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Diputados nacionales: pierde banca el gremialismo

Los dipusindicales desde este 10 de diciembre serán una decena, la cuarta parte que los que había en el decenio de 1983-1993. Pero a diferencia de aquella década, la mitad de dirigentes gremiales en la Cámara baja son mujeres


El número de diputados nacionales de extracción sindical viene disminuyendo sin prisa pero sin pausa desde la recuperación democrática de 1983. Así lo refleja un conteo de Mundo Gremial, que repasó que en la década que abarca el gobierno de Raúl Alfonsín (1983-1989) y los primeros años de Carlos Menem (1993) los legisladores y dirigentes gremiales se redujeron de 39 a 23. En la siguiente, de 1993 a 2003 (Menem, la gestión trunca de Fernando de la Rúa y el interinato de Eduardo Duhalde), pasaron a ser de 23 a 17, y entre 2003 hasta 2011, con el kirchnerismo en el gobierno, el número se redujo a 13. Ahora, un primer conteo indica que serán no más de una decena, porción mínima entre las 257 bancas, apenas un 4%. En contrapartida, aumentó la participación de mujeres en el conjunto.

La mayor parte de las y los dipusindicales forman parte del Frente de Todos y están enrolados en la CTA y la Corriente Federal de Trabajadores (CFT) de la CGT.

Entre ellos se cuenta el propio titular de la CTA de los Trabajadores, el docente Hugo Yasky, que le falta la mitad de un período.

En la misma situación está Walter Correa, secretario General de la Federación del Cuero (Fatica) y del Sindicato de Obreros Curtidores.

También se queda en la Cámara baja Vanesa Siley, secretaria General de la Federación de Sindicatos de Trabajadores Judiciales (Fesitraju) y del Sitraju porteño.

Otro de los que se quedan es Pablo Carro, secretario General CTA Córdoba y secretario de Políticas Universitarias de Adiuc, la Asociación de Docentes e Investigadores Universitarios de Córdoba.

También ingresó en 2017 la militante sindical bonaerense Romina del Pla. Está afiliada al Partido Obrero y es secretaria General de la seccional La Matanza del Suteba, el mayor gremio docente de la provincia.

En el otro polo de la brújula, el último diputado y sindicalista que se queda, al contrario de los anteriores, acompañó leyes muy resistidas por el movimiento obrero, como la reforma previsional: es Pablo Ansaloni, dirigente de Uatre, el gremio de Peones Rurales que el fallecido Gerónimo Venegas condujo hacia la alianza oficialista Cambiemos. En su caso, ingresó por el Partido Fe, pero es uno de los tres que en forma reciente se negaron a continuar en el bloque del PRO y fueron acusados de “traición” a sus votantes por el presidente Mauricio Macri, y execrados por el batallón de trolls del oficialismo en las redes sociales.

A todos ellos se sumará el próximo martes un conjunto de dirigentes, en su mayor parte mujeres y del Frente de Todos. Entre ellas se cuenta Claudia Ormachea, secretaria de Derechos Humanos, Género e Igualdad de la Asociación Bancaria, y de Mujeres Sindicalistas en la CFT.

Del mismo gremio es Carlos Cisneros, secretario General de La Bancaria de la provincia de Tucumán, y de Administración del sindicato a nivel nacional.

Otra ingresante es María Rosa Martínez, que está al frente del área de Género de la histórica Federación Gráfica Bonaerense.

La última es la santafesina Patricia Mounier, secretaria de Derechos Humanos del Sindicato de Docentes Privados (Sadop) a nivel nacional y secretaria Adjunta en la seccional de la capital provincial.

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