Policiales

Uniformados en la mira

Dos policías baleados y presos apuntados de llevar droga

Uno recibió un tiro en el abdomen y el otro en el cuello al parar un auto en un control en rutas 19 y 13, en Clucellas, departamento Castellanos.


Dos policías de Seguridad Vial resultaron heridos en un supuesto enfrentamiento que ocurrió este viernes cuando se disponían a controlar la documentación de los tres ocupantes de un Toyota Corolla en el cruce de la rutas 19 y 13, en la localidad de Clucellas, departamento Castellanos. Los agresores se llevaron la camioneta policial (también un arma reglamentaria, dos chalecos y una escopeta) para dejarla incendiada en un basural, a 30 kilómetros de donde estaba el control. Con el correr de las horas, comenzaron a correr versiones que daban cuenta de que los ocupantes del vehículo llevaban droga y que su destino era la ciudad de Frontera. Y se confirmó que los dos uniformados quedaron bajo custodia de Gendarmería luego de que a uno de ellos le incautaran 41 bochitas de cocaína de un bolsillo.

De acuerdo con fuentes policiales, a las 23.30 de anteanoche dos suboficiales de la Policía de Seguridad Vial identificados como Matías C. y Matías L. estaban, al parecer, realizando controles vehiculares en la intersección de las rutas 19 y 13. Siempre según esa versión, los policías advirtieron una actitud sospechosa de los tres ocupantes de un Toyota Corolla y decidieron detenerlo. Los policías se acercaron al auto y fueron recibidos por una lluvia de balas, lo que generó un enfrentamiento, dijeron. Uno de los uniformados recibió un disparo en el abdomen mientras que el otro fue alcanzado por un plomo a la altura del cuello.

Los atacantes tomaron una de las pistolas calibre 9 milímetros de los policías, y se llevaron la camioneta policial Volkswagen Amarok. Apenas se enteraron del ataque, los pesquisas organizaron un operativo cerrojo. Fue así que a través del GPS de la 4×4 descubrieron que se encontraba a 30 kilómetros, en la ciudad de Josefina. Los atacantes también se enteraron de que la Policía sabía su ubicación porque tenían la frecuencia del 911 en la camioneta y decidieron incendiarla en un basural de barrio Acapulco, en dicha localidad. Cuando los investigadores llegaron al lugar determinaron que habían desaparecido también dos chalecos antibalas y una escopeta calibre 12.70.

Voceros del caso indicaron que Matías C. es oriundo de Angélica mientras que Matías L. tiene domicilio en la ciudad de Vera. Ambos quedaron internados en el hospital Iturraspe de la localidad cordobesa de San Francisco bajo custodia de Gendarmería. “A uno le descubrieron 41 bochitas de merca en el bolsillo”, dijo una fuente allegada al caso.

Los pesquisas indicaron que a una de las víctimas se le pudo extraer un proyectil que concuerda con el calibre de una bala calibre 9 milímetros o 40.

En la escena estuvo presente el jefe de la Policía de Seguridad Vial y la División Judiciales de la Unidad Regional V con sede en la ciudad de Rafaela, cabecera de Castellanos.

 

Versiones

Los investigadores no brindaron detalles sobre el destino que tenían los atacantes. Lo que se conoció de versiones extraoficiales fue que los pesquisas intentaban corroborar si el Toyota había sido robado en el barrio de Acapulco donde luego incendiaron el móvil policial. Otro de los trascendidos fue que el auto estaba acondicionado para llevar droga y en las últimas horas había sido visto en cercanía de la ciudad de Frontera. A falta de información oficial siguieron las versiones: alguien deslizó que uno de los atacantes tiene parientes en Rosario, los cuales poseen contactos con los integrantes de la banda de Los Monos.

 

Frontera narco

La ciudad de Frontera, que limita por una calle con la cordobesa San Francisco, tiene 12 mil habitantes y se convirtió en los últimos años en uno de los lugares con mayor influencia de narcocriminalidad del país. La venta de drogas se incrementó a la par de los asesinatos. La ciudad llegó a los medios nacionales en diciembre de 2013, cuando cayó Héctor Argentino Gallardo, alias Patrón, acusado de liderar una red internacional, conectada con actores del narcotráfico colombiano, con sede en San Francisco (Córdoba) y Frontera. Había sido encausado por la Justicia federal cordobesa también por tentativa de homicidio y se lo investiga por lavado, porque se cree que compraba autos, campos y cereales para blanquear los activos.

En diciembre pasado, el Tribunal Oral Federal Nº 1 de Córdoba condenó a Gallardo a 14 años de cárcel al encontrarlo culpable de “organización del transporte y comercialización de estupefacientes”. En tanto, fue absuelto del delito de “tentativa de homicidio”.

A fines de enero pasado, un penitenciario de San Francisco, su esposa empleada municipal y un preso que estaba a su cargo quedaron acusados de liderar una banda narco: junto con otras cinco personas se dedicaban a la venta minorista de marihuana en el límite interprovincial. Los ocho fueron detenidos por la Fuerza Policial Antinarcóticos (FPA) mediterránea. Los uniformados secuestraron 80 kilos de marihuana –valuados en 5 millones de pesos– en nueve allanamientos en las ciudades cordobesas de San Francisco, Tránsito, Arroyito y en Frontera. El dato que trascendió fue que el Patrón había pedido cumplir la pena en la “Unidad Penitenciaria Nº 7” –donde trabaja el narcoguardiacárcel– para poder “estar cerca de su familia”.