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Diez años sin el Cuchi Leguizamón

Hoy se cumplen diez años de la desaparición del genial compositor salteño. Gustavo Cuchi Leguizamón, era abogado y profesor de música. Su dupla con Manuel Castilla aportó hermosas composiciones a nuestra música.

Prolífico creador de páginas imprescindibles del folclore como “Zamba del carnaval”, “La Pomeña”, “Chacarera del expediente” y “Balderrama”, el salteño Gustavo Cuchi Leguizamón falleció una década atrás, aunque su hondo legado sigue vigente y ampliando los horizontes de la música popular.

Nacido el 29 de septiembre de 1917 y apodado por su madre como Cuchi –que en quechua significa chancho– fue un talentoso músico de vanguardia y sus obras tuvieron una gran trascendencia dentro y fuera del país.

El también poeta, que sin haber estudiado música fue un gran maestro folclorista, contó en entrevistas periodísticas cómo comenzó en la música.

“Cuando era chico –evocó– me agarró el sarampión y para que me quedara quieto mi papá me regaló una armónica. En casa teníamos una victrola y con ella escuchábamos música de Rossini, Wagner y otros clásicos. Yo distraje mi sarampión tocando esas músicas en mi armónica y así soplando es como me metí en la música seria”.

El virtuoso músico de agudas palabras que desataron más de una controversia también fue diputado provincial y profesor de historia y filosofía.

“Toda gran zamba encierra una baguala dormida: la baguala es un centro musical geopolítico de mi obra”, dijo alguna vez quien también se nutría de Bach, Mahler, Ravel, Stravinsky y Schönberg y sobre todo de Beethoven, al que definió como “definitivo”.

Pero, además, admiró a otro gran pianista argentino, Enrique Mono Villegas, a los brasileños Chico Buarque y Milton Nascimiento y al jazzista estadounidense Duke Ellington, y por esas influencias innovó en la utilización de distintos instrumentos. A la hora de componer, digitó teclados, sopló en maderas, cobres y cuernos a puro oído, y depuró de manera excepcional la ejecución del piano, su instrumento predilecto.

En el año 1967 dirige musicalmente al grupo fundado por Chacho Echenique y Patricio Jiménez, el Dúo Salteño, que a partir de entonces adoptó una formación muy novedosa para la época, con dos voces en contrapunto y dos guitarras.

Recién a los 71 años editó su primer material grabado durante un concierto en la ciudad de Rosario que incluye celebradas composiciones como “Zamba de la viuda”, “Si llega a ser tucumana” y “Me voy quedando”, todas instrumentales y antecedidas por explicaciones pletóricas de anécdotas y chistes.

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