaval en la ciudad. “Los clubes Provincial y Gimnasia y Esgrima eran los que rivalizaban con cantantes europeos y algunos de Norteamérica. Es así que, como ejemplo, se puede nombrar a los franceses: Sachá Distel, Johnny Halliday y Silvie Vartan. También visitaron Rosario británicos como Tom Jones y el grupo rockero The Tremoloes, que se destacaba porque uno de sus integrantes tocaba un violín de gran forma.

El club Provincial fue el escenario para el actor estadounidense George Maharis, que venía precedido por el gran éxito televisivo de la serie “Ruta 66”. Pero lo suyo terminó en bochornoso fracaso: “alcanzó a «cantar» un par de temas y tuvo que retirarse rápidamente del escenario ante la estruendosa silbatina del público” explicó Guida Bria.  El docente e historiador destacó dos historias de fracasos y escándalos: la llegada a Rosario del francés Charles Aznavour y, años más tarde, la de Demis Roussos, en ambos casos con shows en el Gigante de Arroyito.

Al aire libre no cantaba

Guida Bria explicó que el show del francés fue promocionado muchas semanas de la actuación. El 8 de mayo de 1966, Aznavour llegó a Rosario. Tenía 42 años y cantó en la cancha de Rosario Central.

Charles Aznavour

 

“Esa misma tarde, antes de la presentación del cantante, jugaron un partido de fútbol el local frente a Boca, por el campeonato oficial. Al finalizar el encuentro, y mientras se retiraban los hinchas, ingresaron varios operarios para los trabajos del armado del escenario y las filas de plateas dentro del campo de juego, sobre el césped. También había localidades populares habilitadas en las tribunas de cemento, en la cabecera de avenida Génova. Al llegar la noche, unas cinco mil personas concurrieron al esperado show del autor de Venecia sin ti, entre muchos éxitos. El francés llegaba muy contento porque lo hacía en compañía de la que sería luego su tercera esposa, la sueca Ulla Thorsell. Aznavour sólo actuaba en lugares cerrados y a Rosario lo convocó el productor Leonardo Barujel bajo la promesa de que iba a cantar en un «teatro a cielo abierto». Cantó muy poco tiempo, algunos se atrevieron a decir que sólo dos temas”, relató.

Medios locales de aquel tiempo señalaron que estuvo 50 minutos en el escenario y se fue bastante a disgusto con el sonido, que era pésimo. La gente estaba mostrando su enojo, el francés no entendía lo que pasaba hasta que otro músico en el escenario le explicó. Entonces, decidió retirarse.

De Grecia con voz grabada

Guida Bria salta hasta 1978, un año muy especial en el país. “Para la última semana de septiembre, ya había pasado la euforia del Mundial y se constituía en un gran polo cultural”, dijo y siguió: “Por ejemplo, Darío Vittori se despedía del teatro Olimpo mientras se anunciaba a Adolfo Stray y Adriana Aguirre con Los reyes del Tabarís. La gran China Zorrilla y Dora Baret hacían Encantado de conocerlo en el teatro La Comedia. Eugenio Filipelli se presentaba con La zorra y las uvas en la sala de la Asociación Protección de Choferes de calle Dorrego 462. Norberto Campos dirigía La cabalgata del circo y el teatro en la sala Arteón de calle Sarmiento al 700. Recordemos La Cueva del Tango, donde ese fin de mes cantaban Rodolfo Lesica y Ruth Durante. En el Café Concert El Burgués de la galería Córdoba hacían su aparición los orientales Ricardo Espalter y Enrique Almada y presentaban Divertimento.

“La radio estaba en todo su esplendor. En LT2 se destacaba el nuevo envío matutino, El Día, conducido por Miguel Ángel Andrin y Pedro Alberto Aramburu. En LT3, sobresalía con todas las melodías el inefable Show de AJ y en LT8, Quique Pesoa hacía La mañana entera. Las FM aún estaban haciendo sus primeras apariciones. En TV se exhibía la última temporada de El hombre nuclear. Se estrenaba la serie Dallas y se anunciaba otra que tuvo gran repercusión: Raíces”, recuerda el historiador.

En ese ambiente de creatividad y novedades, Demis Roussos llegó a Rosario para un recital en Rosario Central. “Sólo estaba construido el Paseo Ribereño que unía Avellaneda con el parque Alem. El resto se construiría años después. Con premura, los técnicos franceses armaban las columnas de sonido ayudados por pares locales. Los seis mil kilos de equipos habían sido traídos desde París en un avión Jumbo. La expectativa era justificada por un artista de fama internacional como el egipcio de ascendencia griega. El también productor artístico Poli Román (quien para esa época hacía La cueva joven por LT2) fue el organizador el espectáculo en sociedad con Alfredo Capalbo”, cuenta Guida Bria.

 

El 30 de septiembre cerca del mediodía se abrieron las puertas del estadio. El show estaba programado para el inusual horario de las 16, precedido por la extraña actuación de “Los Cantores del Alba”. Demis salió por el túnel y caminó por el césped hasta el escenario, aunque en un momento se había anunciado que iba a llegar en un helicóptero. No pudo ser, por motivos de seguridad. Diez mil personas asistieron y deliraron escuchando temas como “Bailaremos”, “Por siempre y para siempre”, “Mi amigo el viento” y “Mi razón”, canciones románticas que había grabado el año anterior en el LP “En castellano”. Un día radiante acompañó el espectáculo.

Cuando estaba finalizando, Roussos bajó del escenario y se acercó hasta las plateas. Y mientras saludaba a sus fans, la música continuaba sonando. Solo que su voz también. Pasaron pocos minutos para que algunos de los asistentes comenzasen a silbar ante el ya inocultable “playback” del artista. El cantante reconoció dos años después, durante una conferencia de prensa en Buenos Aires, que utilizar una cinta grabada con su voz era un recurso “habitual” en sus shows “para mejorar el sonido”.

La sensación de fraude quedó suspendida en el aire del estadio. La producción local aceptó luego que recibió algunas quejas de los espectadores, pero aclaró que no hubo presentaciones legales contra la organización ya que, adujeron, el contenido artístico del evento era responsabilidad del artista. Poco después se anunció, para el 21 de octubre, la visita de la cantante italiana Raffaela Carrá, y la visita de Roussos quedó en el olvido.

1978. El artista egipcio junto al cronista de La Capital el 30 de septiembre. Atrás, la pileta de Central

 

En 1980, Roussos encaró su segunda gira por Argentina y tuvo el mismo problema del playback en el teatro Opera  de Buenos Aires, oportunidad en la que sí se hicieron denuncias por estafa. El show en Rosario estaba previsto para el sábado 25 de octubre. Ese mismo día y con un escueto “No viene”, un diario anunciaba la suspensión del recital por causas “desconocidas”.

Otros artistas que pisaron suelo rosarino

El historiador rosarino recordó otros artistas de gran presencia internacional que pisaron el suelo rosarino. “Los españoles Raphael, Camilo Sesto y Juan Manuel Serrano, que años más tarde se conocería  como Joan Manuel Serrat visitaron la ciudad. El bolero se hizo presente con la actuación de Los Panchos y del canadiense Paul Anka. Estos tuvieron un gran éxito en sus presentaciones. El brasileño Roberto Carlos también fue muy bien recibido”, enumeró Guia Brida sobre aquellas décadas.

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