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Visita de lujo

Dora Barrancos: “Los varones deben ser feministos”

Invitada por este diario para dictar seminarios sobre mujeres y género, la socióloga Dora Barrancos se despidió en una charla abierta donde convocó a los hombres a sumarse a la potente ola feminista


“Nadie nace feminista. Ni las más osadas del pasado. Nos hacemos en diferentes circunstancias”, dijo Dora Barrancos antes de contar cómo, desde el exilio en Brasil durante la última dictadura cívico-militar y a partir del femicidio de una “celebrity”, empezó a transitar un camino que la llevó a transformarse de socióloga a historiadora y feminista. Este viernes Dora se sentó en un living en el Centro Cultural Roberto Fontanarrosa, brindó una entrevista pública con las periodistas de El Ciudadano Bianca Ossola y Arlen Buchara, y enamoró. A lo largo de dos horas recorrió su propia historia y analizó la relación que tuvieron –y tienen– con el movimiento feminista mujeres de la talla de Virginia Bolten, Evita y la propia Cristina Fernández de Kirchner. Tam-bién se emocionó y habló de las nuevas generaciones de jóvenes y de la explosión de 2018, cuando se debatió en los dos Congresos la ley por el aborto legal, seguro y gratuito. A los varones, los interpeló: “Descarten el manual de masculinidad, sáquense esa mochila tan pesada. Los estamos convocando para que vengan de este lado. Déjense convocar”.

Dora Barrancos tiene 78 años. Es investigadora, socióloga e historiadora, aunque cuando se pasea entre sus groupies la figura que más la define es la de una rockstar sorora. Dora estuvo en Rosario desde el miércoles, cuando comenzó a dictar un seminario que organizó este diario en el marco de los 20 años de La Cazadora, el primer suplemento de género que tuvo la ciudad y que fue parte de este medio en 1999. Fue el cierre de un mes y medio de actividades feministas organizadas por la Cooperativa La Cigarra Ltda., que gestiona las ediciones en papel y digital del diario El Ciudadano. Los dos días que duró el seminario Mujeres y géneros en la sociedad argentina. Historia y perspectivas, que convocó a más de 350 personas en el Centro Cultural Roberto Fontanarrosa, Dora recibió, abrazó, sonrió y dedicó unos minutos de charla a quien quisiera acercarse a ella para hacerle un comentario, sacarse una foto o felicitarla por el trabajo académico que llevó adelante durante toda su vida. El viernes no fue la excepción. Estaba convocada en el Fontanarrosa para una entrevista pública que brindó a sala llena y guiada por las mencionadas Ossola y Buchara. Cuando llegó al edificio de San Martín y San Juan, una larga cola ya aguardaba para ingresar y Dora, como buena rockera del feminismo, saludó a todas las que se detenían a mirarla con una sonrisadibujada en los ojos.

 

No se nace, se hace

“¿Cómo te hiciste feminista?”, fue la pregunta que abrió la entrevista, y Dora contó sobre sus primeros años de militancia, sobre su exilio obligado en Brasil cuando la última dictadura cívico-militar la expulsó de la Argentina y cómo un femicidio que se hizo mediático, porque tuvo como víctima a una “celebrity” brasileña, la hizo acercarse a grupos feministas que ya estaban funcionando. “Lo que me descarriló fue ver una entrevista en la televisión al abogado defensor que dijo que el femicida había actuado en defensa de su honor”. A partir de ahí, Dora se dio a la tarea académica de “develar toda la historia del feminismo”. “Nadie nace feminista. Ni las más osadas del pasado. Nos hacemos en diferentes circunstancias. En general, lo que ocurre con las personas que devienen feministas es que aparece un pequeño incendio, y cuando ese incendio es colectivo, ahí estamos en el feminismo”, dijo, y confesó que de haber podido nacer en otra época, lo hubiera hecho en el siglo XIX y en Inglaterra. “Es el siglo donde era disruptor ser feminista y oponerse al patriarcado y en algunos lugares era algo que conllevaba una incomodidad muy grande. E Inglaterra era lo peor, tenía el patriarcado más feroz y, a la vez, movimientos sociales muy interesantes de rupturas”.

 

Ideas en remojo

El feminismo argentino del siglo XXI y la fuerza con la que inundó las calles el año pasado, cuando los pañuelos salieron a teñir todo de verde durante el debate en el Congreso de la ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo, fue uno de los puntos de mayor ovación. “Sentí y siento mucha emoción, una sensiblería tremenda. En junio (de 2018) no se podía creer esa inundación de jóvenes. Nos preguntábamos «¿de dónde aparecieron?». Es un precioso sortilegio, una aventura maravillosa para las feministas de la vieja guardia. Nuestras nietas ahora casi que nacen feministas, y hoy más que nunca, cuando una joven habla, hay que poner en remojo las ideas”. Dora también dedicó unos minutos a cuestionar el accionar del Senado. “No contábamos con la fuerza de los dinosaurios ahí”, dijo, pero consideró que la derrota en la cámara alta no alcanzó para llevarse puesto el triunfo simbólico. “Ganamos igual porque hubo una instalación notable. Está ganado el corazón, la sensibilidad, la inteligencia de las más jóvenes, y ahora tendremos la segunda oportunidad para ganar de manera contundente y no sólo metafórica. Será Ley.” Y, además, hizo un llamado al optimismo: “Dejemos el pesimismo para épocas mejores. Hoy las cosas están tan malas que no nos podemos dar el lujo de ser pesimistas. Las feministas de cada época eran optimistas respecto al futuro. Como dijo Simone de Beauvoir, el pesimismo lleva hacia atrás, hace que las personas se mantengan en la inmanencia. Hay que trascender, y para eso es necesaria una dosis de optimismo”.

 

Feministos

¿Qué papel les cabe a los va-rones dentro de esta marea? Dora no dudó en la respuesta. “Los varones deben ser feministos. Estamos interpelándolos fuertemente para que estén de este lado. Hay que decirles que descarten el manual de masculinidad, ese insensato rol patriarcal que enlazó el propio cuello de los patriarcas. En la relación del amo y del esclavo la figura trágica es la del amo, porque consagra una abdicación del estado de humanidad. Sáquense esa mochila pesada, absurda, llena de obligaciones. Es el momento en que debe construirse una nueva forma de masculinidad. A los varones los convocamos de manera muy enérgica a que vengan de este lado, a no tener miedo. El ágora y la plaza pública deben ser de todes les géneres. Necesitamos esa convulsión que nos permita nuevos caminos a la humanidad, sin jerarquización entre los sexos. Por eso, cuando son convocados, déjense convocar”.

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