Espectáculos

Dos clásicos de Ibsen, según Daniel Veronese

Hoy y mañana, en el teatro Príncipe de Asturias, del Centro Cultural Parque de España.

Las elogiadas y premiadas versiones de dos de los mayores clásicos del dramaturgo noruego Henrik Ibsen montadas por el director porteño Daniel Veronese, El desarrollo de la civilización venidera (versión de Casa de muñecas, hoy a las 21, y mañana a las 18), y Todos los grandes gobiernos han evitado el teatro íntimo (versión de Hedda Gabler, hoy a las 23, y mañana a las 20), desembarcan este fin de semana en la sala Príncipe de Asturias del Centro Cultural Parque de España (Sarmiento y el río).

Respecto de Casa de muñecas, escribió Veronese en 2009 al momento de su estreno porteño: “La pregunta acerca de si volverá Nora, que a finales del 1800 eclipsó las mentes excitando burgueses palcos de plateas, pensamos todos, y creo que nadie va a estar en desacuerdo, debería ser reemplazada hoy por otra, porque seguramente en algo debe haber servido todo este teatro, toda esta cultura y sabiduría bienpensante para reconocer la dignidad de las mujeres. Así es que varios años después se escucha en resonancia a una sociedad de algunos hombres que deliberan ante la desgracia ajena. Pero la materia inconclusa sobre la profunda dignidad de los derechos humanos es la que nos sigue haciendo revolcar en la butaca. Es maravilloso leer Casa de muñecas y todavía pensar: «Pero aquí una madre (una mujer) está abandonando a sus hijos…». En nuestras cabezas sigue obviamente refrito un pensamiento diferenciado sobre posibilidades, riesgos y suertes fatales a padecer según el sexo que portemos”.

Al mismo tiempo, el dramaturgo y director reflexionó sobre la figura de Hedda Gabler, que como en el caso de la obra anterior cuenta con un destacado elenco de grandes nombres de la escena porteña contemporánea: “En espejo deformado, Hedda, dueña de una impermeabilidad asombrosa frente al espíritu humano y a la necesidad del prójimo, se presenta como una tenaz defensora de lo que ella quiere y siente frente al mundo. Por eso su inquieto pensamiento femenino se clava con tanta facilidad en la médula de un tejido social hipócrita e insatisfecho. En ambos casos, son sendas estacas que aún hoy siguen haciendo sangrar instituciones incómodas frente a textos ¿fuera? de su tiempo. Como dos curvas, se tocan en el vértice de las cuentas pendientes”.

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