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Rosa Blanca

Dos jefas en una misma narcobanda

La hermana de Pimpi y una chica de 26 años lideraban la organización. Los clanes Caminos y Agüero, unidos en el negocio de las drogas.


El operativo Rosa Blanca que llevó adelante el personal de la Delegación de Inteligencia de Drogas de la Policía Federal de Rosario se hizo el 3 de marzo pasado y dejó 11 procesados. Los allanamientos fueron 22 y abarcaron los barrios Tablada, Municipal, Saladillo y la Villa del Tanque. Los policías federales secuestraron 30 kilos de cocaína cuya venta dejaba un saldo de 12 millones de pesos al mes. En el procesamiento de la banda de narcomenudeo quedó desglosado cómo operaba la organización liderada por Rosa Caminos, hermana del ex jefe de la barra de Newell’s Pimpi, asesinado en 2010. Junto con Rosa cayó la principal proveedora de estupefacientes de la zona sur, al decir de los investigadores. Es una joven de sólo 26 años que parece haber heredado el oficio en otro clan de la zona sur, aunque menos célebre que el de los Caminos, ligado desde hace años a la provisión no sólo de drogas sino también de protección a las bandas de la zona.

La semana pasada el magistrado federal Marcelo Bailaque procesó a Rosa Anahí  Caminos, de 46 años, y a Antonella Daiana Agüero, de 24, como “coautoras de organizar bandas dedicadas a la comercialización de estupefacientes agravada por la intervención de tres o más personas”. La investigación de calle junto con las escuchas telefónicas ubicaron a Antonella como proveedora de la droga y a Rosa como la encargada de repartir los estupefacientes en las bocas de expendio, distribuidos a lo largo de Presidente Quintana 29 bis, 36 bis, 59 bis, 74 bis, y entre el 120 y 134 bis. Desde Chacabuco pasando por Esmeralda hasta Beruti.

Entre los demás procesados figuran el esposo de Rosa, Rubén C. (de 52 años); los hijos de la pareja, Yair “Gordo” C. (de 19), y Joana C. (29); Rodrigo “Pescado” B. (25) y Naila O. (23) –yerno y nuera de Rosa–, y Hernán Agüero (28), hermano de Antonella. Estos imputados fueron acusados del delito de “coautores del delito de comercio de estupefacientes agravado por la intervención organizada de tres o más personas”.

De acuerdo con los investigadores, la banda liderada por Rosa regenteaba al menos seis bocas de expendio de estupefacientes. Los búnkers tenían como característica de que los vendedores colgaban una percha en la puerta principal para avisar a los consumidores que había estupefacientes. En el procesamiento se señaló al marido, la hija Joana, el yerno y la nuera de Rosa como los encargados de llevar la droga hasta los puntos de venta. Mientras que Yair, el otro hijo, y otros tres hombres se encargaban de vender en los quioscos o hacer el delivery.

Por su parte, Antonella Agüero se encargaba de proveer la cocaína, dice el fallo de Bailaque. En este sentido, los pesquisas describieron que no saben el origen de clorhidrato de cocaína pero calificaron la mercancía de la muchacha como de calidad común (rebajada en muchas oportunidades, lo que habitualmente llega a los barrios más pobres) y como especial (conocida como alita mosca pero de muy baja calidad). Lo que en el mercado se traduce en unos 40 a 60 mil pesos el kilo de la común y a unos 120 mil pesos de la especial, ya cortada y lista para la venta.

El Negro Mario, ex prefecto

En Rosario, dicen los investigadores, no se consigue en el mercado interno la cocaína de máxima pureza, sino que llega un clorhidrato de cocaína de calidad intermedia, similar a la que se produce en las cocinas locales. “Hace tiempo que a la ciudad no llega más la cocaína de exportación, la de mejor calidad; de la que estamos escuchando que se comercializa acá es la laja peruana. Esta última no es tan común y tiene la característica de poseer los cristales más grandes que la denominada alita de mosca (llamada así como metáfora del tornasolado que despiden las alas de las moscas al sol con el efecto que se forma cuando le da la luz a los cristales). Mientras más puro es el clorhidrato, más cristalización posee, por lo tanto mejor calidad es”, describió un vocero del caso.

La explicación de los pesquisas se debe a que el tío de los hermanos Agüero procesados en esta causa, por entonces ya un ex prefecto, cayó en los primeros días de 2011 y fue procesado como proveedor de esta cocaína de máxima calidad que le llegaba vía Salta desde Perú o Bolivia a la zona sur de Rosario.

El Negro Mario, como se conoce al ex prefecto Mario Oscar Agüero, de 52 años y tío de Antonella y Hernán, cayó el 4 de agosto de 2011 cuando personal de la ex Digedrop allanó su vivienda de Regimiento 11 al 1100, en barrio Tiro Suizo. En ese lugar, hallaron 39 panes de cocaína de máxima pureza, de la que en el mercado narco se denomina alita de mosca. El operativo dejó como saldo ocho detenidos, en su gran mayoría integrantes del clan Agüero, y un total de 50 kilos de cocaína. Por ese tiempo, la hipótesis de los pesquisas indicaba que al Negro Mario le llegaba la droga por salteños que la traían de Perú o Bolivia, donde se la vendían por 35 mil pesos el kilo y que además de revenderla para el menudeo local la exportaban a España con un valor de 50 mil euros por kilo.

Por ese tiempo, su sobrino Hernán fue vinculado en una causa por tentativa de homicidio en barrio Tablada con los hermanos Benavente, cabecillas de la banda del Tanque. Los hermanos vivían por pasaje Bécquer al 500 bis y tenían enfrentamientos constantes por el territorio con la banda del Puente, de los Alcaraz. Por entonces, se aventuraba que el Negro Mario, a través de su sobrino, brindaba protección a los del Tanque, tal como por estos días quedó en evidencia en el fallo de Bailaque: Hernán brindaba protección a los búnkers de Rosa. Los clanes Benavente y Alcaraz se aniquilaron tras protagonizar balaceras constantes desde 2009 hasta 2014, con al menos una docena de muertes. Desde entonces, otros jugadores coparon el territorio con una violencia similar. Pero los proveedores parecen ser los mismos.

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