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Doble dolor para una familia de Ludueña

Por Ana Laura Piccolo. Su hijo fue asesinado hace una semana, pero no pueden traer el cadáver. Estuvo una semana en la morgue sin ser reconocido.


hospital-dentroHay veces que la peor de las noticias puede tener un condimento que la hace más trágica. Ayer, una familia humilde de barrio Ludueña se enteró por un vecino que un diario de San Nicolás publicaba el homicidio de un muchacho de 18 años cuyos datos coincidían con los de uno de sus diez hijos. El matrimonio, desesperado, buscó ayuda en la comisaría del barrio y tras algunas averiguaciones telefónicas les dijeron que se tranquilizaran, que se trataba de una coincidencia. Pero la paz estaba lejos de llegar y decidieron viajar para despejar dudas. Lo que siguió fue una pesadilla. Porque el cuerpo que yacía desde hacía cinco días en la morgue judicial a la espera de ser reconocido era el de Julio Alberto Pucheta. Lo identificaron su madre y uno de sus hermanos, que invadidos por la mayor de las tristezas se enteraron que no podían trasladarlo, porque debían pagar diez mil pesos, un monto imposible para su frágil economía.

Ayer, una suerte de velorio improvisado enlutó a parte de los vecinos de Ludueña, que se acercaban desconcertados a la casa de Miguel Ángel y Gabriela para darles el pésame, aunque en vez del cuerpo había una foto del muchacho. Es que a Julepe, como le decían los amigos a Julio, lo querían todos. Así lo refieren sus familiares que lo describen como un pibe bueno y alegre, sin antecedentes, que le encantaba andar de acá para allá. Cuando cumplió los 18, le dijo a su padre que por fin iba a poder conocer la provincia de Buenos Aires, porque ya era mayor.

“Era algo especial para nosotros. Siempre estaba alegre. Era divertido, dicharachero. Y tenía un corazón inmenso. Le gustaba andar de acá para allá. Si veía a un pibe en la calle me lo traía a comer. La última vez apareció con un chico de ocho años porque no tenía dónde estar, y me dijo que se tenía que quedar a dormir o se iba con él. Date cuenta el corazón que tenía. Cuando cumplió los 18, me dijo: «Papá, ahora que soy mayor voy a poder viajar por todos lados». Y mirá cómo es el destino”, lamentó Miguel Ángel luego de recalcar que a su hijo lo mataron para robarle “porque el nene mío tenía zapatillas caras”.

“Le gustaba estar de acá para allá. Pero maldad no tenía, era un pibe bueno. Muy divertido”, dijo su hermano Jesús, con una mezcla de tristeza y enojo, ya que fue quien acompañó a su mamá a San Nicolás, donde además de tener que ver a su hermano en una morgue, se anotició que para traerlo necesitaba $10 mil.

El domingo pasado, las noticias policiales de San Nicolás relataban el homicidio de un muchacho, ultimado de un tiro en el pecho en el barrio Moreno. Las fuentes decían que el joven fue levantado por un patrullero en calle Berna y Moreno cerca de las 5, donde habría sufrido el intento de robo de sus zapatillas.

Fue trasladado al hospital San Felipe, donde alcanzó a decir su nombre, edad, que era de Rosario y hacía cuatro días estaba en la localidad bonaerense. Horas después falleció. La causa es investigada por la fiscal Sandra Bicetti, a cargo de la Unidad Fiscal  de Instrucción Nº 10 de San Nicolás.

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